QUINCE.

733 66 2
                                    

- Mariana, es un milagro verte.

-Gabrielle, ¿Cómo estas?

-Bien. ¿Puedo preguntar que haces aquí?

-Vine a hablar con Fernando.

- Ya. Por cierto, ¿Cómo van las cosas entre ustedes?

-No te mentiré, tuvimos una pequeña pelea sin importancia hace unos días, pero no es nada importante. -encogió los hombros.

-¿Estás segura? ¿Crees que eso vaya a influir en los planes que ya teníamos de la boda?

- ¿¡PLANES DE BODA!?

-Fernando, no sabía que ya habías llegado. -comentó Gabrielle.

- ¿Estabas planeando nuestra boda, mamá? -frunció el ceño.

- Claro que sí!

- No pensé que te molestara tanto, Fernando. - Murmuró Mariana.

- Tú y yo tenemos mucho de que hablar.

*~*~*

- Nuestros padres ya debieron haber llegado. -comentó Antony a Sophía- ¿Piensas contarles lo del embarazo?

- Tengo qué. En unos meses, mi vientre estará considerablemente grande, ¿qué explicación les daré?

- Que inventaste un nuevo método de suicidio: Comer hasta explotar- rió y al notar la cara aun seria de Sophía se retractó- ¿No, verdad?-hizo una pausa-Bueno, sabes que cuentas conmigo siempre que lo necesites.

- Y te lo agradezco muchísimo. - se acercó a él para abrazarlo- eres un tonto, aunque no se que haría sin ti.

- Ni yo sin ti. Anda, quiero conocer tu casa.

- Vamos, pues. -salieron directamente al estacionamiento y en el ascensor se toparon con Lucero- Lucero, pensé que ya te habías ido.

- No, estuve un tanto ocupada después de la hora del almuerzo -sonrió - y estoy terminando de redactar la entrevista con los Colunga.

- Ya veo, mira él es mi hermano, Antony, creo que te había mencionado algo sobre él.

- Es un gusto -exclamó Lucero.

- El gusto es todo mío -respondió Antony sonriendo mientras la miraba de arriba abajo. Lucero se sentía realmente incómoda.

- Evadió la mirada de Antony y miró a Sophía- ¿Vas camino a tu casa?

- Sí, voy a cambiarme para asistir a la cena con mis padres.

- Ya, espero que todo salga muy bien -la abrazó.

- Gracias por todo, Lucero.

- No hay de qué, adiós -sonrió y se marchó hacia su oficina.

- Antony, ¿Te sucede algo? -inquirió Sophía preocupada.

- ... ¿Eh?... No... Tu amiga Estrella es muy hermosa.

- Es Lucero, y ni te hagas ilusiones. Lo que menos busca es enredarse con un hombre.... Nada de compromisos.

- ¿Por qué?

- No soy quien para contarte. Solo te advierto: no te enamores.

*~*~*~

- ¿De qué quieres hablar?

- ¿Qué estas haciendo aquí?

- Vine a arreglar las cosas contigo... Fernando te extraño.

- No Mariana, ésta vez no.

- ¿Pero porqué? -dijo sollozando- sé que fui una estúpida, y una celosa, pero ¡VAMOS! Eso es común, anda Fernando, perdóname y deja que te bese. -se acercó a él.

- No. -la apartó. - No pienso permitir que controles mi vida ¿De acuerdo? -hizo una pausa. Tenía a Mariana en frente de él, mirándolo fijamente esperando que concluyera.- Y... No siendo más, me retiro.

- ¡NOOO, FERNANDO ESPERA!

- Lo siento, Mariana.

Después de un buen rato, Fernando se encerró en su cuarto. Estaba confundido, ¿Su madre lo obligaría a casarse con Mariana? Eso realmente no lo esperaba. Quizás en los preparativos estaría histérica al ver que las cosas nunca salen tal cual las planeas. Quizás la primera invitada sería Lauren, su mejor amiga. -coloco los ojos en blanco.- y en la ceremonia.... -suspiro- en fin, el “hubiera" no existe. Y a decir verdad, mi presente es Lucero. -sonrió y tomó su celular.

“Lo mejor de esta noche, es recordar lo que pasó esta tarde. Recordar cada parte de tu cuerpo y aun sentir tu aroma. No soy romántico y de hecho no sé cómo serlo, pero espero verte pronto"

- ¿Me dirás que te sucede? -preguntó Adriana- Cuando hablé contigo en la mañana te noté extraña...-pasaron unos minutos y Sophía no respondía. De hecho no mantenía un contacto visual, se sentía, ¿Humillada?- Anda niña, ¡Responde!

- Es solo qué... -Antony tomó su mano para demostrarle que no estaba sola. Sonrió ante aquel gesto de su hermano, tomó coraje y decidió responder.- Estoy embarazada.

- los ojos de Adriana, Victoria y Steven se abrieron como platos- ¿Estás segura? -inquirió Steven.

- Sí, totalmente. - la mirada de Adriana se tornó oscura, y su semblante cambió radicalmente; los insultos y reproches no se hicieron esperar.

- ¿Lo dices con ese cinismo? Te comportas como una cualquiera que a la primera se deja embarazar, ¿Y ni si quiera un poco de vergüenza? Supuse que no eras demasiado inteligente, pero no te creí tan... Bueno, en fin, no seré yo quien se hará cargo de la criatura, y espero que eso realmente quede claro.

- Creo que es mejor que nos vayamos, Sophía, yo te llevo a tu casa.

-Antony, tú te quedas.

- Lo siento, no.

*~*~*~

Iba abordando la camioneta cuando la pantalla de su celular se encendió. Sonrió tímidamente al ver aquel mensaje. ¿Debía contestar? No lo sabía, solo lo leyó y recordó. Se prometió nunca enamorarse, pero, ¿estaba fallando? NO. Eso no podía ser. Sería solo atracción y ya, nada de amor. Estaría dispuesta a tener más encuentros de ese tipo con Fernando Colunga, después de todo él estaba acostumbrado a eso y nunca se vio envuelto en nada serio con otra mujer.

Punto a favor.

Además, debía ser sincera consigo misma, se había sentido plena y feliz.

Dos puntos a favor.

En fin... Decidió no contestar hasta llegar a su casa.

Lucero H <8:36>
“Será más pronto de lo que imaginas. De hecho, necesitamos hablar"

Fernando C <8:40>
"¿Qué te parece mañana?"

Lucero H <8:40>
"¿Puedes venir a mi casa ahora?"

Fernando C <8:41>
"Ok, ya nos vemos"

-Perfecto -sonrió .


Con tan pocos años Donde viven las historias. Descúbrelo ahora