Capítulo ⁵

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"Que terrible decepción"
Narrador:
Alain

Después de dos horas esperando, mis padres aún no llegan. Siempre es lo mismo con ellos.

Subí a mi habitación a por el celular que me dejaron esta mañana para registrar los números de mis primas y mi tía Claudia, los tengo anotados en una pequeña agenda que la nana me compró.

Cuando terminé llamé a mi tía y le alegró muchísimo saber de mí.

Me cantaron feliz cumpleaños lo cual me hizo sentir muy bien y terminé la llamada al escuchar el sonido de la puerta. Espero que por fin sean ellos.

─Mamá, papá, ya están aquí.─ comenté con mucha emoción.

─¿Y ahora que Alain?─ preguntó mamá con cara de fastidio, papá solo observaba. Ellos no se ven muy contentos.

─Como es mi cumple, le pedí a Marilus que me ayudara a preparar algo especial para que cenáramos juntos, hace mucho que no lo hacemos.─ dije poniendo cara de perrito mojado y ella me miró cansada.

─Hoy no niña, no tengo tiempo para esto. Vengo muy cansada y tu padre también.─ no puedo creer que me hagan esto, se supone que es mi fiesta de cumpleaños y mi día especial.

─Mamá, es que─ trato de hablar, pero papá no me deja.

─Es que nada, Alain.─ interrumpe él dándome la espalda para irse.

Es ahora o nunca Alain, tienes que decirles lo que sientes.

─¡Esperen!─ exclamo enojada y los dos se dan la vuelta con cara de sorpresa. Nunca había retado las palabras de mi padre, pero no puedo seguir en esta situación.

─Estoy cansada de esto, cansada de que siempre sea lo mismo, es que de verdad no entiendo para qué tuvieron una hija si ni siquiera estarían para ella. Se supone que hoy debería ser especial. Mamá, es mi cumpleaños y ni siquiera llamaste para felicitarme.─ siento como mi voz se corta y mis ojos se cristalizan.

─Te dejamos una nota y tu regalo sobre la mesa. ¿A caso eso no es suficiente para ti?─ no puedo creer que haya preguntado eso.

─No mamá, no es suficiente.─ le respondí. Ya mis lágrimas habían dejado mis ojos para tomar un trayecto amargo por mis mejillas.

─No es suficiente que solo me den regalos cada vez que creen que los necesito, yo no quiero sus regalos, no quiero su dinero, no quiero que me llenen de lujos, no me hacen falta.─ mamá me mira enojada y papá hace lo mismo. Los ojos de papá me llenan de miedo.

─¿Entonces que es lo que quieres niña malcriada? ¿Quieres unos buenos azotes para que se te quite lo berrinchuda?─ dice papá quitándose el cinturón. Oky, eso me asustó, pero no me puedo quedar callada a estas alturas.

─No papá, los quiero a ustedes. Necesito a mis padres, quiero sentir que están conmigo, que no fui un error en sus vidas. Ni siquiera se interesan por saber cómo estoy. ¿Por qué? Nunca he sido una mala hija y no merezco ser tratada así.─ digo quebrándome y rompiendo en llanto. Siento un fuerte ardor recorrer mi pecho hasta parar en mi garganta e inhabilitar mi respiración.

─Lo siento, pero no tengo tiempo para esta conversación.─ habla mamá caminando hacia las escaleras, volteó a darme una última mirada antes de desaparecer hacia su recámara y me quedé viendo como se iba hasta que la voz de papá me espantó.

─Esto es lo que logras con tus berrinches Alain, pero más te vale que sea la última vez, tu madre y yo nos partimos el lomo solo para que no te falte nada.─ Ahora si que estoy enojada y me vale que me golpee, no me pienso quedar en silencio ante tal mentira.

─Te equivocas papá, mamá y tú no se parten el lomo para que no me falte nada, a ustedes no les importo yo. Se esconden tras esa escusa para evadir sus responsabilidades conmigo, lo único que les importa es el estúpido dinero y sus empresas de mierda.— grité enojada.

Sentí un fuerte ardor en mi mejilla, papá me había soltado una cachetada y las lágrimas corrían por todo mi rostro.

Genial, pegame papá. Hazlo otra vez.─ hablo sosteniendo mi mejilla.

─Que te quede claro que a tu madre y a mí nos debes respeto.─ fue lo último que dijo para luego desaparecer detrás de mamá.

Estoy segura de que el sonido que emitió mi corazón al partirse en mil pedazos fue audible por toda la casa.

Abrí la puerta principal y salí corriendo a la calle sin rumbo alguno. No se a donde ir, aquí no tengo amigos, solo está mi abuela Blanca y no quiero molestarla a estas horas.

Ella ha tenido días pesados, necesita descansar y a Marilus le dije que se podía ir a casa con su hija.

●●●

Miré el celular, por suerte lo traigo en mis bolsillos, marca las 11:35 p.m.

Escuché a Taylor gritar mi nombre varias veces detrás de mí, pero fui más rápida que él y corrí hasta que ya no pude verlo. Tuve que esconderme para poder perderlo.

Caminé un largo rato con los ojos aguados, las manos en mis bolsillos y sin levantar la vista.

Quisiera poder decir que no me han lastimado, que sus actitudes no me hacen y que no necesito de su atención, pero no puedo hacerlo. Que doloroso es cuando te esfuerzas para obtener la atención de tus padres y por más que haces nada pasa, todo sigue igual o quizás empeora.

Pasé toda la tarde preparando una cena para sorprenderlos, hasta le di la noche libre a la nana para quedarme a solas con ellos y valla sorpresa me llevé, estan demasiado ocupados para cenar con su hija.

De momento sentí que choqué contra alguien, una mano áspera y fuerte se posó sobre mi mentón haciendo que lo mirase y me volví a encontrar con esos ojos café.

La vida de una adolescente ✓ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora