CAPÍTULO 30

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—Margot, despiértate.

Alguien me llama, pero no distingo la voz. El martilleo de mi cabeza hace que se dificulte el pensar. También siento como mi hombro es movido por una mano, parece pequeña. ¿Quién hay en mi habitación con una mano pequeña? Se suponía que solo estaba yo. ¿Será mamá? Si, tiene que ser ella, es la que tiene las manos más pequeñas de ellas dos.

—Margot —me vuelven a llamar, esta vez con voz más firme e intento abrir los ojos, pero no lo consigo, me pesan mucho. Aparte, mi cabeza parece que va a explotar en cualquier momento—. Margot, despiértate, me van a pillar.

¿A pillar? ¿A quién? ¿A mamá?

No entiendo nada. Hago un esfuerzo mayor por abrir los ojos y esta vez sí lo consigo. Me encuentro de frente a una rubia con cara de preocupación, también oigo como si alguien no parara de aporrear la puerta.

Oh, mierda, Emma.

Me incorporo sobresaltada y casi chocándome con Emma en el proceso. La miro confusa y ella me hace una seña para que no hable. Me coge de la mano y sin decir palabra me lleva hasta el cuarto de baño. Cuando llegamos cierra la puerta y empieza a quitarse los pantalones.

—¿Q-qué haces?

—Le he dicho a mi madre que estaba saliendo de la ducha. Tengo que hacer que se lo crea.

Se queda en ropa interior, se hace un moño mal hecho en la cabeza y luego se enrolla una toalla en el cuerpo.

—No hables, no te muevas y no hagas ruido —ordena y sale apresurada del baño. Desde aquí dentro oigo a su madre y a ella hablar, pero no distingo qué es lo que dicen.

Mientras tanto cojo mi móvil, el cual se quedó aquí anoche, cuando me duché. Reviso los mensajes y palidezco cuando tengo un montón de llamadas perdidas de mis madres. Mierda.

—Mis padres se acaban de ir a trabajar, ya puedes salir sin problemas —dice Emma, entrando de nuevo. Coloca una mano en mi frente y el simple contacto hace que me estremezca—. ¿Estás bien?

—No. Pero eso no importa —le doy una sonrisa, que se queda más en una mueca rara.

—Margot... —empieza con tristeza en la voz.

—Me voy a ir a casa —la corto antes de que empiece con un discurso sobre que lo siente y que esto es lo mejor para las dos. Estoy cansada de escuchar esa mierda—. Gracias por lo de anoche y lo siento si te he causado problemas.

Veo como sus ojos se ponen llorosos y yo salgo del baño, sin la valentía para mirarla. Sé que si me quedo ahí, acabaré llorando yo también y no tengo ganas.

Cojo mi ropa manchada de encima de la silla y me la pongo, ignorando el hecho de que Emma puede estar mirando, la verdad es que me da igual.

—¿Has vuelto a fumar? —la pregunta me sorprende. Levanto mis ojos hacia ella y la veo con una expresión de preocupación, aunque su voz tiene tono de reproche.

—No.

—Lo vi en tu bolsillo.

—Me lo traje, sí, pero no lo he tocado —me termino de abrochar la chaqueta y me agacho para ponerme los zapatos.

—¿Y lo vas a hacer?

—¿El qué? —Me incorporo luego de atarme el último zapato.

—Fumar.

Me encojo de hombros, sin querer dar una respuesta. Ella parece que desiste de decir algo más y simplemente nos quedamos mirándonos, hasta que yo no lo soporto más y aparto la vista.

Todo por un Sí - #1 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora