TREINTA Y SIETE

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- Papá, ¿estás despierto?

- Sí, campeón, ¿estás bien?

- Sí, es sólo que quería saludarte... Hola.

- Hola. - sonrió - ¿Cómo te ha ido en la escuela?

- Muy bien. Estoy haciendo todo lo posible por tener un promedio bueno... Quiero que mi mamá se sorprenda cuando vuelva.

- Claro que lo va a hacer. Tienes un comportamiento ejemplar... Eres como el hijo que todas las parejas quieren.

- ¿Y ustedes? ... ¿Me querían?

- Claro, campeón. Lucero siempre hizo todo lo posible por mantener en pie la familia cuando eras un recién nacido... Y sé que desde donde esté, estará muy feliz de saber que precisamente tú eres su ángel.

- El desayuno está listo. - interrumpió Cecilia sonriente. - Buenos días.

- Buenos días. - sonrieron y se dirigieron al comedor.

- Quiero que me sigas contando más de mi mamá. - pidió el pequeño.

- Bueno... Lucero es una mujer que lucha por lo que quiere, - sonrió. - Y...

- Si luchara por lo que quisiera estaría aquí. - Interrumpió Bárbara. - A menos de que haya luchado por querer irse.

- Cállate, Bárbara. - espetó Daniel Ángel.

- No me voy a callar por que es la verdad... El lugar de una madre es junto a sus hijos.

- No se fue por voluntad propia, y lo sabes. - le recordó Fernando.

- No le hagas caso. A Bárbara no le interesa saber más versiones de la realidad a menos de que sean sus mentiras.

- ¿Te olvidas de que estoy aquí?

- Es la verdad.

- No, no es la verdad.

- ¿Puedes continuar, papá?

- Lo mejor será que desayunen mientras yo hago un par de llamadas.

- ¿Vas a trabajar? - inquirió Daniel Ángel con notoria decepción.

- No campeón, estaremos aquí hoy. - se levantó, caminó hacia la habitación principal e hizo su rutinaria llamada a Vlasenko.

- Vlasenko al habla.

- Buenos días. Es Fernando Colunga... ¿Hay alguna novedad?

- Señor Colunga, -suspiró-, la empresa ya no está colaborando como antes... Ya han retomado la idea de qué Lucero Hogaza decidió irse. Quizás estemos intentando hallar un fantasma, y sabemos que eso no va a pasar.

- Usted sabe que eso no es cierto, Vlasenko. No puede desechar el caso a la basura.

- Tampoco quiero que mi trabajo se vaya a la basura, señor Colunga. Hay gente que requiere de una disposición del 100%

Con tan pocos años Donde viven las historias. Descúbrelo ahora