El estar sujetando el pelo de Emma por las mañanas ya se había convertido en una rutina. Una rutina bastante mala, he de decir. Casi todas las mañanas, la oía ir al baño a vomitar, a lo que yo la seguía dos segundos después, sujetando su pelo y pasando una mano por su espalda en modo reconfortante, aunque no creo que hiciese mucho por ella.
—Cariño...
—Ya estoy mejor —murmura, apoyándose en la pared. Tiene lágrimas en las mejillas y la piel más pálida que de costumbre. Me arrodillo a su lado y pongo una mano en su frente.
—¿Tienes calor? —Había leído en internet que las náuseas podían evitarse con una temperatura fresca.
—Un poco —murmura, abriendo los ojos.
—Vale. ¿Puedes levantarte? —Cuando asiente, la ayudo a incorporarse. Frente al lavabo, le paso una toalla con agua fría por la cara y la ayudo a que se lave los dientes. Luego de eso, se acuesta de nuevo.
—Tengo hambre.
—Voy a hacer el desayuno, tú quédate aquí.
Salgo de la habitación cuando se acuesta del todo y enciende la televisión. Preparo el desayuno lo más rápido que puedo y cuando lo tengo listo, lo llevo todo en una bandeja a la habitación. La dejo encima de sus piernas cuando se sienta de nuevo, con la espalda apoyada en el cabecero.
—¿Una manzana?
—Es que he leído que es buena para combatir las náuseas.
—¿Has buscado eso? ¿Enserio?
—También he leído que tienes que beber muchos líquidos. Así que, bébete el zumo entero.
—¿Y tú no comes?
—No —le doy un beso en la sien—. Luego me haré un café, quiero asegurarme de que comes bien.
—No soy una niña, Margot.
—Por si acaso.
Rueda los ojos y coge la tostada, dándole un bocado. Luego, coge un trozo de esa misma tostada y la lleva a mi boca.
—Es para ti.
—Cállate y come —me mete el trozo en la boca y luego le da un bocado ella. Así se pasa el desayuno, yo comiendo de lo que ella me da, porque si no como, ella dice que tampoco lo hace.
Cuando termina, deja la bandeja en la mesita de noche y se gira hacia mí, cruzándose de brazos.
—¿Qué?
—Llevamos casi dos horas despiertas y aún no me has dado un beso —reprocha. Cuando me inclino para darle lo que pide, gira la cabeza, haciendo que mis labios caigan en su mejilla—. No, ahora ya no lo quiero.
Agarro su mentón con fuerza, giro su cara y sin darle tiempo para apartarse, la beso.
—No me vuelvas a hacer una cobra —la beso de nuevo, esta vez en un beso más largo y profundo. Sonrío cuando al separarme suelta un quejido molesto.
—Pero no pares —se inclina de nuevo hacia mí y, sin querer hacerlo, me echo hacia atrás.
—Tengo que ir al trabajo.
—No vayas hoy —pide, aferrándose a mí—. Quédate aquí con nosotros.
—Tengo que ir, Emma —separo su cuerpo del mío con suavidad—. Te prometo que voy a volver temprano.
—Pero tu hijo quiere que te quedes, me lo está diciendo, mira —agarra mi mano y la posa en su vientre de ocho meses de embarazo. Noto las patadas del bebé y por mucho que ya haya sentido esto antes, me quedo nuevamente fascinada.
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Todo por un Sí - #1 [Editando]
Teen FictionMargot quiere estar con Emma. Margot no aguanta ver a Emma con alguien más. Margot quiere a Emma para ella. Cuando un día Margot decide aceptar una propuesta de Emma no puede dejar de pensar en lo tonta que ha sido, pero... ¿Qué pasaría si con ese...