A las seis de la tarde por fin tengo un pequeño descanso de mi turno, estoy demasiado agotado y todavía me falta una hora para irme a casa. Aunque la idea de abandonar por hoy y marcharme ha pasado por mi cabeza varias veces.
Desde que Isis se fue atender el código blanco no he tenido más noticias de ella. También recuerdo que tengo todo el día sin hablar con Luis, hasta siento que lo extraño.
Saco el celular del bolsillo de mi mono azul para marcar su número. He dejado la bata blanca por algún lugar y no la consigo. Marco su número, pero algo llama mi atención.
Escucho el sonido de un celular a espaldas de mí, me volteo y me asomo en una parte del pasillo que esta tapada por una camilla y un estante gigante de insumos médicos.
Luis está sentado en el piso con las rodillas levantadas y los brazos reposando en estas, el uniforme del hospital lo lleva arrugado.
—¿Por qué estas ahí? —le pregunto colgando el celular.
Por suerte el pasillo es cerca del área de quirófanos, por lo tanto, esta casi vacío.
—Me estoy escondiendo—contesta.
Miro a ambos lados del pasillo, pero no veo nada por lo cual él tendría esta acción.
—¿De quién te estas escondiendo? —sigo preguntando.
—De Rose—dice en voz baja.
Arrugo mis cejas, Rose y Luis han tenido sus diferencias como cualquier otra pareja de casados, pero jamás he visto a este hombre escondiéndose de su esposa. Ni cuando se enteraron que no podrían tener hijos y ella estaba de mal humor casi todo el rato.
—Okey, ¿Por qué nos estamos escondiendo de Rose? —me muevo para sentarme a su lado en la misma posición.
Así ambos quedamos escondidos en el pasillo.
Luis solo se encoje de hombros y me mira para suspirar y recostar la cabeza atrás.
No digo nada más, solo me quedo ahí sentado a su lado. A veces solo necesitamos la compañía de alguien, no es necesario hablar, solo con el hecho de que esté presente es suficiente para consolar. Y algo me dice que Luis necesita mucho consuelo.
Pasan algunos minutos hasta que de repente aparece la silueta de Marie frente a nosotros, primero intenta pasar de largo, pero se da cuenta de nuestra presencia así que retrocede y se para con las manos en sus caderas y las cejas levantadas.
—Los he estado buscando por todas partes. Parecen unos niños regañados ¿Se puede saber que hacen ahí? —pregunta.
—Nos escondemos de Rose—le contesto pasando mi vista de Luis a ella.
Marie baja las manos de sus caderas para mirar a ambos lados del pasillo y sentarse al otro lado de Luis en posición de indio.
—¿Por qué nos estamos escondiendo de Rose? —pregunta más por preocupación que por curiosidad.
Supongo que por su mente ha pasado lo mismo que por la mía. Yo solo me encojo de hombros dándole a entender que no sé nada y ella recuesta su cabeza a la pared mirando al frente.
Miro a mi amiga y recuerdo lo que me ha contado Isis. Marie siempre está para todo el mundo, si tu mundo se cae ella va a estar ahí para barrer los pedazos de este, y son muy pocas las veces que ella demuestra necesitar ayuda, la última vez que la vi destrozada fue cuando su madre murió. Ni cuando dejó su matrimonio de seis años, aunque según tengo entendido ellos ya no se amaban.
"—Yo nunca necesito ayuda, Diego. Cuando me veas admitiéndolo es porque me están arrancando el corazón."
Me dijo hace varios años cuando le pregunte si necesitaba algo para lo de su especialización.
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CAFUNÉ.
Lãng mạnIsis y Diego luego de tantos malos ratos han llegado a la cima de su carrera. Sin embargo, al momento que Aranaga llega al Hospital central de Caracas como una de las mejores cirujanas generales y se entromete en la vida y carrera de Carrasquero sin...