Capítulo 42: Conversaciones liberadoras. Conversaciones no aptas

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Me siento en la terraza a disfrutar de esta rica brisa mañanera, un buen café y la biografía de Freddy Mercury entre mis manos.

Esta noche apenas he podido pegar ojo, hoy ya volvemos a casa y ya podré dejar de fingir que estoy bien. No quiero que se preocupen por mi.

- Buenos días. ¿Podemos hablar?- Emma se sienta a mi lado.

- Ya lo estás haciendo.

- Deja el libro.- Me ordena.- ¿Qué te ocurre? Se que no estás bien.

- Eso son imaginaciones tuyas.

- Sofía, soy tu hermana mayor, te conozco y sé cuando no estás bien. Dime qué tienes. Sabes que puedes confiar en mí. Vamos, no tengas miedo, sea lo que sea tendrás mi apoyo.

Me vengo abajo, me convierto en una cascada de lágrimas, de dolor, saco toda la presión que siento en el pecho. Emma simplemente como la hermana que es, se levanta para que descargue mi dolor abrazada a ella y sentirme más reconfortada.

Una vez estoy más calmada le cuento a Emma que ese día del accidente, yo no solo me hice unas contusiones, si no también perdí un embarazo. Emma cómo madre y sin haber perdido ningún embarazo empatiza con mi dolor, solo me abraza.

- Gracias Emma. Creí que sería más difícil.

- Eres mi hermana y te quiero. Puedes venir y contarme lo que quieras, confía en mí. Sé que eres una mujer fuerte y valiente, podrás con esto. Además tienes a tu lado a un hombre que te quiere, te ama con locura. ¿En serio me tienes que explicar cómo conseguiste enamorar al témpano de hielo?

- Para témpano de hielo, Gianluca.- Ambas reímos.- Tu lo has visto estos días en el circo, a la hora de comer. Es como un general.

- Cuando se trata de organizar es un hombre muy recto, saca su lado empresarial. Max dice que de pequeños era peor que les hacía hacer un informe de lo que habían cenado.

- ¿Qué dices? Bueno, tú te acuerdas que de pequeñas mamá nos hacía repasar las clases de protocolo la noche antes de algún evento importante.

- Para molestarla hacíamos lo contrarío. Recuerdo una vez me puse la servilleta en la cabeza e hice una reverencia levantando mi falda hasta que se me vieron las bragas. A mamá casi le da algo.

- La rebelde de la familia soy yo, no ti.- Bromeó.

- No te hagas que yo lo hacía en casa, tú hacías estas cosas en los eventos.- eso es cierto.

La charla con Emma me ha sentado tan bien, me siento liberada. Compartir con ella tiempo.

Entro a la habitación, mi novio acaba de salir de la ducha así que me dejáis un momento que disfrute de las vistas. Si ya sé que llevo un buen tiempo disfrutando de ellas y que, a veces me tengo que pellizcar para creer que semejantes portento de la naturaleza esté conmigo. Buah que ya voy a empezar con los discursos de boba enamorada. Si es lo que soy, de que coño debo esconderme, bien orgullosa que estoy de ello.

- ¿Te vas a quedar parada allí mucho tiempo o me dejaras pasar agarrar mis calzoncillos?-Por mi si no llevas.- Te he visto hablando con tu hermana. ¿Todo bien?

- De maravilla. Le he contado lo del bebé, no sabes lo libre que me he sentido.

- Me alegro tanto. Debes confiar en ella.

- Ha dicho lo mismo. Me siento muy afortunada de tenerla en mi vida. A los demonios pelirrojos también, aunque me saquen de quicio. Debo reconocer que quiero a esos dos con locura.

- Y ellos a ti.

- Más me van a querer cuando les de lo relojes que le he comprado.- En nuestra ciudad son imposibles de conseguir.

Llegas tú #3 Saga Amor Destinado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora