EPÍLOGO

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Narra Alain

Con paso apresurado me adentro a la empresa. Hace tres meses que estoy aquí realizando la pasantía de mi carrera y tengo que recoger a Matthew. Agradezco al cielo que tienen una guardería para las madres que no tienen donde dejar a sus hijos.

Mi madre está de luna de miel. Sí, se acaba de casar. Conoció un gran hombre que robó su corazón y después de lograr que papá le firmara el divorcio, decidió casarse, regresará la semana próxima para mi gran día.

Sin darme cuenta tropiezo con el agente de seguridad y todos mis papeles caen al piso, me apresuro a recoger todo con su ayuda y es cuando escucho la voz de mi bebé tras mío.

—Mami, mami. Senor malo me pesigue.— su forma de hablar es tan dulce. Me levanté para encontrarme con sus orbes cafés y su imponente figura. Matthew salta a mis brazos y esconde su carita en mi cuello.

—No lo puedo creer. ¿Es mi hijo?.— dice este con cara de sorpresa.

—¿Hijo? ¿Ahora lo llamas hijo?— inquiero ya enfadada. Nunca lo quiso, nunca le importó nada sobre él y ahora lo llama hijo.

—Matt. ¿Sabes quien es, verdad?— me dirigí a mi pequeño tomando su carita con la palma de mi mano.

Matthew asintió y movió sus pequeños labios para hablar. —Es papá, el hombe malo que nos dejó.— Nunca le he ocultado la verdad, sabe que su padre nos abandonó y a quien ve como papá es a Terry.

—Lo pusiste en mi contra.— habla Marco acaparando nuestra atención.

—¿Perdón? No lo puse en tu contra, le dije la verdad que es muy diferente.

—Quiero conocerlo, he cambiado Alain. Sé que fui un muro patán contigo, que te fallé y que te engañé. Sé que te dejé sola cuando más me necesitabas y después no tuve el valor de volver, pero este tiempo me sirvió para mejorar muchos aspectos de mi vida y regresé por ti, regresé para recuperarte a ti y a mi hijo, si estoy aquí es porque me di cuenta de que te amo Alain.

No entiendo por qué la gente hace estas cosas. Primero hace un desastre en mi vida, se va, me cuesta mucho organizar todo y ahora regresa a querer poner mi mundo de cabeza.

—No tengo tiempo para esto Marco, debo ver al jefe, otro día hablamos.

•••

Narra Marco

Hace una semana que regresé de Boston listo para hacerme cargo de la empresa de papá, puedo decir que he cambiado muchísimo, no soy aquel muchacho que vivía sin control y lastimando a todo el mundo. Este tiempo lejos de casa y de mis amigos me hicieron transformarme en el hombre que hoy soy.

Una meta me he trazado y estoy dispuesto hacer todo por alcanzarla, recuperar a mi mujer y mi hijo, espero que no sea tarde para ello.

Nadie sabe que soy el jefe de esta enorme empresa, puesto que llego muy temprano y salgo cuando todos ya se han ido, no me relaciono con mis empleados, a excepción de Ana, mi secretaria. Hoy me presentaré a todos como el líder de este negocio.

—Hola, pequeño, estás perdido.— le digo al niño que se encuentra en la entrada de la guardería, cabizbajo.

—Sí, estoy espedado a mi mamita.— dice muy tierno. Algo extraño pasa conmigo, este niño es idéntico a mí.

—¿Y si la buscamos juntos?— digo extendiéndole la mano para que se levante, el pequeño levanto su cara y pareció haber visto un fantasma. Su rostro se tornó pálido y salió corriendo.

—Espera, no te haré daño.— corrió hasta detenerse frente a una mujer la cual estaba agachada levantando lo que parecían ser documentos, lo escuché llamarla mami y es cuando mis ojos conectan con los suyos.

No puedo creer que sea ella, está tan radiante como siempre y él es mi hijo, es mi pequeño.

Tras una conversación no muy larga me entero de que se llama Matthew y me parece el nombre más adorable de todo el mundo, es un niño hermoso.

No tengo tiempo para esto Marco, debo ver al jefe, otro día hablamos.— Fue lo último que dijo para apresurarse a las escaleras. ¿Por qué no tomó el ascensor?

No sabe que soy su jefe. Tomé el ascensor y toqué el botón hasta el primer piso para esperarla y sorprenderla.

Escuché dos suaves toques a la puerta y dejé lo que estaba haciendo para responder.

—Adelante.— su cara al verme tras el escritorio me causo gracia, está petrificada y sé que no se imaginó nunca verme aquí.

—¿Qué haces tú aquí?

—¿No es más que obvio Alain? Soy el jefe al que tenías que ver.— respondí levantándome.

—¿Para qué regresaste Marco?— inquirió dejando a Matthew en el mueble al lado de la puerta, está dormido.

—Quiero que vuelvas a mi Alain, quiero recuperarte a ti y a mi hijo, quiero enmendar mis errores y prometo que si me das una oportunidad no te defraudaré.— dije tratando de tomar sus manos entre las mías, pero se resistió alejándose aún más de mí.

—Me estás jodiendo, ¿verdad? No puedes venir a decir que me amas y que me quieres recuperar ahora. ¿Crees que puedes montar una tormenta en la vida de los demás cuando quieras? Pues no, no pienso permitir que me lastimes otra vez, Matthew no merece eso.— dice volteando la vista al pequeño que ahora descansa como angelito.

—No pretendo dañarte a ti y menos a él, solo quiero intentarlo, quiero que me des una oportunidad pequeña, por favor, no pido más nada.— su rostro se llenó de lágrimas y mi corazón se estrujó ante la imagen de Alain llorando, una vez más por mi culpa.

—No puedo, lo siento Marco, pero es imposible.— dijo tomando a Matthew en sus brazos para salir de la oficina.

—No, espera, nada es imposible cuando se quiere Alain.— dije tomando su brazo.

—Tú no entiendes, ¿verdad? Me costó mucho dejar de amarte, me dolió tanto el hecho de que me dejaras sola con un bebé en camino, a Matthew podrás verlo cuando quieras, pero a mí, a mí ya me perdiste hace tiempo.— dijo y mis ojos se cristalizaron, sus palabras duelen porque tiene razón, le hice mucho daño a esta chica.

—Solo una oportunidad y te demostraré cuanto te amo.

—Me caso en un par de días, si estoy aquí es porque necesito un permiso de dos semanas. Me casaré con el hombre que amo y con el padre de mi hijo, porque sí, Terry es su padre también, podrás verlo cuando quieras y espero que la vida te dé todo aquello que te haga falta. Adiós Marco.— fue lo último que dijo para posteriormente salir y cerrar la puerta.

En ese momento llegaron a mi cabeza las letras de aquella canción, esa que sonaba en el avión mientras la abandonaba.

No sabes de amor,
Fui solo un juego para ti,
Mira que te lo advertí
Lo nuestro ya se acabó.

Ya mi corazón quiere volver a latir
Al ritmo con que se merece
Al son de otra canción.

Tarde, te diste cuenta tarde
Ve pagando tu error que no supiste valorarme.
Tarde.

Dices que soy cobarde
Y no ves que eres tu el que tiene que analizarse.
Ya todo acabo, el cielo perdió su color
Aquella magia se quebró
Es hora de decir adiós.

Dices que estas arrepentido
pero fuiste una pesadilla y al fin pude despertar
Aléjate ya de mi vida
Y ve buscando una salida
No te quiero ver jamás.

Y ahí va todo lo que en el pasado no valoré y ahora añoro con todas mis fuerzas, una vez la dejé ir por cobarde e inmaduro y ahora la tengo que dejar ir porque ya no me ama. Supongo que esto es el karma y que después de todo tengo que aceptar que la perdí.

La vida de una adolescente ✓ [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora