- ¿Qué estás haciendo tú aquí?
- Vine a buscarte... Necesitamos hablar.
- ¿Hablar tú y yo? Estás demente, eres un cínico. Yo no tengo nada que hablar contigo; no pierdas tú tiempo y no gastes el mío. -Avanzó dos pasos hacia la puerta, pero Alejandro la agarró del brazo -Suéltame.
- Tú y yo necesitamos hablar, y lo haremos te guste o no. -Soltó su brazo.
- No me vengas a imponer tu autoridad... Yo no tengo nada que ver contigo, con permiso. -se fue. Alejandro no fue tras ella, en mente tenía un "plan" que no tendría ni la mínima probabilidad de fallar... Eso era lo que él creía.
*~*~*
- Hola, bonita.
- Hola Fer.
- ¿Está todo bien?
- Sí, bueno, algo así.
- ¿Qué sucede?
- No regreso la otra semana...
- ¿Regresas antes? -preguntó con emoción.
- No Fer... Viajo a Corea la próxima semana.
- ¿A Corea?
- Mi padre quiere que esté presente en las cátedras que harán allá. Será como una maestría.
- ¿Cuánto tiempo dura?
- Mencionaron algo de 8 meses.
- ¿8 meses? Estás loca si piensas que dejaré de verte 8 meses.... Yo voy contigo.
- Sonrió - No Fer, no voy sola... Y prefiero que nadie se entere de lo nuestro en éstas circunstancias.
- ¿Qué pasará entonces? -calló unos momentos esperando alguna respuesta, pero no la hubo- Yo no estoy dispuesto a perderte por culpa de la distancia. No me importa la manera en la que los demás se enteren de lo nuestro, no dejaré de verte tanto tiempo. Te extraño, te necesito... Éstas semanas han sido eternas.
- Fer...
- Por favor... Déjame acompañarte, deja que esta relación tenga un nuevo comienzo, que no se base solo en el placer. Te amo Lucero Hogaza, desde aquella entrevista... Amo lo que dices, lo que haces, tus gestos, tus costumbres, y todo lo que te diferencia de las demás... Esta no es la manera en que quería decirlo, pero ¡DIOS! cómo te extraño.
- sus ojos se empaparon, lo extrañaba, lo extrañaba muchísimo. Y a decir verdad, también lo quería. - Y-yo también...
*~*~*
P.O.V Lucero (Point of view [Punto de vista])
Estaba confesándole a Fernando que lo amaba.... Deseé infinitamente tenerlo al frente en ese instante, no me sentía cómoda hablando por celular en ese momento, pues quise gritarle lo que realmente sentía, quería gritar que lo quería, quería decirle que lo extrañaba. Pero tenía miedo. Miedo de que Alejandro estuviera cerca. ¿Cómo supo que estaba aquí? No le tomé importancia, Alejandro ya no es nadie, pero aún así me inquietaba lo que podría llegar a hacer. Me interesaba hablar con Sophía, contarle acerca de los planes que tenía mi padre de enviarnos a Corea. Serían 8 meses, aunque a quién engaño. En ese tiempo estará con su bebé en brazos, habrá regresado a Estados Unidos para seguir su vida... De eso no estoy segura, pero me preocupa el futuro; no quiero estar sola allá... No cuando Alejandro esté detrás de mí.
Fue rápido, encontré a Sophía en su cuarto, estaba ordenando algo de cenar, fui breve y le dije todos los detalles que me comentó mi padre acerca de las cátedras de Corea.
ESTÁS LEYENDO
Con tan pocos años
RomanceDespués de aquella situación que quisiera olvidar, Lucero es una mujer joven, hermosa y con una buena vida por delante. Su padre es Rafael Hogaza, dueño de la revista más leída en Miami. En su vida notará que las situaciones no se resuelven como en...