CAPÍTULO 9

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Un pitido insistente se repite una y otra, y otra vez y no entiendo de dónde proviene. Lo único que sé es que el dolor de cabeza se incrementa cada vez que el sonido se reproduce.

Suelto un gruñido, cuando escucho lo que creo que es una voz, aunque suena bastante lejana y tampoco sé de dónde proviene. Ni siquiera sé dónde estoy, no tengo la suficiente fuerza ni siquiera como para abrir los ojos. La voz cada vez comienza a hacerse más insistente y más clara, hasta que de pronto esa voz lejana y suave se convierte en un grito irritante.

—¡Margot!

Mis ojos son obligados a abrirse, debido al sobresalto que se ha producido en mi cuerpo. Me encuentro con una habitación que definitivamente no es la mía, y que creo recordar haberla visto alguna vez pero no logro saber dónde o cuándo. Giro mi cabeza, tratando de buscar detalles que me indiquen donde estoy, pero no me hace falta buscarlos, la persona a mi lado me da las respuestas que necesito.

—¿Qué pasa? —Pregunto con voz ronca, cerrando de nuevo los ojos. La luz entra por las ventanas y me ciega, así que prefiero no abrirlos.

—Apaga la puta alarma —ordena y noto como el colchón se vuelve a hundir a mi lado—. Joder, que sueño.

La alarma.

Así que, de ahí venía el insistente pitido que ha estado martillando mi cabeza desde hacía más de diez minutos. Giro mi cabeza y veo, efectivamente, que la alarma que tengo programada para el instituto, está sonando. La apago y vuelvo a cerrar los ojos, con la intención de seguir durmiendo. Hasta que recuerdo que es la puta alarma del instituto.

Mierda, ¿qué día es hoy?

Miro el móvil de nuevo y veo que es lunes, y que, además, queda media hora para que empiece la primera clase. También, empiezo a analizar con quien estoy. Estoy con Hayley. Joder, ¿qué mierda hago con Hayley? Aparte, el dolor de cabeza me está matando y no recuerdo mucho de lo que pasó ayer.

Me levanto de la cama, un poco abrumada por todo, y me percato de que estoy en ropa interior.

Joder, joder, joder.

Empiezo a buscar mi ropa y la encuentro tirada al lado de la puerta del balcón. La recojo y me la pongo apresuradamente. No me quiero ni imaginar cómo llevo el pelo y el maquillaje.

Me acerco a Hayley y le muevo el hombro, intentando despertarla.

—¿Qué quieres? —Habla con la voz ronca y media cara escondida en la almohada.

—¿Qué mierda hemos hecho?

—Emborracharnos y follar. Déjame en paz.

Y lo dice tan tranquila, como si estuviese hablando de que ayer fuimos a hacer la compra o algo así.

—¿Cómo? —Le pregunto, con voz ahogada.

Ella resopla antes de sentarse en la cama y abrir los ojos.

—¿Qué parte no entiendes, la de emborracharnos o la de follar? —Dice, borde, mientras se frota los ojos con los dedos.

—Mierda, esto no tendría que haber pasado —empiezo a andar de un lado a otro frente a ella. ¿Qué mierda había hecho? Se suponía que lo de Hayley no tenía que pasar. ¿Y por qué mierda me estoy culpando, en realidad? Si estoy soltera, no le debo nada a nadie. Pero a la vez me siento culpable.

Agh, jodida Emma y jodido enamoramiento estúpido.

—Relájate, ni que hubieses dejado inconsciente a alguien —rueda los ojos.

Y, entonces, una duda se instala en mi mente.

—¿Lo hice? —Digo, en un hilo de voz.

—Pues, verás...

Todo por un Sí - #1 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora