Capítulo ¹

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Narrador:
Elain

Siento unas fuertes contracciones que van y vienen y me anuncian que llegó la hora, la bebé ya viene en camino.

Para mi suerte estoy en la planta baja de la casa comiendo cereal, son justo las 3:50 de la madrugada y Juan está dormido. Por el embarazo me da mucha hambre así que bajé a la cocina.

─Juan baja rápido, ya va a nacer la bebé.─ grité desesperada y como pude por el dolor.

─¡Juan!─ le llamé una vez más y bajó corriendo despavorido por las escaleras, estuvo a punto de caer.

─Rayos mujer, ¿por qué gritas tanto?─ dijo enfurecido, no le gusta ser despertado.

─Juan la bebé ya viene.─ dije retorciéndome, las contracciones son cada vez más fuerte.

─¿Por eso montas tal escándalo? Son las tres de la mañana, a demás no te pedí embarazarte.

Las palabras de Juan no tienen efecto alguno sobre mí, yo tampoco quería tener un hijo. No tengo ese sueño que tienen todas de ser madres, pero olvidé la inyección y quedé embarazada y aunque no deseaba ser madre no soy capaz de quitarle la vida a un ser inocente.

Juan subió a la segunda planta de la casa a buscar las cosas para irnos al hospital, de camino llamó a mi madre quien quedó de vernos allá.

Al llegar nos atendieron de una vez, es un hospital privado y solo vienen personas de la alta sociedad y adineradas

Para cuando llegamos ya mi madre nos esperaba en la entrada ya que su casa queda a pocos minutos del aquí.

El doctor la dejó estar conmigo durante el parto porque Juan no quiso entrar. Él no quería que yo la tuviera, dice que un hijo arruinará nuestras vidas laborales y que solo será un estorbo.

La verdad es que solo pienso quedarme con ella los primeros meses para alimentarla y después le pondré una nana que cuide de ella.

El parto fue doloroso y bastante largo, al parecer no quería nacer, ¿será que siente él rechazó mío y de Juan? Para cuando dieron las 5:20 de la mañana ya estaba en brazos de la enfermera.

Mi madre está maravillada con su nieta, ella es la única que está emocionada con su llegada.

─Mamá, dile a Juan que venga para que registremos a la bebé.─ ella asintió dejando a mi hija en la incubadora y regresó minutos después con él.

─Mujer, ¿qué quieres esta vez?─ preguntó exasperado.

─No seas tan pesado, tu hija nació hace ya rato y ni siquiera has venido a verla.

─Sabes que no me hace ilusión ser padre, me da igual.─ dijo con su tono de voz frío.

─Por lo menos dale tu apellido, a mí tampoco me hace ilusión ser madre, pero ella ya está aquí y tenemos que hacernos cargo.— él solo asintió y se sentó en un sofá al lado de mi cama.

Al cabo de unos minutos nos quedamos dormidos, mi madre se fue temprano a casa para volver en la mañana.

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Sentí un toque en mi brazo derecho y abrí los ojos para ver a la enfermera que tiene a la pequeña en brazos.

Me pregunto ¿cómo sería mi reacción al verla si la hubiese deseado?

─Señora Sotomayor, es hora de darle de comer a su bebé.─ asentí con la cabeza y la tomé para darle una mamila.

─¿Qué está haciendo?─ preguntó ella con cara de haber visto un monstruo.

─Alimentando a mi hija, eso fue lo que pidió usted.

─Pero no me refería a eso. Tiene que darle comida materna, osea de su pecho.─ está loca si cree que lo haré.

─Para eso está la mamila, no es necesario que la pegue a mi como si fuésemos vaca y becerro.─ como si de un chiste se tratara soltó una carcajada muy audible.

─La Academia Americana de Pediatría recomienda que los bebés se alimenten exclusivamente de leche materna durante aproximadamente los primeros seis meses de vida. Así es que a amamantar a su pequeña.─ asiento sin decir nada dándome por vencida.

Anoche le pregunté a Juan que nombre le pondríamos y pareció darle igual porque solo se encogió de hombros y no dijo nada.

La bebé tiene mis ojos y mucho cabello negro en su pequeña cabecita, lo heredó de su padre.

Cuando termine de alimentarla, la enfermera volvió por ella.

─Si todo sigue bien en la tarde podrá irse a casa. El parto salió exitoso y todo fue de manera natural.─ asiento levantándome con ayuda de mi mamá quien acaba de llegar para ir al baño y darme una ducha, estos lugares lo tienen todo.

Para cuando el reloj marcó las tres de la tarde ya estábamos todos listos para irnos a casa, registramos a la bebé como Alain Ferrety Sotomayor.

Juan tomó la pañalera, yo a la pequeña en brazos y nos dirigíamos a su coche.

Mi madre viene tras nosotros para acompañarnos. Se quedará conmigo hasta que pase el tiempo de guardar reposo en casa.

Conociendo a Blanca, no me dejará ni bañarme sola. Si de sobre proteger se trata ella es la reina.





















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Nota de la autora

La primera decepción en la vida de Alain.
Acompáñenme a ver que sucede en el siguiente capítulo mis ojitos de koala.
No olvides dejar tu voto y si te apetece comentar algo, es bien recibido.

Con amor: Ari.

La vida de una adolescente ✓ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora