SINOPSIS

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Narrador:
Alain.

La vida te enseña que las personas siempre fallan, que el primer amor nunca será el perfecto y que realmente no existen los amores de novela.

Te enseña a caerte y volverte a caer, pero tú le enseñas a la vida que puedes levantarte mil veces y más, que puedes perseguir tus sueños y alcanzarlos.

La vida te enseña que todo empieza donde algo acaba, las mejores sonrisas llegan después de la última lágrima, los sueños se cumplen después de noches de insomnio, un mal momento, un mal día, siempre será el inicio de algo que te hará feliz.

Hola, soy Alain Ferrety Sotomayor. Hace apenas dos semanas cumplí mis diecisiete años y no fue lo que esperaba en realidad, no irá a la lista de mis mejores cumpleaños.

Empiezo a darme cuenta de que la vida no es como la imaginé cuando era niña, de que crecí en mi propio mundo y nunca pisé este en el que realmente vivo.

Estoy descubriendo que no es tan bueno confiar de más en las personas y mucho menos en quienes acabas de conocer, creo que la vida no es tan dulce como mi nana Marilus me la pintaba.

Marilus, a ella es a quien veo como madre porque fue quien me crio con valores y consejos. Me regañaba cuando hacía algo mal y me ayudaba en mis tareas.

La quiero muchísimo y sé que ella a mí también. Nunca ha dejado de estar al pendiente mío, mientras que mis padres trabajan sin descanso y ni siquiera se para que, no tienen tal necesidad. Desde siempre hemos vivido cómodamente y no nos ha faltado el dinero, imagino que trabajar todo el día es su forma de evadir la responsabilidad de ser padres.

La nana siempre ha estado conmigo, pero me han hecho falta esos abrazos de madre, esos consejos cuando tienes una mala nota o cuando te gusta un chico, en vez de eso solo tengo una tarjeta cada cumpleaños y un regalo sobre mi cama.

Mis padres son personas totalmente estrictas, adictos al trabajo, comprometidos con sus clientes y la imagen de sus empresas. Papá asusta a cualquier persona con tan solo hablarle y mamá es una persona un tanto superficial, Juan y Elain, ellos son mis padres.

Para cuando despierto ya se han ido a trabajar y muy pocas veces los veo, nunca llaman para saber como estoy y en las cenas que es el poco tiempo que como "familia" compartimos, solo se escuchan cucharas y tenedores contra platos, nadie habla y nadie dice nada, así es mi vida.

La vida de una adolescente ✓ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora