Me despierto desorientada, en una habitación que no es la mía. Luego de unos segundos en los que no sé ni en que planeta estoy, todos los recuerdos de anoche llegan a mi mente, tan rápidos como si de un huracán se tratase.
Me acuerdo de la pelea con mis madres, en especial con mamá, me acuerdo de que me puse a llorar —cosa que no he parado de hacer en estos días— y, de que luego, me quedé durmiendo aquí.
Miro a mi alrededor y veo la cama vacía, también, por la luz que dejan entrar las cortinas veo que es de día, muy de día. Miro la hora en el reloj de la mesita de noche que hay a mi derecha y abro mucho los ojos cuando veo que son pasadas las doce del mediodía.
Mierda.
Se suponía que hoy había clase.
Ahora entiendo por qué la cama está vacía, se han ido a trabajar. Y yo sigo aquí, acostada. Me van a matar si se enteran de que hoy tampoco he ido.
Joder, joder, ¡joder!
Soy una imbécil que no sabe ni ponerse una puta alarma.
Me levanto rápidamente de la cama y comienzo a estresarme. Tiro el móvil al primer sitio que encuentro y me pongo a pensar en que, con suerte, me dejarán entrar para las dos últimas horas.
Vale, sí, eso es lo que voy a hacer. Ya me inventaré alguna excusa de porqué llego tan tarde.
Voy a mi habitación, abro el armario y me pongo lo primero que veo. Después, entro al baño y me lavo la cara y los dientes lo más rápido que me lo permite mi cuerpo. Paso el peine por mi pelo a toda velocidad y salgo del baño en cuanto termino. Cojo la mochila, meto los pocos libros que voy a usar en las dos clases que me quedan y bajo a la cocina a coger algo para comer en el camino.
Si se enteran de que no he desayunado y sigo sin comer, ahí sí que me matan.
Llego a la cocina y estoy a punto de abrir la nevera cuando veo algo que me hace frenar en seco. Hay una nota colgada en la puerta y decido leerla.
Cariño, nos hemos ido a trabajar. No hace falta que vayas al instituto, puedes quedarte en casa si aún sigues mal de ánimos. Te queremos.
Vale, he estado al borde del infarto para ahora enterarme de que no hace falta que vaya a clase. Definitivamente, soy una histérica.
Suspiro y dejo caer mi mochila en uno de los taburetes de la isla de la cocina. Ya la recogeré después.
Voy hasta el salón y me quito los zapatos. Me acuesto en uno de los sofás y pongo la televisión. Me quedo viendo un canal de cocina que echan casi siempre a esta hora, aunque no es que me importe mucho, pero es entretenido.
Veo todo el programa y, cuando termina, es casi la hora de comer. Busco mi teléfono por el sofá, queriendo revisarlo, pero recuerdo que lo dejé arriba. Así que, con toda la pereza del mundo, me levanto y subo las escaleras. Lo encuentro en mi habitación. Cuando lo enciendo, veo que tengo dos mensajes, uno de mamá y otro de Hayley.
Reviso primero el de mi madre.
Mamá <3
Come. Tienes comida en la nevera. Cuando lleguemos a casa vamos a revisar todo a ver si te lo has comido, así que comételo. [14:09]
Vale. [14:16]
Margot, lo digo enserio. Vamos a revisar hasta los cubos de la basura si hace falta, así que ya puedes ir comiendo. [14:17]
Lo sé. [14:17]
No pasará más lo de estos días. [14:17]
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Todo por un Sí - #1 [Editando]
Teen FictionMargot quiere estar con Emma. Margot no aguanta ver a Emma con alguien más. Margot quiere a Emma para ella. Cuando un día Margot decide aceptar una propuesta de Emma no puede dejar de pensar en lo tonta que ha sido, pero... ¿Qué pasaría si con ese...