Capítulo treinta y cinco.

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Aclaro que si lees este capítulo es bajo tu responsabilidad. No pago terapias. Y es muy necesario que se lea con la canción que esta en multimedia. Gracias. 

 
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10 de marzo del 2022.

La felicidad es intermitente. 

Es imposible estar mucho tiempo en tranquilidad. A lo largo de los años he aprendido que no importa que tan bien te sientas, eso no va a durar, y lo peor es que el dolor no es opcional. 

No lo decides. No lo esperas. Solo pasa. 

Un peso sobre mi cuerpo me despierta del sueño profundo en el cual estaba, sin abrir los ojos sé perfectamente quien es. Me muevo con una sonrisa en los labios y la halo a mi lado para taparla con la sábana. Afortunadamente soy más fuerte que ella. 

Escucho un chillido seguido de un par de risas. 

—¡Papi, me asfixias! —exclama Dani entre mis brazos—¡Voy a morir asfixiada por mi propio padre! —dramatiza. 

—Te dije que era mala idea—esta vez habla Isis. 

Cuando termino de abrir mis ojos y espabilarme consigo a Isis sentada de su lado de la cama sonriendo y a mi hija soltando carcajadas acostada a mi lado. 

Mi pecho se infla de alegría, como deseo seguir despertando así. 

—Buenos días —las saludo. —Pensé que llegarías más tarde. —le digo a Daniela. 

—Son las doce del medio día, pa—me informa la menor. 

Me sorprendo un poco. Es muy difícil que yo duerma tanto. Por suerte hoy es mi día libre. 

—Anoche nos dormimos tarde. —dice Isis. 

—Tu turno de hoy—le recuerdo. 

—Hoy tengo turno de noche. —se encoge de hombros. 

—Papi, tengo hambre ¿Podemos hacer arroz con pollo? —pregunta mi hija con un puchero tierno.

Sonrío y le acaricio la mejilla. 

—Lo que la princesa quiera. —beso su frente para levantarme y estirarme. 

—Isis, porfis—Daniela se voltea a donde está la pelirroja —Hagamos arroz con pollo. 

—Claro que sí. —la mujer sonríe para levantarse y tomar la mano de Dani e ir a la cocina. 

Mi sonrisa se ensancha cuando observo a las dos personas salir de la habitación. 

Voy hasta el baño, lavo mis dientes, el rostro, hago mis necesidades y me dirijo a la cocina donde tanto Daniela como Isis se parten de risa por algo que ha dicho la pelirroja. 

Me sirvo una taza de café y me siento en uno de los taburetes del mesón. 

—¿Las ayudo? —me ofrezco. 

—A ti el arroz te queda malo. —me dice Dani. 

Abro mi boca con disgusto fingido. 

—Claro que no. —Isis sonríe y se acerca a mi. 

—Gracias, pero si el arroz te queda malo, estas mejor aquí. —besa mis labios rodeandome el cuello con sus brazos. 

Yo llevo mi mano desocupada a su cadera. Debido a que estoy sentado y ella parada la pocision se hace fácil. 

—No les ofrezco mas mi ayuda. —beso su cuello. 

Su piel está suave y cálida. Si no es porque tenemos a mi hija frente a nosotros hubiesen pasado muchos pensamientos indecentes por mi mente. 

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2022 ⏰

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