Capítulo veintiocho.

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Siempre tuve la sensación de que la conocía, pero nunca me imaginé que de esa forma. Siempre pensé que era porque fuimos a la misma facultad contemporáneamente.

Y nunca me había sentido tan feliz de no recordar a alguien.

El televisor está en pausa desde hace unos minutos, el bol ya está vacío y la botella de Pepsi por la mitad.

—Así que yo te gusto y tú me gustas, pero no queremos estar juntos—Isis esta en medio de mis piernas con su espalda recostada en mi pecho.

Mientras que yo le acaricio el brazo.

—Sí, algo así—le hablo en el oído. —Ya yo te he dado mis razones, pero ¿Tú por qué no quieres? —pregunto.

Isis se queda en silencio por un momento y eso me da mala espina. Tengo la sensación de que no me está contando todo, pero he tomado la decisión de que no la voy a presionar en nada.

Si ella de verdad no quiere contestar esa pregunta debo respetarlo.

—Marie me comentó que también eras doctor, y por alguna razón te percibí como un "héroe", tenía sentido, me habías "salvado" y ahora ayudabas a las personas a curarse. Pero llegué aquí y me conseguí a un hombre pedante, egocéntrico y odioso. —habla bajo. —Descubrí que te había idealizado, y aunque Marie me lo había advertido, no le quise creer. A pesar de las inmensas ganas que tenia de lanzarme a tus brazos no podía, porque tú siempre has estado concentrado en otra cosa. —me dice. —Luego me encariñé mucho con Daniela y también tengo miedo de que nuestras diferencias sean más grandes y Dani quede en el medio.

Con cada palabra que sale de la boca de Isis es un paso a ganarse más mi corazón. Ella siempre ha pensado en Daniela y la ha puesto por delante de lo que sea que nosotros tenemos. Eso es algo que debo agradecérselo, ella sabe que lo más importante para mí es mi hija y lo adoro.

—Primero que nada, según lo que conozco de ti, nunca has necesitado a un héroe. Y segundo, técnicamente no le hemos dado nombre a esto que tenemos por las mismas razones. —analizo.

—Creo que sí.

Cierro los ojos y meto mi cara en su cuello para relajarme un poco. Debo pensar bien las cosas. ¿De verdad quiero que lo de Isis y yo vaya más allá de algunos encuentros casuales para darnos besos?

Estoy demasiado claro de lo mucho que me gusta, y no físicamente. Me gusta su inteligencia, su personalidad, hasta su jodido carácter. Quiere a mi hija y piensa en ella, me gusta mucho estar a su alrededor y aunque a veces no nos entendemos siempre buscamos la manera de estar cerca el uno del otro.

—¿Y si lo intentamos? —le propongo.

Isis se separa de mi pecho para darse la vuelta y mirarme a los ojos con bastante seriedad.

—¿Estás seguro? Yo no he intentado tener nada más porque tú me aclaraste que no estabas buscando, entre los dos decidimos tener esto.

Sonrío y le acaricio la mejilla con cariño.

—Vamos a intentarlo y si no funciona Daniela quedara fuera de todo esto.

Isis me da una sonrisa resplandeciente y se lanza a mis brazos para darme besos por todo el rostro. Algo que me llena el pecho de un sentimiento bonito.

—Vamos a intentarlo. —la agarro por la nuca para besarla.

Es un beso delicado y suave que me revuelve el estómago, pero de una buena forma. Ella se me sienta a horcajadas al mismo tiempo que lleva sus manos a mi nuca para jugar con el cabello que ahí está. Yo por mi parte llevo una de mis manos a su rostro y la otra la posiciono en su cadera para intentar acercarla más a mí.

CAFUNÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora