EXTRA I - PRIDE

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2 de diciembre de 2018.

Mi cumpleaños era un día muy especial para mí. Siempre lo había celebrado con mi familia y mis amigos y este año era igual. Cumplía catorce y todos los que me importaban estaban aquí para verlo.

Mamá y mami grababan como soplaba las velas, la abuela cortaba la tarta, y mis amigos me daban mis regalos.

Emily me había regalado algunas cosas de maquillaje, porque le había comentado hace unos meses que me gustaba, y que quería probar como se me vería eso a mí.

Keith, un conjunto de ropa que me gustaba desde hace tiempo. No sé cómo ha sabido que lo quería, seguramente Em se lo había contado, ellos pasaban mucho tiempo juntos.

Emma, como todos los años, un dibujo de algo relacionado con nosotras. También me había dado una caja llena de gominolas, de bolsas con snacks distintos y algunos dulces.

—Falto yo —la voz dulce de Gia, una chica que había conocido este año, y que ahora se había convertido en mi amiga, llega a mis oídos—. Toma.

Me pasa una caja, envuelta en papel de regalo de mi color favorito, y yo la sostengo, con un poco de nerviosismo. No sabía que me pasaba con ella, ni porque me ponía así. O, bueno, fingía no saberlo, porque no estaba segura de si podría manejarlo.

—Gracias —agradezco, mi voz más tímida que con las anteriores personas, pero espero que eso no se notase.

Cuando quito el papel y abro la caja, veo unos zapatos blancos muy bonitos. Los saco de la caja, apreciándolos mejor.

—¿Te gustan? —Pregunta la morena a mi lado.

—Mucho. Gracias —le sonrío, y ella me devuelve el gesto, provocando que aparte la mirada. Se me hace imposible mirarla más de dos segundos seguidos sin ponerme nerviosa.

Luego de un rato más, la abuela y mis madres suben al piso superior, dejándonos a nosotros solos en el salón. Mientras que Keith tiene el mando de la televisión y busca una película, voy a la cocina a traer bebidas nuevas, ya que se han gastado en la cena.

Cuando lo tengo todo en las manos, me giro, sobresaltándome y por poco tirando las dos botellas de refresco que llevaba en mis manos.

—Lo siento, no quería asustarte —se disculpa Gia.

—No pasa nada.

—Venía a ayudarte, si lo necesitas.

—Ah, gracias, pero n-no, no hace falta —mi nerviosismo aumenta cuando da un pasito más hacia mí, quedando más cerca. Estamos solas en la cocina y siento que me empieza a falta el aire.

—En realidad... —Da otro pasito—. No venía por eso.

—¿Y por qué venías, entonces?

Baja la mirada a las botellas en mis manos, y las agarra con las suyas, quintándomelas con suavidad y dejándolas encima de la isla. Cuando avanza otro paso, y ya no es un pasito, ahora se ha acercado mucho más, suelto una risita nerviosa.

—Me estás asustando. ¿Que pa...? —Todo pasa tan rápido que no me da tiempo a procesarlo.

Gia se inclina hacia delante, rápidamente, y deja un pequeño beso en mi boca que no dura más de un segundo. Un toque. Un simple contacto que me ha con todo mi cuerpo alterado.

—L-lo siento, debería haberte preguntado —se preocupa, cuando ve que no me muevo, creo que ni si quiera me atrevo a pestañear por miedo de que esto sea un sueño y que, cuando pestañee, me despierte en mi cama—. ¿Puedo hacerlo de nuevo?

Todo por un Sí - #1 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora