Capítulo nueve.

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La nariz puede recordar hasta cincuenta mil olores. Y aunque la mujer tiene mejor olfato que el hombre, puedo jurar que con Isis en el lado del copiloto con su olor a sandia artificial tengo la capacidad de recordar solo un olor y es ese.

Su casa no queda muy lejos del hospital y mejor aún, queda de paso a mi departamento.

Ella dice que su dolor de cabeza se ha disminuido, pero se sigue viendo débil y pálida.

—Dormir menos de 7 horas al día reduce la esperanza de vida. —le comento para sacarle un tema de conversación.

A pesar de que se siente falta sigue teniendo esa personalidad entusiasta.

—Díselo a la Isis estudiante de medicina. —me dice con ironía.

Yo sonrío. Tiene razón, estoy seguro que ningún estudiante duerme más que eso.

—Tienes razón, recuerdo que una vez en la residencia solo dormí como seis horas en dos días. —le cuento mientras me paro en un semáforo.

—Eso me pasó cuando estaba a punto de recibir mi título de médico especialista, era 31 de diciembre y después de media noche empezaron a llegar una cantidad increíble de pacientes heridos por pirotecnia. —siento su vista en mí, pero sigo con la concentración en la carretera.

Cuando estoy a punto de contestarle. Mi celular suena, es Nathaly, eso me preocupa, ella no llama si no es una emergencia.

—Dime, Nat. —contesto la llamada mediante el bluetooth del auto mientras me paro en otro semáforo.

—Diego, disculpa que te moleste, pero Daniela tiene mucha fiebre y no logro bajársela, está en su cama y solo tiene los ojos cerrados. —me habla con desesperación.

Eso hace que mi corazón se acelere, pero trato de pensar rápido y en posibilidades.

—¿Le diste algo para la fiebre? ¿La bañase? —pregunto mientras llevo mi vista a Isis quien me mira con las cejas arrugadas.

—Ya no sé qué más hacer. —dice.

Miro a mi alrededor, para llegar a casa de Isis debo cruzar a la derecha, mientras que para ir a mi departamento debo ir de frente, si primero dejo a la mujer y me devuelvo voy a tardar mucho.

—¿Te importaría si vamos un momento a mi departamento? Es una emergencia con Daniela. —Isis me mira con los ojos abierto.

—No hay problema, vamos. —asiente.

—Ya estoy cerca Nat, por favor prepárale otro baño. —le contesto a la chica mientras llevo mi auto derecho a mi departamento.

Cuando llegamos al edificio, salgo rápido del carro, le informo a Isis hasta donde debe ir para poder adelantarme. Llego al departamento, abro la puerta y me dirijo hasta la habitación de mi hija.

Yo estoy muy acostumbrado a ver personas enfermas, a curarlas y decirles que todo va a estar bien.

Pero cuando se trata de mi niña, no soporto verla así de débil, y aunque sé que una fiebre es algo que puedo controlar, esta nunca viene sola, debe tener alguna infección, eso es lo que me preocupa.

Consigo a Dani en los brazos de Nathaly como si fuese una bebé y mi corazón se arruga, pero debo buscar soluciones.

—Diego. —Nat me mira con preocupación. —Te juro que ya lo intenté todo.

Tomo a Dani entre mis brazos para acariciarle la frente, tiene muchísima temperatura.

—Tranquila, lo sé. Ya se la vamos a bajar.

CAFUNÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora