Capítulo 10: Nervios prenupciales ~Arrepentimientos~

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Subió las escaleras que lo llevaban a aquel pequeño apartamento. Con las manos en los bolsillos y una sonrisa en su rostro que no podía borrar aunque quisiera, Reigen abrió la puerta encontrándose con su enojada madre que lo golpeó con la pantufla en la cabeza.

-¿Dónde estabas? ¿Qué son estas horas de llegar? Dijiste que sólo irías a tomar unos tragos con tus amigos. Hoy te casas, no deberías desvelarte...

La mujer, una versión femenina de su hijo, siguió regañándole mientras él se quitaba los zapatos y el abrigo, para pasar directo hacia la cama y dejarse caer boca abajo.

-¿Qué haces?

-Intento dormir, mamá.

-¿Cómo que dormir? ¡Hoy es tu boda!

-Es a las cuatro de la tarde y sólo son las ocho-contestó corroborando la hora en el reloj-. Dormiré un par de horas.

-Aún no me dices dónde estabas.

-Me quedé a dormir en el apartamento de Ritsu.

Hundió la cara en la almohada, ocultando aquella sonrisa que se dibujaba en su rostro cada vez que su mente rememoraba lo ocurrido la noche anterior. La sensación de los labios de Mob seguía viva en los suyos. Y el ardor provocado por los rasguños en su espalda le decía que no había sido un sueño. También que debía encontrar una solución a eso cuando estuviera con Natsuki.

Y así como Reigen llevaba en su cuerpo una marca de esa última noche, Mob también llevaba la suya, oculta bajo el cuello de tortuga de su suéter. Ingresó a la habitación del hotel y encontró a su novia sentada en el sofá, cruzada de brazos y piernas y con el seño fruncido. Ella bufó antes de hablar.

-Hasta que por fin apareces. ¿Dónde estabas, Kageyama Shigeo?

El azabache sonrió con malicia, a punto de deleitarse con la respuesta.

-Pasé la noche con el maestro Reigen.

-Te estoy preguntando dónde estabas y por qué tenías apagado el teléfono.

-Dormí en casa Ritsu. Mi teléfono se quedó sin batería y no me di cuenta-contestó sentándose en la cama.

-¿Ah, sí? Y, convenientemente, se encendió esta mañana.

-Porque mi hermano me prestó un cargador.

Mob se sorprendió de lo hábil que se había vuelto para mentir mientras que Misuzu estaba frustrada porque a cada pregunta suya el chico tenía una respuesta obvia. Sin embargo, esa sonrisita sospechosa le decía a ella que había algo más.

-¿No que irían a un bar?

Pero Mob ya no quería mentir más, ni discutir con Misuzu.

-¿En serio quieres que te cuente cómo fue mi noche con mis amigos, mi hermano y mi cuñado?-hizo especial énfasis en la última palabra, esperando a que la rubia desistiera, y lo logró.

-No, está bien.

-Discúlpame por dejarte sola anoche.

Habiendo terminado el interrogatorio, Mob buscaba dormir un poco, acomodándose de medio lado en la enorme cama de la habitación. Cerró los ojos unos segundos y los abrió al sentir a Misuzu acostarse junto a él.

-Bueno, Shigeo-chan-ella comenzó a acariciarle el rostro y bajó por su brazo-, debes recompensarme por dejarme sola-. Las caricias continuaron, ella se acercó un poco más-. ¿Cómo crees que deberías hacerlo?

<<¡La mordida!>>Mob se dio cuenta que no podía quitarse el suéter frente a la rubia o tendría problemas.

-Dijiste que querías ir a comprar un vestido y a arreglarte el cabello. ¿Quieres que te acompañe?

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora