Capítulo seis.

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El viernes por la mañana estoy en mi auto con Dani en el asiento trasero esperando a Marie.

Veo a mi amiga salir de su casa que antes compartía con el que ahora es su ex esposo con un vestido oscuro que le llega hasta los talones, sandalias y unos lentes de sol, y me bajo para ayudarla con la pequeña maleta y meterla en el maletero junto con la de Dani y mía.

—Juro que si me das los buenos días te estrangulo. —habla la mujer apenas entra en el auto.

Yo le extiendo un vaso de café, le da un trago y se volta para darle una enorme sonrisa a Daniela.

—"¿Cómo está mi ahijada favorita?" —le habla Marie a mi hija en lenguaje de señas.

Marie, Luis y Rose apenas se enteraron de la condición de Daniela empezaron aprender este método de comunicación, lo cual para ese entonces supe que ellos eran los indicados para estar en la vida de mi hija.

Yo sonrío y arranco el Corolla rumbo a La Guaira cuando ambas se sumergen en una conversación sobre la escuela de Dani.

Al tiempo llegamos a una propiedad que Marie se encargó de alquilar, es una típica casa de playa, de dos pisos, el frente es amplio y con un jardín que parece más un estacionamiento, entramos y lo primero que nos recibe es una enorme sala de estar que pareciera estuviese un nivel más abajo que la entrada, a la izquierda una enorme cocina, y a la derecha las escaleras.

En el fondo de la sala hay un ventanal de toda una pared donde se puede ver la orilla de la playa, una terraza con muebles y una parrillera, esta mujer pensó en todo.

Las habitaciones están en la segunda planta, hay seis habitaciones que se conforman por una principal con cama matrimonial, cuatro con cuatro camas individuales y tres con dos camas, hay más camas de las que vamos a necesitar y eso es bueno, nadie será obligado a dormir con otra persona o en la sala.

—¡Dani! —escucho el chillido de Lucia apenas nos ve entrar.

La chica corre hasta donde esta Daniela para darle un abrazo fuerte. Observo a Luis quien las mira con una sonrisa y ambas empiezan a mensajearse, es una especie de comunicación que han creado las chicas hace mucho tiempo, a principio era mediante notas, sin embargo, Lu se aprendió por Daniela muchas señas para que la entienda mejor.

No sé en qué momento ambas niñas decidieron compartir habitación para hacer una pijamada y nadie se puso en contra.

En el trascurso de la mañana mientras acomodábamos la casa, se unen a nosotros Aranaga, el residente Carlos (que no entendimos mucho su presencia), y Rose quien estaba comprando comida.

Mientras hacíamos lista de la comida y organizando quien va a cocinar y a limpiar me sentí bien por un momento, me quito por un instante la tensión del trabajo, de las vidas que tengo a cuestas y se respira un aire familiar.

Me siento en la terraza con una cerveza en la mano luego del almuerzo, superviso a Daniela y Lucia quienes están en la orilla del mar. Un pinchazo de nostalgia crece en mi pecho y también un poco de culpabilidad, por petición de la sobrina de Luis decidimos guardarnos su condición a Dani, quien la pasó muy mal años atrás cuando su amiga enfermó y no entendía por qué.

Y vuelvo a pensar en lo injusta que es la vida, en que ellas aún les faltan muchas etapas por vivir juntas y que no es justo que mi hija vea morir a su mejor amiga.

Aranaga se sienta a mi lado y empieza a sacarme temas de conversaciones variados, descubro que es una persona muy parlanchina y risueña, y no me desagrada del todo.

Tengo las defensas tan bajas que por primera vez hablamos de algo más que no sea trabajo, que me cuenta cosas curiosas sobre ella y yo solo me dedico a reír de sus comentarios. No me había percatado lo fácil que es estar a su alrededor.

CAFUNÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora