VEINTITRÉS.

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- ¿Por qué lo dices? Aún sigo sin enteder.

- Verá. Cuando mi madre se enteró de la existencia de un hijo de Sophía, sugirió que abortara. Ahora que Bárbara existe, no dudo que quiera hacerle algo malo, ¿comprende? No es porque no desee ayudar, pero es por el bien de la niña.

- Entiendo, pero.. En el caso de que Sophía viviera, ¿quien se haría cargo de Bárbara?

- No lo sé... Seguramente las cosas serían diferentes. Sophía la habría defendido a toda costa.

- Ya veo; pero Antony, necesito de tu apoyo, estamos hablando de tu sobrina. Se podría quedar contigo, ¿no? O su abuelo.

- ... Dudo que él la acepte. No sé si usted me entienda, y quizá piense que estoy buscando una excusa.

- Antony, te pido de favor que no pierdas el contacto conmigo.

- Usted no se preocupe, por la memoria de mi hermana hago lo que sea. -sonrió.

Antony salió a su casa, era un poco tarde ya y suponía que le esperaría un interrogatorio y no precisamente porque Adriana fuera sobre protectora. En el trayecto intentó pensar en las posibles preguntas que le harían, pero una cosa es planearlo y otra muy diferente es enfrentarlo.

- ¿Donde estabas?

- Salí...

- Eso ya lo sé, pregunté a donde.

- Vaya... - la miró fijamente- Tuve que hacer unas vueltas... Y quizás te interese saber que Soph...

- Cállate... Ni se te ocurra decirme algo de esa desvergonzada. O qué, ¿ahora nos necesita? Se acuesta con cualquiera, se embaraza quedando como una... ¡Antony! A mí no me dejas hablando sola.

- No tiene caso discutir contigo. Me vale lo que pienses. Sophía está muerta, así que no te preocupes que no tendrás que hacerte cargo de nada.

- ¿Está muerta? ¿Y el niño?

- Está a salvo, es una niña.

- ¿Y en donde está?

- Es un tanto complicado. Además, a ti no te ha de importar.

- ¿Complicado por qué? Es mi nieta, ¿no? Ahora me dirás todo lo que sabes.

- Está segura, eso es lo que debes saber.

-No, eso no es suficiente. ¡Habla muchacho! Es mi nieta, por la tanto debe estar con su familia, a pesar de que su madre haya sido una cualquiera.

- ¿Ni siquiera te interesa tu hija?

- Siempre fue una bastarda...

- Eres despreciable.

- Quiero a mi nieta aquí conmigo, ¿oíste?

*~*~*~
- ¿Cómo has estado, bonita?

- Bueno, ya sabes... Un poco frustrada; la verdad es que trato de recordar mi "boda", el nacimiento de Bárbara y es realmente extraño, porque son cosas muy relevantes de mi vida que no recuerdo...

- «No recuerdas, porque no pasaron» -Pensó - Seguro que con el paso del tiempo se aclaran las cosas.

- Ojalá sí... Pero como van las cosas, ese tiempo será largo.

-¿Por qué lo dices?

- Porque tú eres la única persona que me conoce realmente, algo me lo dice. Y sé que hay muchas cosas que no me has dicho, ¿Tan mal me comportaba que te avergüenzas de decírmelo?

- ¿Vergüenza? Nada de eso. Eres el ser más especial que conozco: Sensible, tierna, sencilla, amorosa y sincera. Siempre decías las cosas cómo eran, a pesar de que pudieran o no lastimar a los demás, pero calma, nunca lo hicieron. Siempre te mostrabas orgullosa de lo que hacías, buscabas la perfección en casi todo sin saber que fue perfecto desde que lo ideaste. -se levantó de la silla y rodeó el escritorio acercándose a ella- Siempre regalabas una sonrisa en todo momento, aunque debo confesar que las sonrisas de satisfacción y de alegría eran mis favoritas.

- ¿Por qué me dices todo eso? -preguntó mirándolo fijamente se sentía intimidada sin saber por qué. O quizás sí lo sabía.

- Para que nunca vuelvas a preguntar algo como eso. - Regresó a su silla enfrente de ella- A veces quisiera que jamás te hubiese pasado nada, que no hubieras viajado a ninguna parte, que realmente recordaras quién soy yo, y..- se sorprendió al sentir sus labios dominados por los de la mujer que tenía en frente. Había pasado mucho tiempo, la quería, la extrañaba, la necesitaba... La amaba, de eso no cabía la menor duda. Aquel beso, no eran como los que acostumbraba, era suave, tierno sin ninguna intención de llegar a más.

*~*~*~

- ¿De verdad te está creyendo todo lo que le dices?

- Sí, es demasiado ingenua. Lo del matrimonio, lo de la niña que, ¡ugh, es desesperante!

- ¿No crees que es por que realmente quiera a su mamá?

- No digas estupideces, Natalia. Lucero fue más madre para Bárbara que la misma Sophía.

- Querido, yo de ti no me confiaba mucho de tus planes.

- ¿Por qué lo dices? ¿Tú sabes algo?

- Ash, obvio no. Es sólo una advertencia, por que no siempre las cosas salen como se planean.

- Eres la reina del drama. Nada va a pasar, fui el primer hombre que dio una explicación a la vida de Lucero cuando nadie más lo hizo. Su ingenuidad la hace más fácil de engañar, y te apuesto que tiene su confianza puesta en mí.

- ¿Y cuando recupere todos sus recuerdos?

- Ya veré que hago cuando eso suceda. Ahora vamos por una segunda ronda -se posicionó sobre ella nuevamente.

Con tan pocos años Donde viven las historias. Descúbrelo ahora