CAPÍTULO ¹⁰

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-Narra Alain-

La semana concluyó con normalidad, no volví a saber nada de Marco, ya que no volvió por el instituto.

En cuanto a mí, pasé muchísimo tiempo con las gemelas. Cada vez me parecen mejores. Me enseñaron a maquillarme, aunque nunca me ha gustado hacerlo.

También estuve mucho tiempo con Terry, viene a casa todas las tardes y me ha distraído muchísimo pasar tiempo con él. Me parece el chico más dulce del mundo, siempre me llama para darme las buenas noches y para despertarme en las mañanas, se ha convertido en mi Despertador.

No puedo creer que ya sea lunes otra vez, debo volver a clases y mis padres regresan hoy.

Después de la llamada de Ter, lo sé, muy rápido para un apodo, pero se me hace tierno llamarle así. Tomé una ducha y me vestí, bajé a la cocina para desayunar y esperar a Taylor para ir al instituto.

Escuché el sonido de una moto detenerse fuera de casa y salí recordando perfectamente haber escuchado antes el ruido de ese motor.

-¿Marco? ¿Qué haces tú aquí? Y ¿Cómo supiste mi dirección?- pregunté nerviosa.

-Calla y súbete pequeña.

-¿Estás loco? No iré a ninguna parte contigo.

-Que subas te dije.- pegué un salto por lo fuerte que se escuchó su voz y asentí atemorizada.

Con su ayuda subí a la motocicleta, se quitó el casco y se posó sobre mí para colocármelo haciendo que el aroma de su colonia y la calidez de su aliento alcoholizado me embriagaran. Su mirada conectó con la mía fugazmente y se dio vuelta para poner el pie sobre la marcha.

Inconscientemente mis manos se aferraron a su abdomen perfectamente marcado y apreté mis ojos, mordí mi labio inferior y le rogué que parara.

-Marco, por favor detente, nos vamos a matar.- estoy aterrada, soy demasiado joven para morir.

-Calla niña, no te pasará nada, para eso tienes el casco.

-Pero, ¿Y tú?- este chico está loco.

-Yo no importo.- al escuchar esas palabras sentí como se encogió mi corazón.

-Marco, te lo suplico, detén la motocicleta.- mis ojos se cristalizaron, las lágrimas se deslizaron por mis mejillas y mi voz se quebró. Marco se percató de esto y se detuvo. Posó sus manos sobre el casco para luego quitármelo y su rostro se contrajo en miedo y algo que no logré descifrar bien, ¿tristeza?

-Ves, eres una llorona, estamos bien.

-¿Dónde estamos? Quiero irme ya, no llegaré a tiempo al instituto por tu culpa.- ¿En qué momento le hice caso a este loco? Me regañé mentalmente.

Marco estaba a punto de hablar cuando el sonido de su teléfono nos interrumpió, lo apagó y tomó mi muñeca bruscamente, pero me resistí logrando deshacerme de su agarre.

-¿Qué te pasa idiota? Me quiero ir ya.

Traté de sonar segura al decirlo, pero la verdad es que es evidente el miedo en mi tono de voz, estoy sola con un chico que a penas conozco y que además ha tomado alcohol. Marco empezó a caminar hacia mí con pasos apresurados, mis manos estaban sudorosas y mi cuerpo temblaba con cada paso que él daba.

Era un completo desastre de nervios para cuando se paró justo en frente de mí. Su mirada se cristalizó y sus ojos se tornaron intensos, posó su mano sobre mi mentón y estampó sus labios contra los míos en un desesperado beso.

Intenté separarme de él, pero fue inútil, no puse más resistencia y le seguí el beso. Segundos después se alejó de mí con una sonrisa burlona en sus labios.

La vida de una adolescente ✓ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora