Capítulo veintitrés.

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La logopeda que he contratado es la mejor del país, me comunique con ella hace algunas semanas y comenzara con Daniela mañana mismo, hoy nos concentraremos en que ella se sienta cómoda con los aparatos y pueda acostumbrarse a ellos.

Apenas salimos del hospital voy hasta el departamento que nos esperan mamá y Nat.

Dani prende la radio del auto y se concentra en escuchar las canciones que pasan. Mira por la ventanilla maravillada por todos los nuevos sonidos, observa el cielo y los movimientos de las personas. Comprendo que para mí todo esto es muy cotidiano, mientras que para ella es todo un mundo nuevo y me gusta verla así.

Arruga un poco la nariz al momento que unos autos empiezan a tocar la bocina y pasamos por un lugar donde hay mucho ruido, supongo que está un algo aturdida.

Una enorme sonrisa se refleja en el rostro de mi hija.

Me doy cuenta que he tomado la decisión correcta, ella está demasiado feliz y eso me hace incluso más feliz a mí.

Entro justo detrás de la niña al departamento. Ambas mujeres están paradas en medio de la sala expectantes a la reacción de Daniela.

—¿Qué paso? —pregunta mamá a mi dirección con ojos ilusionados.

Dani esta parada justo frente a mí también con los ojos puestos en su abuela y cuidadora.

—Ahora vamos a tener a una muy parlanchina niña—les doy una enorme sonrisa.

Mi mare suelta un gritico al mismo tiempo que Nat aplaude, ambas se ven sumamente felices y corren abrazar a mi hija quien no se ha movido del sitio.

Nathaly saca de la cocina un pastel de celebración. Supongo que no nos recibió con eso porque no estábamos muy seguros de lo que podría pasar.

—Mi niña hermosa—mi madre toma a Daniela en sus brazos y mi hija se funde en ellos.

Los ánimos en el hogar están como hace muchísimo tiempo no estaban.

Siento el timbre sonar, arrugo mis cejas. Camino hasta la puerta para conseguirme a Lucia y Rose en el pasillo.

—¡Ya llegaron! —exclama Lucia dándome un beso en la mejilla—¿Dónde está? —me aparta con brusquedad para adentrarse al lugar donde ya tiene mucha confianza.

—Me iba a volver loca si no la traía—me habla Rose—¿Cómo están?

Escuchamos un grito de Lucia al mismo tiempo que cierro la puerta. Daniela coloca una mueca en su rostro recibiendo a su amiga en brazos.

Todos soltamos carcajadas al ver la escena.

—Estamos bien—le contesto a Rose.

—¿¡Puedes escucharme!? —pregunta Lu a Dani tomándola por los hombros. Mi hija asiente—¡Puede escucharme! —vuelve a gritar la niña mirándome con una emoción que le traspasa los poros.

Definitivamente estaba muy equivocado al no darle esto a mi hija antes.

Mi celular suena haciéndome saber que es una video llamada. Miro la pantalla apareciendo Marie en ella.

—¡Por fin contestas! —me regaña la morena.

—¿Dónde estás? —se cuela en la pantalla Luis con sus enormes ojos—Rose me dijo que iba para tu casa con Lucia, pero ninguna contesta ¿Qué ha pasado? —habla muy rápido.

—¿Ese es Diego? —escucho la voz de Isis lejos—¿Qué paso? ¿Por qué no contestas? —la veo aparecer en la pantalla.

Los tres se ven bastante gracioso, Marie tiene el teléfono inclinado abajo y solo se ven sus narices y ojos.

CAFUNÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora