Capítulo 11: La boda ~Lágrimas de una novia~

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Reigen estornudó preocupando a Serizawa quien de por sí ya estaba bastante nervioso con su papel de padrino. Había fracasado nuevamente en su intento por hablar con Natsuki y ahora estaba con el castaño en la capilla.

-Tranquilo, Serizawa. Sólo deberás entregarnos las alianzas y listo.

«Aunque, quizás, ni llegues a hacer eso.»

Cuando le dijeron que eligiera a un amigo como padrino, le vino a la cabeza Serizawa. Al momento de decirle al castaño su decisión, los objetos pequeños en el escritorio de su subordinado comenzaron a girar sobre su propio eje. Y, aunque le costó convencerlo de acpetar, lo logró. Ahora lo tenía a su lado, más nervioso que él mismo.

-¿Por qué no vas a dar una vuelta?-le sugirió Reigen-. Para que te relajes.

El castaño asintió y buscó a su novia para dar un paseo por el lugar.

Reigen echó un vistazo alrededor, aún faltaban unos treinta minutos para empezar la ceremonia y su corazón palpitaba desbocado. Tenía que encontrar la forma de hablar con Natsuki y se le acababa el tiempo. Mientras buscaba un escape, fue detenido por Teruki y Kanae-chan quienes lo saludaron y felicitaron. La charla se extendió por varios minutos hasta que el joven matrimonio se fuera a buscar a los demás.

Luego de su breve encuentro con Reigen y de la adverencia de Ritsu, Mob daba vueltas por el lugar buscando a Misuzu, hasta que encontró a Hoyuelo.

-Misuzu-chan está del otro lado-le explicó Hoyuelo guiándolo hacia a ella-. No te ves más tranquilo.

El esper negó con la cabeza.

-¿Ya hablaste con Reigen?-Mob negó de nuevo-. ¿Entonces qué hicieron toda la noche?

Mob frenó y retomó la marcha nuevamente, fingiendo que no sabía de qué hablaba Hoyuelo.

-¿Entonces no me vas a explicar la marca de mordida que tienes en el cuello? Porque no es la primera vez que te veo una. Además, le dijiste a Misuzu-chan que pasaste la noche con Reigen, eso no era una broma, ¿verdad?

Toda es declaración hizo que Mob se llevara una mano al cuello, asegurándose de que aquella marca siguiera oculta. Sonrió. No pudo evitarlo. Salió al jardín, donde no había mucha gente y contestó al espectro en voz baja.

-Lo hicimos toda la noche.

Hoyuelo enarcó una ceja. Tal y como lo sopechaba. Quería reprender al joven por semejante actitud tan imprudente y porque debió hablar con Reigen en lugar de tener sexo con él. Pero el amor es así, te vuelve idiota y haces tonterías.

-Tal vez... Deberías detener la boda. Esta es tu última oportunidad si quieres volver con Reigen.

-No puedo hacer eso-susurró encogiéndose de hombros.

Finalmente, Mob se reunió con Misuzu cerca de la sala donde se hallaban aún Shou y Ritsu, y a ellos se unió Tome. Unos minutos más tarde, llegarían Teruki y Kanae quienes quedaron sorprendidos con la apariencia de su amigo, en especial el rubio que soltó sin pensar:

-Je pense que je suis au paradis.

Kanae sólo soltó una risita avergonzada. Y mientras Teruki creía que de verdad estaba en el cielo, arrastró a su amigo cerca de uno de los cerezos y se tomó algunas fotos con él. Finalmente, terminaron sentados en los muebles de aquella sala, conversando en tanto iniciaba la ceremonia. Serizawa se acercó en compañía de su novia mientras los chistes y comentarios iban y venían.

-¿Saben?-intervino Teruki-. En Francia nuestros amigos tenían una tradición muy extraña en las bodas. Durante la ceremonia, un amigo cercano de la pareja interrumpía para hacer alguna broma.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora