Capítulo 23: Correr ~Los secretos de Teruki~

283 36 6
                                    

El reloj marcaba las 5:46 de la mañana. Shou apuraba a Ritsu quien no terminaba de atender a Mofletes III, preocupado porque el pequeño roedor se quedara sin comida y agua. El pelinegro echó un vistazo breve a su novio para volver de nuevo su atención sobre el hámster.

-¿Cuál es tu afán, Shou?-preguntó suspicaz mientras salían del apartamento para subir al elevador.

-Sólo quiero hacer la ruta completa y no volver muy tarde.

El otro hizo un sonido entre afirmativo y dudoso. Subieron al elevador y permanecieron en silencio hasta el sexto piso. Las puertas se abrieron y Reigen, quien estaba esperando por ellos, abordó con una brillante sonrisa.

-Buenos días-saludó con bastante efusividad.

Para Ritsu, cuyo saludo fue bastante frío, aquella felicidad le molestaba. En cuanto a Shou, aunque empatizaba con el mayor, seguía inquieto por la hora.

Las seis menos diez. Pero, ¿por qué se preocupaba? Shigeo no se iría por unos minutos de espera. Estaba seguro de que su cuñado esperaría por Reigen el tiempo que fuera aunque se congelara en la acera.

Y es que, a pesar de haber iniciado ya la primavera, la temperatura era bastante baja a esa hora. Debía sumarle, además que la ropa deportiva que llevaba puesta Mob no era del tipo abrigadora. El azabache frotaba sus manos para calentarlas antes de protegerlas del frío en los bolsillos de su sudadera.

Caminaba de un lado a otro, no tanto por el frío sino por los nervios. La reacción de Reigen le producía cierta ansiedad. Había creído que el mayor estaría enojado con él, pero, en lugar de eso, su trato era relativamente normal. Aunque, realmente, sus encuentros habían sido breves y escasos, a excepción de esa noche...

Mob sacudió su cabeza alejando esos recuerdos. Esa noche nunca ocurrió. Frunció el seño molesto consigo mismo por haber hecho semejante locura y, además, no sentir ni el más mínimo arrepentimiento. Respiró profundo y notó como su ansiedad aumentaba a medida que sentía aproximarse las presencias esper de Ritsu y Shou.

Justo en el momento en que se abrieron las puertas del elevador, Shou se dirigió a los otros dos.

-Por cierto, hoy tenemos un invitado especial.

Los ojos se dirigieron a la puerta de cristal a través de la cual se veía a cierto azabache que se giraba sobre sí mismo para saludarlos con un gesto de la mano.

-Mob...-escapó de los labios de Reigen con una mezcla de asombro y alegría mientras aceleraba un poco el paso hacia la salida.

-¿Invitaste a mi hermano?

-Por supuesto-y observó la expresión seria del otro-. Creí que te alegraría.

-No lo hiciste por mí si no por Reigen-murmuró.

Shou lo ignoró y salió a saludar a su cuñado que ya era acaparado por el mayor. Ritsu le siguió.

-Lamento la demora, hermano mayor-se disculpó Shou con algo de gracia-. Vamos a calentar antes de iniciar la ruta.

Correr se había convertido en una de las actividades favoritas de Mob, cuando aprendió a hacerlo sin desmayarse. Iba a la cabeza, seguido por Shou y Ritsu y, detrás de ellos haciendo un leve esfuerzo por seguirles el paso, estaba Reigen. El pelirrojo le daba indicaciones a su cuñado para trazar la ruta hasta llegar a un parque que marcaba para ellos la mitad del recorrido.

Descansaban junto a la pequeña reja que separaba el césped de la acera, en la cual se apoyaba Reigen, respirando con dificultad. El mayor miró de reojo a Mob antes de dejarse caer lentamente en el suelo con los ojos cerrados, quedándose completamente inmóvil.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora