CAPÍTULO FINAL

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Un año después

Narra Alain

Pensé que cuando me decían "vendrá algo mejor", se trataba de una persona. Nunca imaginé que se referían a mi madurez, independencia y plenitud.

Es increíble todo lo que te puede pasar en tan poco tiempo. Hoy que puedo contar mi historia sin derramar lágrimas, sé que por dentro me he curado.

Cada uno de nosotros pasó por algo en la vida que lo cambió de forma tal que jamás podrá volver a ser la misma persona que antes, y así es la vida, sufrir un rato y reír al otro.

Podría enumerar todas las cosas que aprendí en este periodo de mi vida:
Descubrí que a veces las palabras que más duelen son las que vienen de nuestros padres, que a quienes juegan a perderte, se les deja ganar.

Aprendí que las tempestades no son para siempre, que el mejor regalo que alguien puede hacerte es dedicarte su tiempo, escucharte, preocuparse por ti, ayudarte a no rendirte y sobre todo aceptarte tal cual eres.

Entendí que a veces el problema es que tu corazón no quiere aceptar lo que tu mente ya sabe, que nunca se olvida a una persona y que solo se aprende a vivir sin ella, que nadie sana siendo la misma persona, porque la sanación es un viaje de trasformación.

Aprendí que a veces debes aceptar las cosas como son y no como quieres que sean y que definitivamente el tiempo contesta todas nuestras preguntas o hace que ya no nos importen las respuestas.

Descubrí que nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción que te queda, que la decepción te enseña que la gente no siempre es lo que dice ser, y que aunque a veces duela, no cualquiera merece un lugar en mi vida.

Comprendí que nadie se hizo fuerte sin tener batallas difíciles y que hasta que no liberas tu alma de todo aquello que te atormenta, no podrás llenarla de todo aquello que te hará bien.

Aprendí que a veces tienes que olvidar lo que sientes y recordar lo que mereces, que nadie se iguala a mí y que ese es mi poder.

Entendí que nunca llegará la persona indicada si no dejas ir a la equivocada.

Fui niña, crecí, me convertí en adolescente, me enamoré, fracasé, sufrí, perdí un ser de suma importancia para mí, la vida me dio el más hermoso regalo, me devolvió la esperanza, me mostró el verdadero amor y me permitió levantarme después de haber caído tantas veces.

Matthew ya cumplió su primer añito, es el niño más tierno y hermoso de todo el mundo. Me está yendo muy bien en la universidad y mamá me ha ayudado muchísimo con los cuidados de mi hijo para que pueda estudiar. Terry viene cada fin de semana sin falta.

Es increíble la manera en la que ha fluido todo entre nosotros, le di una oportunidad al amor y me terminó gustando más de lo que esperaba. Todo fue tan espontáneo, tan natural, que a ninguno de los dos nos pareció nada raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miráramos a los ojos como tontos.

En cuanto a mi ex, ¿qué les puedo decir? "TENGO LA CICATRIZ, PERO YA NO DUELE".

—Mi amor, todos estamos esperando a por tu respuesta, especialmente yo.— la voz de Terry me hace salir de mis pensamientos.

Todavía no puedo creerme lo que ha hecho. Reunió a todo el campus, aquí están sus padres y hermana, Layla, mi mamá y mi bebé. Todo está hermosamente decorado, hay globos por todas partes y la imagen del chico arrodillado  frente a mí me hizo temblar y mis ojos se cristalizaron.

—Alain. ¿Quieres ser mi prometida?— me lo volvió a preguntar y esta vez sí reaccioné.

—Claro que sí Ter.— dije acercándome más a él para abrazarlo y sellar con un beso mi respuesta. Sé que no me arrepentiré de haberlo elegido, nadie me podrá amar como él lo hace.

Después de todo una adolescente si encuentra la felicidad, el verdadero amor, la cura para esas heridas que no se ven y la manera de salir adelante.

Nunca debemos olvidar que los grandes cambios vienen acompañados de una fuerte sacudida, pero no hay porque asustarse, no es el fin del mundo, es el inicio de uno nuevo y mucho mejor.

Sufrí, lloré, caí, pero me levanté y estoy de pie, aprendí a vivir al ritmo de "LA VIDA DE UNA ADOLESCENTE".

Cuando mi mente se llenó de dudas, tu Consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.
Salmos 94:19

La vida de una adolescente ✓ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora