Alain
Salí de la cafetería sin dejar de pensar en las palabras de aquel chico "todo lo que toca lo destruye". Caminé hasta la puerta del salón, dudé antes de entrar y decidí desviarme a la cancha de Fútbol donde estarían las gemelas.
Al llegar allí las busqué por todos lados hasta que aparecieron frente a mí.
—Pequeña sabandija, si viniste.— chilló Danna.
—Aquí estoy chicas. ¿Y entonces, que hacemos aquí?— pregunté con los brazos por los aires, ellas solo rieron y me guiaron a las gradas desde donde pude verlo a él, no sabía que jugaba en el equipo pero era obvio.
—¿Deseas algo de tomar?— preguntó Donna.
—No, estoy bien así.— Se fueron creo que a la cafetería y me dejaron sola, Marco notó mi presencia y se alejó del equipo para adentrarse a las gradas.
—¿Tanto me extrañaste preciosa?— su voz burlona y llena de arrogancia me hizo enojar.
—No, no estoy aquí por ti, las gemelas me invitaron.
—Pues yo no veo a nadie más contigo.
—Fueron a por algo de tomar.— no había terminado de hablar cuando este se acercó a mí lentamente, posó su mano en mi mentón y besó mis labios sorpresivamente.
—¿Qué te pasa idiota?— le grité propinándole un leve empujón que no logro moverle ni un pelo. Me levanté de las gradas y corrí, no me importaron las gemelas.
Sin darme cuenta choqué contra una chica.
—Disculpa, no te vi.— le dije apenada.
—Tranquila, no es nada, soy Layla.— me extendió su mano.
—Yo soy Alain.— le respondí tomando su mano de manera progresiva.
—Te vi con Marco.— mi cara horrorizaba de la sorpresa y el calor emanaba de mis mejillas.
—Ah... Eso... Y... Yo.— tartamudeo rascando mí nunca.
—Descuida, solo ten cuidado con él, ese chico puede subirte al cielo y dejarte caer de golpe.
—¿T... Tú lo conoces?
—Sí, soy su ex...
—Layla.— la voz de Marco nos interrumpió y pude notar que se tensó al escucharle. Él se dirigía hacia nosotras con pasos rápidos.
—Solo mantente alejada de él.— fue lo último que dijo la chica antes de salir corriendo.
—Y... Yo tengo que irme.— dije antes de que Marco pudiera alcanzarme y me fui para no enfrentarlo.
Llegué al salón y recogí mis cosas. La última hora de clases ya había terminado, salí disparada del lugar y Taylor aún no llegaba, lo esperé por un largo rato hasta decidí caminar. ¿Qué le habría pasado? Nunca había faltado ¿Y si le ha pasado algo grave? Me preguntaba mientras caminaba, de repente escuché el ruido de una moto detenerse tras de mí, volteé para ver y ahí estaba él con una hermosa sonrisa torcida formada en sus labios.
—¿Quieres que te lleve pequeña?
—Solo aléjate de mí.— le dije dándole la espalda para continuar caminando.
—Detente.— me asusto su tono de voz fuerte y frío, me detuve y él se bajó de la motocicleta, se posó frente a mí y tomó mi mentón.
—¿Estás acostumbrado a tocar a las personas sin su consentimiento?— le reproché alejando su mano de mi cara.
—Descuida ya desearás que te toque.
—¿Te puedes hacer a un lado para que pueda irme a casa?— la expresión en su cara cambió en cuanto estas palabras abandonaron mis labios.
—¿Qué hablabas con Layla?
—Perdóname, pero no es de tu incumbencia.— le dije sin poder evitarlo.
Sé que tal vez estoy siendo malagradecida con él, me ayudó la otra noche, pero lo que hizo en las gradas no me gustó para nada.De repente un auto frenó frente a nosotros, esperé a ver quien era y salió el chico de la cafetería. Terry es su nombre si mal no recuerdo.
—Alain. ¿Te está molestado.— preguntó el chico con una voz dulce.
—Nerd, largo, no es tu problema.— gruñó Marco.
Me sorprendieron sus palabras y... Espera ¿Estos dos se conocen? ¿Cómo no lo pensé antes? Terry me advirtió sobre Marco hoy en la cafetería.
—Creo que el que tiene que largarse es otro— escupí. Mis palabras le enojaron más, su rostro se tornó rojo, sus ojos se oscurecieron, apretó su mandíbula y se subió a la moto para luego desaparecer.
—Perdón por meterme Alain.
—Descuida, me salvaste, puedes llamarme Ali.
—¿Quieres que te lleve a tu casa Ali?
—Te lo agradecería.— él asintió y abrió la puerta de su auto para mí, me deslicé en él y cerró la puerta para luego adentrarse y poner el pie sobre la marcha.
Durante todo el camino nos la pasamos hablando de los dos. Me parece un chico muy lindo.
A diferencia de Marco, sus ojos son negros y profundos, su cara perfectamente perfilada, sus facciones muy desarrolladas y un desordenado y abundante pelo negro que cubre su frente.
Una vez que estuvimos en casa le invité a pasar, lo dejé con la nana para ir a mi habitación por un cambio de ropa, bajé y comimos juntos, me hizo olvidar todas las cosas que últimamente pasaban en mi vida con sus chistes, me contaba sus travesuras de niño, guardó mi número en su celular y se marchó, no sin antes depositar un dulce beso en mi mejilla que me hizo sonrojar como tomate.
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Nota de la autora: Un nuevo personaje en la historia de Alain. Mucha confusión en ella después del inesperado beso de Marco.
El destino le advertía una vez más sobre él, esta vez con Layla, ¿qué hará ella, se adentrará en el mundo de este chico rebelde o escapará de él? Terry ¿cuál será su papel en esta historia? Acompáñenme a descubrirlo. Nos leemos en la próxima, mis ojitos de Koala
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La vida de una adolescente ✓ [En edición]
Teen FictionTodos piensan que es fácil ser un adolescente, lo ven como una etapa más, un simple periodo de edad en la vida de todo ser humano. Pero nadie llega a pensar en el sinnúmero de situaciones por las que tienen que pasar a diario, las cosas a las que se...