CAPÍTULO 19

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Los primeros días de rehabilitación fueron un poco duros.

Mami no podía casi moverse y era totalmente dependiente de nosotras, por lo que tuvimos que ir turnándonos para ir a casa, asearnos y descansar un poco, para luego volver al hospital y que la otra se marchara a casa.

La mayor parte del tiempo, mami estuvo animada. Con ese carácter que ella tiene, se lo tomaba todo con humor y no se quejaba de nada. Al menos, por el día.

El problema eran las noches, siempre coincidía en que los medicamentos que se tomaba, dejaban de hacerle efecto a esa hora y, era entonces cuando la herida de la operación le empezaba a molestar de verdad. No era hasta las cinco o seis de la mañana cuando ya podía ingerir otra dosis y se le calmaba el dolor. Eso ocasionaba que luego se despertara pasada la una de la tarde.

En los siguientes días todo fue mejorando. Comenzó a recuperarse y la herida de la operación empezaba a cicatrizar perfectamente. Por suerte, no hubo ninguna complicación.

Las heridas menores, como las de la cara y parte de los brazos, desaparecieron completamente a la semana y, dos días después, le quitaron los puntos de la operación. La dejaron en el hospital otros tres días más, en los que Emily y Keith se presentaron para ver cómo estábamos.

Hayley también vino por aquí.

Me preguntó si podía venir a verme, que estaba preocupada por mí y por mi madre. Obviamente, le dije que sí. La verdad es, que después de este tiempo en el que nos hemos hecho tan buenas amigas, no sé cómo aún no la conocían. Se presentaron entre ellas y estuvimos hablando las cuatro toda la tarde. Luego de que Hayley se fuera, mis madres me dijeron que les había caído bien. La verdad, es que dudo que a alguien le pueda llegar a caer mal Hayley.

Emma también estuvo por aquí bastantes veces, sobre todo a la semana siguiente donde ya no tenía ese examen de química que la tenía tan alterada, que, por cierto, le salió muy bien.

Y, por último, mi abuela estuvo aquí.

Hacía tiempo que no la veía, ya que ella vive en otra ciudad. No es que esté muy lejos de aquí, pero casi nunca nos juntamos, cosa que deberíamos de hacer más seguido. Estuvo por aquí las últimas tres tardes, antes de que a mami le dieran el alta. Ahora se está quedando en casa, ya que dentro de muy poco es mi cumpleaños —dentro de cuatro días exactamente— y vemos una tontería que se vaya para luego tener que volver.

—Eh, Margot.

Dejo a un lado las reflexiones de estas dos últimas semanas cuando veo que Emily me está llamando.

Emma, Keith, Hayley, Ethan, Emily y yo estamos en una cafetería. Hemos decidido pasar la tarde por ahí y este es el mejor plan que se nos ha ocurrido, ya que mañana tenemos instituto.

—¿Qué pasa? —Respondo, sin saber de qué están hablando.

Al menos esta vez no has dicho que sí sin saber lo que te están preguntando.

No me arrepiento de nada, la verdad.

—¿... tu cumpleaños?

Genial, he vuelto a perder el hilo de la conversación.

—¿Qué? —Vuelvo a repetir, como si fuese tonta.

Igual sí que lo soy. Aunque solo sea un poco.

—Estás muy despistado hoy, gnomo pelirrojo —Oigo decir a Keith. Le pongo mala cara al oír el apodo tan absurdo.

—¿Gnomo pelirrojo? —Cuestiono—. Pero si solo me sacas media cabeza.

—¿Ah sí? Pues entonces no sé dónde viene la tortícolis que tengo en el cuello —hace como que piensa y, luego, sonríe, el idiota—. Ah, sí. De cuando tengo que mirar para abajo cada vez que hablo contigo.

Todo por un Sí - #1 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora