CAPÍTULO 8

8.1K 539 105
                                    

Emma.

Después de un cuarto de hora de trayecto, llegamos al local al que habíamos decidido ir en el restaurante. Bueno, habían decidido ir, yo quería irme a casa, pero por otro lado, quería quedarme, quería saber que iba a pasar.

El ambiente cargado nos golpea, y la temperatura corporal sube, debido a la acumulación de personas que hay aquí dentro. Había gente bailando y bebiendo, y otros enrollándose.

Decidimos sentarnos en uno de los sillones del piso superior, para estar más tranquilos. Cuando nos sentamos en el terciopelo negro, me toca al lado de Hayley, quien se pone a hablar con Emily. Ella está sentada en otro sillón, y Alexander se ha puesto a su lado. Está con su teléfono, sin prestar mucha atención a nada, solo de vez en cuando, echa miradas hacia abajo.

Los demás han ido a buscar algo para beber y, ahora, me estoy arrepintiendo de haber rechazado la oferta de Margot de ir con ellos, seguramente hubiese estado mejor que aquí. La sensación del restaurante ha vuelto —luego de haberse ido cuando Margot cogió mi mano—, y no me gusta.

No me gusta porque mi incomodidad, la fuente principal de todo, es la chica a mi lado, y ni siquiera sé por qué. Yo no soy así, a mí las personas no me caen mal porque sí, de hecho, siempre intento tener buena relación con todo el mundo, pero no sé qué me pasa con ella. Y me siento más mal aún, porque ella ha sido amable conmigo cuando me ha hablado, y no se merece que yo me ponga así, pero no puedo evitarlo.

Un poco de alivio surge en mi cuerpo cuando Margot, Keith y Ethan aparecen. Reparten bebidas a Emily y Hayley y luego toman asiento. Margot se sienta a mi izquierda, en el único lugar que quedaba libre, y quedo entre las dos.

—Toma —me pasa uno de los dos vasos que lleva y se aclara cuando la miro confusa—. No lleva nada más que un simple refresco.

—Gracias —le doy una sonrisa forzada, y le doy un sorbo a la bebida.

Empiezan a hablar de cualquier cosa, y yo desconecto de la conversación. Sigo bebiendo de mi vaso, sin prestar atención a mí alrededor. El tiempo pasa, veo como la gente cambia de lugar cada dos segundos, como las luces cambian de color y como se reproduce una canción nueva cada tres minutos.

No sé cuánto tiempo ha pasado, cuando siento que el sillón se hunde de nuevo a mi izquierda, seguido de una risa que me resulta muy familiar. Miro hacia el lado, y veo a Margot riéndose, se está riendo con esa risa que solo le sale cuando lleva dos copas de más.

Miro el reloj en mi muñeca y me sorprendo, pensaba que era más tarde.

[1:39]

—¿Cuánto has bebido? —No puedo evitar preguntar a la pelirroja a mi lado, ya está empezando a decir tonterías.

—No lo sé.

—Creo que deberías parar, Margot, mañana tenemos clas...

—Venga, Emma, no seas aburrida.

Asiento, sintiendo que las ganas de llorar vuelven, esta vez con más fuerza.

—Ahora vuelvo —murmuro, levantándome y andando lo más rápido que puedo hasta llegar a la puerta.

Salgo del local, sintiendo como el aire frío me golpea. Un escalofrío me recorre por el cambio de temperatura, y me abrazo a mí misma. Ando un poco más, colocándome en un sitio donde no hay casi nadie y me apoyo en la pared del local.

«Venga, Emma, no seas aburrida».

Odiaba tanto cuando decía eso, ya sabía que mi estilo de vida era aburrido, no hacía falta que ella me lo recordase. No me gustaba salir de fiesta, prefería quedarme en casa viendo alguna película y no tomaba alcohol, porque no me gustaba. Sabía que no teníamos ni de lejos el mismo estilo de vida, pero que me dijese esas cosas me afectaba. Me hacían sentir mal.

Todo por un Sí - #1 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora