—Noona… — Suspiré por lo bien que se sentían los masajes. —Me vas a hacer dormir— Expliqué.
—Hoy hiciste muchas cosas, deberías de probar bien la cama— Respondió, haciendome verla sorprendido.
—Durmiendo, chico tonto— Aclaró. Me levanté, abrazándola y poniéndome muy cerca de ella. — ¿Qué haces? — Preguntó sumamente nerviosa y volteando su cabeza.
—Te tocan a ti los masajes— La volteé, y puse en la misma posición que estaba yo. — ¿No peso mucho, no? — Preguntó, solo por si acaso. —He controlado mi peso, pero soy alto— Aclaré. Negó al instante.
Lentamente mis manos iban tocando su tersa y prácticamente perfecta piel, mientras hacía movimientos característicos de un masaje.
En algún punto más rápido que tarde, terminó cerrando los ojos, quizá para no estresarse, quizá para disfrutar más.
—Desde este ángulo y con tu cabello así te ves muy lindo— Escuché, pasando mi vista a su rostro, viéndome con los ojos muy entreabiertos.
—Quisiera decir lo mismo de ti— Me dejé caer, quedando a escasos centímetros de ella, midiendo que mi cabello tocara su rostro. —Pero siempre y desde todos los ángulos te ves linda— Sonreí, a lo que ella solo me iba mirando espeactante.
— ¿Quieres que te dé un masaje en la espalda? — Pregunté, aún a esa escasa distancia de su rostro. —Si… si quiero— Noté como miraba mis labios en vez de mi cabello o ojos, siendo muy común que hiciera eso último, le gustaba.
Me levanté, quitándome por un momento, ella se volteó, por suerte tenía una blusa que me dejaba tocar mucho de su espalda y hombros sin irme más allá. Eso sí, era lo de debajo, el otoño estaba más que presente y ya daba muchísimo frío incluso en casa.
Me coloqué a un lado, empezando. — ¿No lo harás desde detrás como antes? — Preguntó muy inocentemente, o al menos, así me sonó.
Pero conociéndola de más de mes y medio, solo es inocente por juego o momentos de estupidez, quizá ella pensará que soy muy tonto, pero aunque no logré hablar mucho con ella por el idioma, analizaba cada expresión y cada acción.
Al final, ella era algo mayor y japonesa, antes de todo el Armageddon, leí que aunque fuera un país tan pequeño, era el que más consumía material erótico, y vivió allá prácticamente lo mismo que yo tenía en vida.
— ¿Segura? — Pregunté parando un segundo. —Si, hazlo— Por un momento me quedé pensativo, pero simplemente seguí órdenes.
—Creo que no te lo he preguntado, pero varias veces dijiste que te gustaban más las chicas que chicos, ¿No? — Pregunté mientras le daba masajes debajo de los hombros.
—Lo he dicho, y creo que sí, pero supongo que será por las chicas— Explicó. —Creo que si lo que nos puso en esta situación sabía bien con quién ponerme— Siguió. —Tienes unas manos tan lindas y suaves como las de las mujeres— Suspiró. —Y no eres tan cerrado y frío como los hombres— Soltó, sin saber en qué sitio catalogarlo bien.
—Sigo siendo hombre al final— Expresé como si no hubiera de otra. —Aunque soy de la otra punta del mundo muy literalmente— Pasé a su espalda baja.
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Nubes - Sana & Tú.
Fanfiction¿Alguna vez te has puesto a pensar en cómo serian las cosas si solo estuvieras con la persona que más quieres en el mundo? En el sentido literal de la palabra, este es el cuento que terminó siendo una espeluznante realidad.