CAPÍTULO ¹³

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-Alain-

He estado pensativa durante todo el camino. -¿Segura que estás bien Ali'?- preguntó Terry otra vez.

-Si, por enésima vez, estoy bien. Solo conduce.

Agradezco al cielo que me haya venido a buscar, después de todo, lo último que quiero es cruzarme con Marco. Todavía no entiendo que pudo haber pasado.

Ayer se portó muy lindo conmigo, pero su aptitud después me hizo dudar. ¿Debí llamar a Terry? Me abofeteo mentalmente para salir de mis pensamientos.

Toda la tarde me desahogué con Marco, le conté todo lo que había pasado y él me apoyó, me dormí entre sus brazos y no volví a despertar en toda la noche.

Los rayitos del sol que se colaban por la ventana me hicieron abrir los ojos para darme cuenta de que él ya no estaba.

Con la vista busqué mi celular hasta que lo ubiqué en la mesita de noche de su habitación, para mi sorpresa estaba apagado, lo encendí y bajé hasta la cocina.

-Hola, señora.- dije haciendo el más profundo esfuerzo para sonreír.

-Señorita Alain, ¿cómo le amanece? ¿Se siente mejor?

-Estoy bien, muchas gracias ¿Dónde está Marco?- pregunté un poco nerviosa.

-El joven Marco se levantó temprano, antes de que saliera el sol y empezó a tomar, decía cosas como que estaba harto de todo y de todos y se fue en la motocicleta sin decir nada.

-Gracias, señora, me iré, dígale que no me busque. No quiero verlo.- ella se limitó a asentir y yo salí de la casa.

Una vez fuera encendí mi celular y abrí los ojos de par en par al darme cuenta de todas las llamadas y mensajes de Terry. Ha de estar muy preocupado porque no fui ayer al instituto, decidí llamarle para que me recogiera y para mi suerte accedió.

•••

Todo el camino no ha parado de preguntar si estoy bien, le he dicho que si un sinnúmero de veces, pero vamos, que es Terry, sabe leer a las personas perfectamente.

Nos detuvimos en su casa para que su hermana me prestara un poco de ropa. No me siento cómoda solo con la camiseta de Marco, pero olvidé totalmente que había puesto mi ropa a lavar así que la dejé en su casa. De paso desayunamos juntos.

Mientras desayunábamos le conté todo lo que había pasado y no pude evitar que mis ojos se cristalizaran y las lágrimas emprendieron la huida hacia mis mejillas, él se levantó de su lugar en la mesa y me envolvió en un cálido abrazo.

-Descuida pulga, todo va a estar bien y si no pues aquí me tienes para que lo pasemos juntos. ¿Vale?

Sus palabras causaron conmoción en mí. La verdad es que me siento muy vulnerable ante esta situación, pero él me comprende perfectamente.

-¿Dime que harás ahora?- inquirió con cara de preocupación.

-Pues no lo sé, supongo que buscar donde quedarme.- respondí aún envuelta en sus tibios brazos.

-Te puedes quedar aquí si quieres, a mis padres les caes de maravilla y mi hermana se ha encariñado mucho contigo.

Conocí a los padres de Terry una semana después de que lo conocí a él, son personas encantadoras y me pone un poco triste porque son la familia perfecta, pero a la vez me hace sentir muy feliz por él.

-No Ter, no hace falta. Me puedo quedar con mi abuela, sé que ella no tendrá problema alguno.- dije soltándome de su suave agarre.

-Está bien, pero estaré al pendiente de ti en todo momento.- yo asentí con una gran sonrisa.

Este chico es genial, no se ha despegado de mí desde que le conocí y no puedo negar que me gusta su compañía. Él es esa clase de persona que te hace sentir segura con tan solo una mirada, cosa que no siento cuando estoy con Marco, con el todo es misterioso y nada parece ser seguro.

-Gracias por ser tan lindo conmigo.

-Para eso soy tu mejor amigo. ¿No?- yo sonreí por su comentario.

-Por supuesto que lo eres.

El respingo de mi teléfono nos interrumpe, veo que es mi abuela Blanca quien llama y es cuando caigo en cuanta, ayer mi papá me echó prácticamente de casa y no tengo donde quedarme más que con ella. El recuerdo de las palabras de papá arremete aún en mi cabeza.
"-Puedes estudiar lo que te dé la gana, pero en mi techo ya no vives, de mi sudor ya no comes y con mi dinero no cuentas"

Todo cae sobre mí como un balde se agua fría, tengo que contarle todo lo sucedido a mi abuela y preguntarle si me puedo quedar con ella.

Decidí no contestar e ir a verla mejor después del instituto.

-¿Me llevas a casa a por mi uniforme? Si nos damos prisa tal vez lleguemos a tiempo.

-Por supuesto Ali, aún faltan varios minutos para que comiencen las clases, a demás es martes, tenemos hora libre.- asentí y nos dirigimos a su auto.

Yo ya estoy en el último curso al igual que Terry y Marco. Por lo que he escuchado ambos perdieron años de clases por razones que desconozco, pero cualquiera lo sabría, ya que Marco tiene 19 y Terry también.

Llegamos a casa y en vista de que ya mis padres no estaban me adentre a ella, tomé una ducha rápida y me vestí, bajé a la cocina en busca de agua y me encontré con Marilus y Taylor conversando de algo, pero callaron al sentirme bajar las escaleras.

-Tay, Marilus, supongo que ya saben todo.- ambos asintieron.

-Tus padres nos hablaron antes de irse ¿qué harás ahora mi niña?- hablo Taylor.

-Me iré a casa de mi abuela, haya estaré bien.

-Lo sé mi niña, cuanto lo siento. Con Taylor estábamos diciendo lo lindo que sería irnos contigo, pero el señor y la señora no nos dejarían, sabes como son tus padres.- dijo la nana.

-Lo sé nana, tranquila, te repito, estaré bien, regresaré después de ir a ver a mi abuela a por mis cosas, dolerá mucho dejar esta casa, pero sé que también sanará una parte de mí.- ella solo asintió y me acerqué para darles un abrazo cargado de sentimientos. Me despedí de ellos y emprendimos la marcha hacia el instituto.






















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Nota de la autora: Ha llegado el momento de separarse de los padres con los que en realidad nunca estuvo. Sin más preámbulos, veamos que sucede después. Actualizaré pronto. Nos vemos en el próximo capítulo ojitos de koala.

La vida de una adolescente ✓ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora