- Querida, qué alegría verte.
- Gabrielle, ¿cómo estás?
- Muy bien. Hace mucho que no sé de ti, ¿qué hay de nuevo en tu vida?
- Hace poco estuve en tu casa, quise hablar con Fernando,v¿no te lo dijo?
- No, no recuerdo que haya mencionado nada.
- Qué extraño.
- ¿Y qué tal te fue? ¿Te hizo caso?
- Ha decir verdad, no. De hecho, me corrió de la casa.
- Querida, ¿es en serio?
- Sí. Cuando llegué, él estaba con otra mujer, que por cierto ¡Tiene una hija! La muchacha es guapa pero...
- Pero no se compara contigo. Mariana, tienes que luchar por Fernando, hacer todo lo que esté en tus manos para alejarlo de esa mujerzuela.
- No sé Gabrielle... Pienso que merezco a alguien que realmente me quiera. Yo no estoy en edad de seguir esperando a que un hombre se canse de estar con otras para que regrese conmigo. - Gabrielle se mantuvo en silencio.
- ¿Entonces por qué has ido a la casa?
- Porque quería restregarle a esa... - se refirió a Lucero- que no hay ningún punto de comparación conmigo. Besé a Fernando porque quería vengarme, hacerle sentir a Lucerito lo que yo sentía al verlos juntos.
- Bueno, ese es un punto a tu favor. Fernando lleva dos semanas sin verla.
- ¿Hablas en serio?
- Seguro que sí. Ha salido únicamente a las oficinas entre semana, y los dos fines de semana ha estado en casa.
- Bueno, eso sí que es una novedad, él no es muy hogareño.
- A eso voy querida. Eres una mujer muy astuta, y me gusta tu capacidad para idear planes. Es una lástima que pienses de esa manera porque hubieras sido la nuera perfecta.
*~*~*~
- Lucero, anda, vamos, tienes que comer.
- No quiero - fijó su mirada en la pantalla de su laptop. - No tengo hambre.
- Tú no, pero yo sí. Aunque mírate, aún estás pálida, Lucero. No me agrada la idea de que puedas desmayarte en cualquier momento.
- Tú ve a almorzar tranquilo, que yo me sé cuidar sola. - Fernando se levantó de la silla donde estaba y caminó hacia la de Lucero. Cerró la pantalla de su laptop y cargo a Lucero en lo hombros. Afortunadamente no había nadie en el mismo piso que hiciera incómoda la tierna escena.
- Fernando, ¡Bájame ya!
- Si sigues moviendo las piernas, lo único que vas a conseguir es caer, y no queremos eso, ¿verdad?
- Entonces bájame, yo sé caminar sola. - la bajó recién llegaron al ascensor- Qué amable eres. - hizo una mueca.
- Últimamente eres muy sarcástica..
- Es un mal hábito que aprendí de Alejandro. - confesó.
- Por cierto, ¿cómo va tu "matrimonio"?
- JAJAJA, deberías ver a Alejandro. Es muy infantil en todo lo que hace y dice, y aún así es del hombre de la casa.
- ¿Antony ha hablado contigo?
- Intentó hacerlo dos veces, pero rechacé las llamadas.
- ¿Por qué?
- Porque no me sentía bien, no quería hablar con nadie. - Fernando la envolvió en sus musculosos brazos mientras unía sus labios a los de ella en un beso que claramente fue correspondido. El ascensor empezó a descender lentamente hasta detenerse en el tercer piso; las puertas se abrieron dejando aquella conmovedora escena al descubierto frente a Natalia.
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Con tan pocos años
RomanceDespués de aquella situación que quisiera olvidar, Lucero es una mujer joven, hermosa y con una buena vida por delante. Su padre es Rafael Hogaza, dueño de la revista más leída en Miami. En su vida notará que las situaciones no se resuelven como en...