Querido Harry:
Resulta molesto escribir algo sin ti dictándome cada palabra. Pienso que tú dirías "esa palabra no, usa otra" o "tus signos de puntuación están terriblemente colocados" o alguna otra patraña para hacerme sentir mal. ¿Te digo un secreto? Nunca lo lograste. Cada vez que te ponías cascarrabias no hacías sino alimentar mi amor por ti. Estoy tan familiarizada con esa arruga que se te hacía entre ceja y ceja cada vez que fruncías el ceño que, si supiera dibujar, podría dibujarla de memoria.
Me parece tonto –quizás la palabra que busco es frustrante– escribirte sin tener un lugar para enviarte esto. Supongo que la dejaré aquí.
Estoy en tu tumba.
No me había atrevido a hacerlo desde...bueno, desde que estuvimos aquí los dos. Ese fue un gran fin de semana ¿uh? Te tuve y te perdí poco tiempo después. Ver tu nombre escrito sobre piedra fue tan doloroso que a me tocó recostarme de la lápida para recobrar el aliento.
He traído flores, para ti y tu padre. Es lunes y, por lo que el jardinero me dijo, se recogen las flores marchitas los sábados. Tu madre viene los domingos, ¿no? De modo que si dejo la carta aquí hoy para el domingo ya se habrá ido y no correremos riesgos de que la encuentre y se le ocurra leerla.
Igual, no pasa nada si lo hace. Esto no es nada de lo que ella no esté enterada: la muestra de una chica que no ha dejado de amarte y que, de ser posible, te ama todos los días un poco más.
Te gustará saber que ella está bien. Está con Gemma, ¿puedes creerlo? He pasado por el café donde nos encontramos la primera vez y les vi juntas. Estaban hablando y sonreían. Se les veía muy bien y eso me hizo sentir fantástica. Naturalmente, tuve que esconderme para mirarlas, tomando en cuenta el hecho de que una cree que fui tu vecina y la otra una médium. Habría sido incomodo aparecerme y seguramente habría entrado en pánico porque no te habría tenido a ti a mi lado para decirme qué hacer. Pero, hey, ¡lo lograste, las uniste de nuevo! No tienes que preocuparte más por ellas.
Y no fueron las únicas. Una investigación no tan exhaustiva en Facebook y descubrí que Liam y Rachel se han comprometido. Van a casarse, ¡Casarse! En la próxima primavera.
De modo que sí, reparamos lo que estaba roto. Curamos las heridas y dejamos que sanaran. Ahora todos llevamos cicatrices que dicen sí, todavía duele, pero aprendimos a vivir con ello.
En cuanto a mí, no sabría por dónde empezar. Entenderás que tuve que dejar el apartamento. No se sentía correcto estar allí sin ti. Y aunque fue difícil dejar el rinconcito del mundo que solo nos perteneció a los dos, supuse que era un buen paso levantarme del piso de la cocina y volver a la vida.
Me tomó tiempo, pero creo que lo estoy haciendo bien.
Me mudé a unas casas más cerca de la plaza. Beth y Ryan y la recién nacida Lucy fueron a visitarme. Estuvieron conmigo una semana entera, y para cuando se fueron ya yo había tomado una decisión. Estar cerca de tanta felicidad familiar me recordó lo que tú y yo no pudimos tener y se me rompió el corazón de nuevo.
Beth había dicho que estaba orgullosa de la vida que estaba haciéndome, pero descubrí que en realidad no era una vida. Estaba huyendo del recuerdo de lo que casi tuve y luego perdí. Estaba haciendo tiempo mientras esperaba que regresaras a mí, aun sabiendo que eso no iba a pasar.
Todavía una parte de mi creía que encontrarías mi nueva dirección y un día simplemente te aparecerías por allí como si nada hubiera pasado. Cada vez que salía de mi habitación esperaba encontrarte en el alfeizar de mi nueva ventana y, cada vez que no lo hacía, volvía al punto de partida.
Entendí que no bastaba dejar el apartamento. Ese pueblo también fue de nosotros dos. No era justo que ahora lo tuviera yo sola.
De modo que hice arreglos y me marché. Luke (¿recuerdas a Luke? Sigue siendo un buen amigo mío, incluso cuando a su nueva novia no le caigo tan bien) me ayudó a armar un portafolio con mi trabajo. Aunque casi todo se trataba de sesiones de fotos de bodas y bautizos, logré conseguir unas no tan malas pasantías. Todo empezó a pasar tan rápido.
Me mudé a Nueva York. Compartí piso con una pareja de músicos. Conseguí impresionar a un par de periódicos y me fui a trabajar con ellos. Me mudé a Washington. Compartí piso con una pintora. Tomé una fotografía de un edificio incendiándose después de un ataque terrorista y escribí al respecto. Se volvió viral. Un periodista me ofreció unirme a su equipo en su próximo viaje para cubrir el conflicto de medio Oriente.
De modo que en un par de días estaré metiéndome en zona de guerra para una serie de reportajes de alto calibre. Viviré en campamentos improvisados y compartiré todo con el equipo. Somos cuatro. Un escritor, un periodista y dos fotógrafos. Todos estamos tan entusiasmados como aterrados.
Aunque yo no tengo miedo.
Lo estoy haciendo, Harry. Estoy saliendo al mundo y descubriendo lo que está mal con él. No sé si estoy reparándolo, pero en definitiva lo intento.
¿Estarías orgullo de mí, si me vieras ahora?
No sabes cuánto te echo de menos.
Pienso en ti todo el tiempo. Los primeros meses no podía hacerlo sin romper a llorar, pero ya no pasa con tanta frecuencia. Por fin puedo pensar en tu sonrisa y sonreír también. Las noches en las que tu ausencia se siente especialmente hueca dentro de mi pecho uso tu camiseta y calcetines. Van conmigo a todas partes. Me gusta pensar que tú también.
Estoy afuera, dándome la oportunidad de sanar. Estoy afuera, deseando todavía que estuvieras conmigo.
Pero, ¿Creerías que estoy loca, si te dijera que cuando el viento sopla y las algunas hojas barren el piso siento que has sido tú? A veces siento tu presencia muy cerca de mí, como si estuvieras caminando justo a mi lado.
Vienes a mí en las olas del mar cuando pierdo la cuenta de las veces en las que he visto ir y regresar a la orilla. Y aunque el mundo es injusto y triste y con frecuencia me hace sentir miedo, tu recuerdo hace que olvide todas las cosas que me hacen molestar.
Te encuentro en lugares en los que ni siquiera estuvimos.
Estás en todas partes, conmigo.
Hasta el día en que yo pueda estar contigo, también. Y esa vez para siempre.
Con todo mi inacabable amor,
Tu adorada Laurel.