- Lucero está en Corea, ¿no sabías?
- No. No sabía, no la he buscado, ni hablado con alguien de ella apenas hoy.
- ¿Por qué no volviste de México con ella?
- Eso no te importa. ¿Hace cuanto se fue?
- No sé con exactitud, porque hace mucho no la veo. Pero algunos meses... Los que estuviste en México.
-¿Fue sola?
- No, está con Sophía Evans.
- Agh, va a ser un estorbo esa muchacha.
- Lo sé, pero tenemos que aguantarla. Aparte no se va a separar de Lucero ni un segundo, eso te lo aseguro.
- En ese caso, ya veremos.
Exactamente había pasado 5 meses. El embarazo de Sophía era evidente ya que nadie engorda de esa manera tan exagerada en 5 meses. Fueron noches de tortura, estaba cansada de hacer la misma rutina todos los días y de ver siempre a las mismas personas a la cuales nunca pudo darles confianza. Sophía iba muy seguido a hacerse los chequeos necesarios, pero iba sola; y esos eran los momentos que Lucero hablaba con Fernando, a pesar de que Sophía ya sabía, Lucero prefería reservar esas llamadas. Siempre se texteaban, se llamaban eventualmente y se recordaban lo mucho que se querían, que se extrañaban y lo mucho que se pensaban.
- Cuento los días para verte de nuevo, Hogaza.
- Yo a ti Colunga, muero por besarte.
- No me Tortures así por que te juro que si me antojas, nada me importará y saldré a buscarte.
- Estamos separados por medio mundo de distancia.
- Eso jamás importaría, te buscaría hasta el fin del mundo sólo para demostrarte cuanto te amo.
- ¿Sólo a eso?
- Obvio no... Para estar el resto de los días amándote, ¿Te parece poco?
- No, ya no -rió.
- Enciende la cámara, quiero verte.
- Fernando son las 2 de la mañana aquí...
- ¿Y eso que tiene?
- Que estoy desarreglada, ojerosa y despeinada.
- No mientas, siempre estás hermosa.
- No me convence.
- De acuerdo... No la coloques si no quieres... ¿Y Sophía?
- Ya está dormida, llegó hace poco de lo consulta médica. Ella pudo adaptarse rápidamente al horario de aquí, yo no... Prefiero quedarme hablando contigo hasta tarde que soñar estando en tus brazos para luego despertar y ver que no estás.
- Falta poco, bonita. Lo importante es que sepas que compensaremos estos ocho meses de estar sin el otro.
- LUCERO YA ANDA A DORMIR. -se escuchó al fondo.
- Jajajay, creo que te llaman.
- Jajaj, así es, aveces está insoportable... Colunga, hablamos mas tarde, te amo.
- Te amo. -cortó.
- ¿Así que soy insoportable? -enarcó una ceja.
- Sólo cuando habló con Fernando. -sonrió.
- Jajaj. Vamos a dormir porque en 3 horas hay que levantarnos.
*~*~*~
- ¿Viajarás?
- Sí, Iré a Corea.
- ¿Vas tras Lucero?
- ¿Desde cuando eso tiene importancia?
- Desde que te entrometes en todo lo relacionado a los Hogaza.
- Eso no es cierto.
- Ya. -contestó sarcástica- ¿Tú crees que ella te estará esperando?
- Entiende que yo la amo, mamá.
- ¿La amas? A mi no me vengas con eso.
- Allá si me crees o no, pero yo recuperaré el amor de Lucero a cualquier costo.
- Te he de ver Alejandro... Te he de ver detrás de ella como un perro faldero, porque eso pareces.
-Será mí problema.
____________
-- Meses después --
____________- ¡Es una niñaaaaaaaa! -exclamó el médico. Una enfermera la tomó para asearla y de inmediato se la entregó a Sophía. - Está aparentemente sana, pero hay que dejarla en observación.
- ¡Princesa hermosa! Tú no te imaginas cuanto he anhelado este momento. -le besó la frente y pensó que nunca algo me había parecido más hermoso que eso. - Te amo, Bárbara.
- Señora, debemos llevarnos a la niña para hacerle unos chequeos. Si todo sale bien, le aseguro que estará con usted lo mas pronto posible. Por ahora descanse, ha hecho un gran esfuerzo -sonrió.
Encontrar una enfermera que hablara español no había sido tarea fácil pero lo había conseguido. Los últimos meses habían sido de ansiedad enorme y al fin el día había llegado. Era una niña, y su nombre era Bárbara. A decir verdad ese nombre siempre había sido de su total agrado y además no tenía a nadie que la contradijera, así que Bárbara se llamaría.
Aunque para Lucero no lo fueron... De hecho los clasificó "desastrosos". Alejandro la había buscado muchísimas veces invitándola a salir, a pesar de que Lucero se negaba rotundamente, Alejandro tenía un plan en mente y eso ella lo sabía, y a decir verdad le preocupaba demasiado.
Desde hace algunas semanas no la había buscado, lo cual la tenia mas alerta aún; no habló nunca con Fernando acerca del tema.*~*~*~
-Ya nació, es una nena -sonrió- se llama Bárbara. ¡ES BELLÍSIMA!
- Me la imagino... Me impresiona la idea de que haya podido esconder su embarazo mientras estaba aquí.
- Sí. Pero es algo que tuvo que hacer por obligación, más no por decisión de ella.
- Lo sé, y de veras lo entiendo... Pero basta de hablar de Sophía... Tú dime, ¿me has pensado?
- No, no, tú dime, ¿crees que dejo de hacerlo un minuto del día?
- ¿Tanto me extrañas?
- Tanto que es una tortura recordarte siempre.
- Pero pronto estarás aquí, bonita. Yo también te extraño demasiado, pero ya faltan pocas semanas -sonrió.
- Te amo.
- Yo te amo aún más, bonita.
El llanto de Bárbara inundó la habitación. Tenía 4 semanas de vida, y su salud iba perfectamente a comparación de la de Sophía. Había sufrido varias decaídas por lo cual tenía que estar en total reposo, al menos hasta desaparecer la palidez de su rostro; la mayor parte del día estaba dormida gracias a los medicamentos, por lo cual Lucero se ofreció a estar al pendiente de Bárbara.
*~*~*~
- Necesito que gastes los frenos del auto de Lucero. Sé que su amiga tiene pronto una consulta médica en Busan...
Si Lucero no esta conmigo, no lo estará con nadie mas.
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Con tan pocos años
RomanceDespués de aquella situación que quisiera olvidar, Lucero es una mujer joven, hermosa y con una buena vida por delante. Su padre es Rafael Hogaza, dueño de la revista más leída en Miami. En su vida notará que las situaciones no se resuelven como en...