CAPÍTULO ²⁰

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-Maratón 1/4-
-NARRA ALAIN-

Desperté sintiendo un dolor inmenso en varias partes de mi cuerpo y no es para menos. Marco no fue nada cuidado conmigo anoche, ni siquiera preguntó cómo me sentí, esperaba más de él, esperaba que ese momento fuera de otra forma y más especial.

Lo busqué por toda la habitación con la vista y supuse que se estaba duchando al escuchar la regadera. Intenté levantarme, pero me dolía todo el cuerpo, por lo que me dejé caer otra vez.

-Despertaste ya.- dijo saliendo del baño.

-Sí, veo que tú también.- bufé reincorporándome.

-Tengo que salir.- dijo acercándose al armario.

-Marco, ¿no me vas a preguntar cómo me siento siquiera?- inquirí incómoda.

-¿Para qué? Estoy viendo que estás bien.

En ese momento me invadió el sentimiento de decepción y arrepentimiento. Tal vez no debí estar con el tan rápido, a penas llevamos unos meses de novios y creo que debí esperar más.

Se vistió sin decir ni una sola palabra más, tomó sus llaves y salió de la habitación, mis ojos se cristalizaron ante su actitud y las lágrimas bajaron amargamente por mis mejillas. -¿Por qué eres tan floja, Alain?- hasta mi conciencia me reprocha.
Me levanté como pude, tomé mis cosas y bajé las escaleras.

No sé que hacer, los choferes no están ni la señora del servicio, pero ¿cómo se le ocurre a Marco dejarme sola aquí?

Salí a la calle en busca de un taxi y en 10 minutos no pasó ni uno. No quiero ir a casa y que mi abuela me vea así, necesitó desahogarme, lo único que se me ocurre es llamar a Terry.

📞

-Hola.- escuché su voz, se acaba de despertar, lo sé por sus bostezos.

-¿Vienes por mí?- Sé que parece egoísta de mi parte llamarlo cada vez que me pasa algo, pero no se me ocurre nada más.

-¿Dónde estás ?- Inquirió. Suena cansado.

-En casa de Marco.- dije avergonzada.

-Por favor dime que no amaneciste hay Ali.- suena preocupado, pero ¿por qué?
No dije nada, el llanto se abrió paso audiblemente.

-En seguida voy por ti, no te muevas.- dijo y pude escuchar el ruido en su habitación, parece estar buscado algo.
Terry cerró la llamada, escondí el rostro entre mis rodillas y dejé que las lágrimas se esparcieran por mi rostro.

Ha de haber volado porque llegó muy rápido, se desmontó y corrió hacia mí para envolverme entre sus brazos, no dije nada, solo nos dirigimos a su auto y él condujo hasta su casa. Me llevó hasta la sala de juegos de su hermana, se sentó justo a mi lado y me dejó llorar en su regazo. Después de un largo rato rompió el silencio entre nosotros.

-Alain, Dime por favor que no lo hiciste.- dijo con la voz entre cortada, todavía no entiendo a que se refiere.

-¿Hacer qué?- pregunté secando mis lágrimas.

-¿Dormiste con él.- su pregunta me deja totalmente boquiabierta y me siento incómoda, pero es mi mejor amigo, no quiero esconderle nada y menos mentirle.

-Sí.- fue lo único que dije sintiendo un poco avergonzada.

-No, tú no por Dios, tú no.- dijo dejándome libre de su abrazo.

-¿Hay algo que no me has dicho Terry? Quiero que lo hagas ahora.- demande molesta.

-Alain, Marco suele hacer esto en todos sus cumpleaños, se liga a una chica meses antes y se acuesta con ellas en su fecha especial, no toma a las mujeres en serio, para el son trofeos.

-No entiendo por qué dices cosas tan feas. Lo conozco, no sería capaz de algo así.- dije, molesta- ¿Cómo se atreve a hablar así de Marco?

-Te equivocas Ali, no lo conoces, en cambio,yo sí. Éramos mejores amigos desde los 10 años, al principio me pareció un juego tonto eso de que estuviera con una chica diferente cada cumpleaños, lo hace desde los quince años. Cuando cumplimos diecisiete me di cuenta de que estaba mal lo que hacía, lo confronté, terminamos peleando y dejamos de ser amigos porque no estuve de acuerdo con su estilo de vida ni la forma en la que trataba a las chicas.- esto es el colmo.

-No puedo creer que estés haciendo esto Terry, no puedo creer que lo estés calumniando, ¿con qué motivos? No te ha hecho nada.- dije levantándome enfadada dispuesta a irme. Cuando estaba a punto de abrir la puerta su agarre me detuvo.

-Suéltame, me quiero ir.- le grité.

-Alain, carajos, ¿no entiendes que no quiero que te haga daño? No quiero que te pase lo mismo que a las demás chicas, he visto mujeres destrozadas por ese al que llamas amor de tu vida, por Dios.

-No quiero volver a verte Terry.- dije con los ojos cristalizados.

-A ver, dime una cosa Alain, ¿fue cuidadoso cuando estuvo contigo anoche? ¿Te preguntó si te gustaba lo que te hacía? ¿Se percató de no estarte lastimando?
No respondí nada, agaché la cabeza y las lágrimas emprendieron la huida de mis ojos.

-Lo sabía. Le gustan las chicas vírgenes, tiene una lista de todas las jóvenes como tú con las que ha estado y estoy seguro de que tu nombre ya está en ella. Cuando vuelvas a estar en su casa búscala, no hago esto por difamarlo, lo hago porque te quiero y si te hace daño sé que te costará reponerte de eso, pero aquí estaré para ti. Ojalá esté yo equivocado y las cosas salgan bien.

Me zafé de su agarre y salí corriendo de aquel lugar. No quiero ni verle, no entiendo por qué me dice esas cosas, pero la sensación de que tiene razón carcome mi pecho.

Gracias al cielo no me siguió, abordé el primer taxi que visualice y me fui a casa.

•••

No he sabido nada de Marco en todo el día, tengo muchísimas llamadas y mensajes de Terry y no pienso responder ninguno de ellos. El reloj marca las 7:30 de la noche, no tengo nada que hacer y la abuela no está, así que decidí salir un rato.

Entré a un bar cerca de casa y mis ojos se abrieron de par en par al verlo sentado en una de las mesas, está muy tomado y su cara denota enojo y tristeza a la vez. Me acerqué y lo ayudé a levantarse, lo saqué del bar y lo llevé a mi casa.

-Marco, has tomado demasiado.- le dije recostándolo en mi cama.

-Estoy bien pequeña, solo me haces falta tú.- dijo incorporándose.

-Descansa y no vayas a vomitar.- su tono borracho me resulta chistoso.

-Ven aquí.- dijo halándome hasta la cama.

-Marco, no creo que sea el momento.- no terminé la oración, estampó sus labios sobre los míos e intenté quitarlo, pero es mucho más fuerte que yo. Terminó seduciéndome y me entregué a él otra vez.


























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Nota de la autora: Sin comentarios, solo quiero agradecerles por todo el amor que le han dado a esta historia, los amodoro. Pronto actualizaré mis amados ojitos de koala.

La vida de una adolescente ✓ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora