CAPÍTULO 35

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Emma.

Me encanta besarla, sobre todo cuando me miraba como lo hacía ahora. Con los ojos entornados por haberse despertado recientemente y con un cariño infinito reflejado en ellos.

—Despiértame así siempre, gracias —su voz baja y ronca mandaba escalofríos por mi cuerpo. Dios, se ve tan bien cuando habla así. Lo había echado tanto de menos que no me creía que estuviese contemplándola así de nuevo.

—Quisieras —bromeo, con una sonrisa que no me cabe en la cara. Estoy en un limbo de felicidad en el cual entre anoche y del que aún no he podido salir.

—Bueno, al menos yo no pido perdón a mi novia haciendo una exposición de instituto —se burla, ganándose un golpe en su brazo de mi parte.

—¡Oye! Estuve dos días para hacerlo. Contando las noches, no he dormido casi nada.

Se ríe, contagiándome a mí y luego me estrecha contra ella.

—Me gustó mucho —confiesa sincera y mi corazón late más rápido.

—¿Enserio? —murmuro contra su piel, aún con sus brazos a mi alrededor, acurrucándome contra ella.

—Sí, Emma.

—Vale —mi dedo se desliza por su hombro y parte de su pecho, mientras que siento como los suyos se enredan en mi pelo—. Oye...

—Mhm...

—¿Por que no he visto a Ethan aún?

—No está aquí. Se ha ido de viaje con sus padres y su hermana. Si no recuerdo mal, la semana que viene vuelve.

—Eso explica muchas cosas —el pecho de Margot vibra bajo mi cabeza por la risa que suelta. Luego de un rato, me incorporo un poco, para mirarla a la cara.

—Margot...

—Dime.

—¿Estás bien? —Acuno su mejilla con una de mis manos y la acaricio con el pulgar.

—Sí —no hace falta que especifique, sabe que me refiero a lo de anoche. Estaba rara cuando la vi en el balcón y me había preocupado bastante.

—Vale —le doy un último beso—. Me tengo que ir.

—¿Qué? No —sus brazos se apresuran a rodear mi cuerpo de nuevo, pero esta vez con mas fuerza, en consecuencia, me estrello contra su pecho.

—Margot, tengo que arreglar algunas cosas aún.

—Arréglalas después —su agarre hace más presión en mí.

—Enserio, tengo que irme.

Suspirando, libera mi cuerpo y yo puedo incorporarme. Me quedo sentada en la cama, con ella acostada a mi lado.

—Venga, no pongas esa cara, voy a arreglarlo lo más rápido que pueda, ¿vale?

—Está bien —se incorpora ella también, pero su cara no expresa para nada confianza—. Prométeme que vas a pensar en ti y solo en ti.

—Margot...

—Prométemelo, Emma. Por favor.

—Te lo prometo.

Asiente, no muy convencida y me besa.

—Vamos a desayunar —se levanta de la cama y luego coge mi mano, guiándome hasta su cocina. Como si no supiese dónde está, como si no hubiese estado aquí millones de veces antes. Pero no me quejo, me encantan esos gestos que hace y parece que ni si quiera se da cuenta que los realiza.

Todo por un Sí - #1 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora