Capitulo 51: Bienvenida Alexandra

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Narra Alex:

Estoy desesperado, llevo más de hora y media esperando a que salgan a darme noticias de mi mujer y mi hija. No paro de dar vueltas de un lado al otro del pasillo, mamá no para de decirme que me calme, según ella estando nervioso no voy arreglar nada. 

¿Cómo pretende que esté tranquilo? Después de que Sofía rompiese aguas, hemos llamado a mi hermana para que viniese hacer se cargo de Gabriel, rapidamente nos hemos ido al hospital. Mientras estabamos en el coche Sofía ha empezado a sangrar, ver su rostro lleno de lafrimas de dolor, tan rota, verla tan débil, aferrandose con fuerza y luchando por nuestra hija. al llegar. Al llegar al hospital se la han llevado adentro directamente. Desde entonces que no se nada del estado de salud de Sofia ni de mi hija.

- Toma. Para que comas algo- Mamá me entrega una bolsa, en su interior hay un bol de ensalada y una botella de agua.

- No tengo hambre.- Sentencio.

- Alessandro, vas a comer. Ahora.- Ordena papá. Sofía se queja de mi caracter serio y frío, poco a tratado con papá.

- Papá, no tienes algún amigo que trabaje en este hospital? Quizás pueda audarnos para tener noticias de Sofia y la bebé

- No, hijo. Ten paciencia, vendrán a darnos noticias.

- ¿Que tenga paciencia papá? No tengo ni la más jodida puta idea de si mi mujer y mi hija están bien. Sofía, no debería estar de parto, aún faltan seis semanas. ¿Cómo pretendes que tenga paciencia?

- Esta niña tiene prisa en llegar al mundo como su padre.- Mamá se sienta a mi lado, sus delicadas manos agarran las mías.-. Recuerdo como si fuera ayer cuando estaba con tu padre en el coche camino en el hospital de Milán, tú estabas pronto a llegar. Tenía dolores en el bajo vientre, cuando miré tu cabeza ya estaba asomando. Tú padre tuvo que parar y ayudarme a que llegarás a este mundo.

- Aún no sé ni como pude mantener la compostura. Gran mérito fue de tu madre.- mamá le sonríe a papá.

- En medio de un pequeño callejón, apoyada en los asientos traseros llegaste al mundo. De un ultimo suspiro, tu padre te tomó en brazos. No llorabas, estaba tan asustada, hasta que sacaste un poco de liquido de tú boca y empezaste a llorar con todas tus fuerzas. Eras un niño fuerte y valiente. Alexandra será tan fuerte como su padre, por no hablar de su madre. Sofía es fuerte, saldrá todo bien.

Las palabras de mamá consiguen reconfortar un poco, mis mujeres son fuertes y luchadoras, ambas van a estar bien, debo tener fe y confiar en los profesionales.

Observo la bolsa de plástico que guarda el recipiente de ensalada, miro a papá y mamá antes de tomarla para dejarla sobre mis piernas. Rasgo el fino celofán que protege la tapa y la guarda el tenedor para poder empezar a devorar la comida.

Meto una cucharada en mi boca cuando una mujer vestida con pantalón, bata y mascarilla verde y con gorro estampado con rosas se acerca a nosotros.

- Familiares de Sofía Castillo?

- Soy su pareja.- Espetó con la comida con aún en la boca.

- La cesaría ha salido bien. Ha perdido un poco de sangre, nada alarmante, habrá que hacer un control en una horas. La niña pese a ser prematura está sana y por precaución ha sido llevada a la incubadora.

- Sofía cómo está.

- Ella está bien. Aún está despertando de la anestesia. Si desea puede ver a su hija.

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Entro en la sala de neonatos, cubierto con la ropa quirúrgica que me han dado, la comadrona me guía hasta la incubadora de mi hija allí la veo tan pequeña con sus 44 cm, su piel enrojecida por la mala regulación de su temperatura, es tan pequeña, se la ve tan frágil y se aferra a la vida con tanta fuerza.

Mi Alexandra, el fruto de Sofía y mío, de nuestro amor de dos personas que sin pretenderlo, con personalidades y edades tan distintas, se enamoraron. Creo que si os tuviera que decir el secreto es que pese a nuestra diferencia de 12 años, ambos nos encontramos en el mismo momento de la vida, en situaciones muy parecidas. Sofía pese a su juventud, ha vivido mucho más que la mayoría de mujeres más mayores que ella y es notable su madurez, pese a su carácter rebelde. Desde que llegó Gabriel a nuestras vidas, ella se ha comportado como una madre para él, ha tenido muy claro que esto era un camino de dos igual que está nueva aventura en nuestra familia.

- Hola Alexandra, soy tu papá. Bienvenida a este mundo, hija mia. Estoy muy feliz de tenerte aquí y ver cómo te aferras a la vida. Sabes, tú Nona Claudia dice que has tenido prisa como yo en llegar al mundo. Yo te miro y me recuerdas a tu mamá, me inspiras su fuerza.  No sabes la madre que tienes. Te ha tocado la lotería, ella es- Suspiro.- la mujer más increíble del mundo.

Es tan increíble el amor que despierta un ser humano tan pequeño, tan frágil, tan débil y fuerte a la par. Meses imaginándome cómo sería su rostro, sus manos , su cabello, sus ojos como llorará, cómo será su risa, de quién habrá sacado el carácter. Vivir con ella sus primeros gateos, pasos, pelearme con Sofía por si dice antes mamá o papá, acompañarla a su primer día de escuela hasta que llegue a la universidad.

No me voy a poner en plan padre celoso y a decir que mi hija hasta los 40 nada de parejas. Junto a su madre le vamos a enseñar a respetarse, a saber valorarse y a que encuentre a alguien que sea digo de ella. Queremos que sea una mujer libre y este con quién ella quiera. Como padre y sé que Sofía como su madre quiere lo mismo, deseamos la felicidad de Sofía.

- Señor, si desea puede tomarla en brazos. - Me dice la comadrona.- Venga la ayudaré.

- No sé si sabré hacerlo bien.- Digo algo asustado. Es tan pequeña.

- Se nota que todo un padre primerizo. Todos reaccionan igual. No tengas miedo. Después, la llevaremos a que conozca a la madre.

Me siento en el sillón de piel azul marino, pongo mis brazos uno encima del otro esperando a que la comadrona coloque el pequeño cuerpo de Alexandra sobre mis brazos.

Con cuidado sujeto su pequeño cuerpo entre mis brazos, están pequeña, cabe prácticamente en todo mi antebrazo.

Sus pequeños ojos se abren un momento y ese color grisáceo caracerticico de los bebés me mira fijamente. Parece algo curiosa a la par que calmada, creo que sabe que está con papá.

- Alexandra Aurora Ferretti Castillo. Mi primogénita. Tienes un hermano mayor, Gabriel. No es hermano de sangre, pero lo amamos y lo amarás como si lo fuera. Él fue quien eligió tu nombre.

- Señor, en 5 minutos llevaremos a la niña con su madre.

- Oyes eso Alexandra. Vamos a ver a mamá!

Tengo tantas ganas de saber cómo está, de abrazarla, de que conozca a nuestra pequeña, que la sostenga en brazos por primera vez, tengan ese primer contacto piel con piel. No he querido hacerlo yo por qué quiero que el primero lo tenga con su madre, que sea su momento especial.

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Narra Sofía:

No es justo, porque la he parido yo y sé que es mi hija pero es clavada a Alex. En serio, es una copia, su cabello oscuro, su misma nariz, misma forma de ojos, su mandíbula, sus labios y de seguro que sus ojos serán del mismo tono de azul que los de él.

Mi Alexandra, mi niña, mi pequeña, mi hija, mi amor, mi pedacito, es una mini Alex y me parece la bebé más perfecta del mundo, con ese cuerpo tan pequeño, su piel enrojecida.

Siento el tono cálido sobre la mía. El momento en el que Alex a colocado el cuerpo desnudo de nuestra hija sobre mi pecho descubierto, sus llantos han cesado. La atmósfera, la conexión y magia que se ha formado entre ambas ha sido tan mágica, tan indescriptible.

Ver a mi hija bien después del miedo que he pasado hace unas horas. Si le hubiese sucedido algo, jamás me lo hubiese perdonado. Desde luego, es luchadora y eso le vamos a enseñar a ser Alex y yo.





Llegas tú #3 Saga Amor Destinado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora