Almorzar con todos fue una recarga de energía para Reigen. Justo lo que necesitaba luego de ver a Mob de nuevo. Luchaba por no pensar en él mientras se enfocaba en su trabajo, visitando a un cliente que aseguraba tener un fantasma en la bodega de su tienda. Acompañado de Serizawa, revisaron la pequeña bodega hasta hacer salir al espectro que, considerando a Reigen un blanco fácil, se lanzó contra él con el objetivo de poseer su cuerpo. Sin embargo, fue rechazado por la barrera de protección que cubría al rubio que acompañó esta acción con un Salt Splash, mientras Serizawa intervenía exorcizando al fantasma.
—Buen trabajo, Serizawa—le felicitó Reigen—. Has progresado muchísimo, pero debes reaccionar un poco más rápido.
—Por suerte activaste tu barrera a tiempo—observó Serizawa.
Reigen rió por lo bajo. Aquello era uno de los "regalos" que le dejara Mob. No sabía ni cómo funcionaba, pero allí estaba para ayudarlo y protegerlo en su trabajo, activándose por su cuenta. Olvidar a Mob era imposible, debía aprender a vivir con ello, como se lo dijera a Ritsu.
—Hora de irnos, Serizawa.
Luego de cobrar, salieron a buscar el auto. Tenían una agenda apretada debido a la boda ya que cerrarían por ese día, sin contar las ausencias por los preparativos. Cortaron camino por el parque, hablando de los cerezos que pronto estarían en flor. Dieron la vuelta cerca de los baños públicos donde Reigen se detuvo en seco y parpadeó varias veces antes de comprobar que el chico acurrucado en el suelo, acariciando un gato, no era nadie más sino el mismo Mob. Claro que ver a Hoyuelo junto a él también le ayudó.
—Los gatos te traen mala suerte, Mob—le bromeó el mayor acercándose por detrás.
Al escuchar la voz de Reigen, Mob se sobresaltó asustando al gato que salió corriendo, perdiéndose en los arbustos. Se levantó y lo vió como si no pudiera creerlo, tartamudeando un poco.
—Arat... Reigen... Ma... Maestro Reigen...
El otro no pudo evitar reír. La reacción del joven le pareció tierna, recordándole los días en que era sólo un chico tímido, incapaz de expresar abiertamente sus emociones.
—¿Qué haces aquí, Mob?
Pero el azabache olvidó por completo por qué estaba allí, si no fuera por Hoyuelo.
—Está esperando a que Misuzu-chan salga del baño.
—Esto... Estoy esperando a Misuzu-chan...
—Ah, ya veo.
Estaban por quedarse viéndose en silencio, si no fuera por Serizawa quien intervino como si quisiera prevenir un desastre.
—Hola Kageyama.
—Ho... Hola Serizawa—saludó regresando a la realidad.
Intercambió algunas palabras con Mob antes de dirigirse a su superior.
—Reigen, debemos darnos prisa, nos espera el siguiente cliente—y mirando a Mob—. Además, Kageyama está en una cita con su novia, no deberíamos molestarlo.
—Ah, sí—contestó el azabache con visible incomodidad.
Por su parte, Reigen ocultó sus sentimientos tras una falsa sonrisa con la cual se despidió de Mob, marchándose en compañía de Serizawa. Abordaron el auto, iniciando el recorrido hacia su siguiente trabajo. El rubio buscaba distraer a su subordinado hablando de lo importante que era para él que aprendiera a manejar y que le daría clases particulares. Pero Serizawa permanecía en silencio, muy serio, esperando un espacio para hablar.
—Aún sientes algo por Kageyama, ¿verdad?
Sin respuesta, como siempre. Reigen mantenía la vista fija en el camino hasta llegar a una luz roja.
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El hilo rojo del destino
FanfictionSegunda parte de "El significado de un beso". Cuatro años después de comenzar su relación, las cosas entre Reigen y Mob han cambiado mucho. Sin embargo, a donde sea que los lleve la vida, siempre acabarán encontrándose el uno con el otro, como si un...