Capítulo 1: Llega la primavera ~Reencuentros~

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Los días transcurrían con normalidad. Una mañana de marzo como cualquier otra. La oficina tenía un buen flujo de clientes y Reigen se sentía satisfecho a la vez que le ponía nervioso el ver cómo aquella fecha se acercaba más y más: El día de su boda.

—Felicitaciones, Reigen-san—dijo el cliente de turno.

—Muchas gracias—respondió con una gran sonrisa y un ligero rubor en sus mejillas.

Despachó al cliente y se relajó en uno de los sillones. Estaba solo. Ahora todos asistían a la universidad, incluso Serizawa. Suspiró, como venía haciéndolo desde que se comprometiera en Navidad.

<<Navidad>>

Habían transcurrido ya cuatro años desde la noche más mágica de su vida, su recuerdo más preciado. Se le antojó fumar, ya echaba de menos este hábito. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de Ritsu y Shou.

—Hola, Reigen.

—Hola, chicos.

—Los trajes ya están listos—comenzó el pelirrojo tomando asiento en el sofá junto a su pareja—. Ya realicé el depósito para el alquiler del salón. Esta tarde me confirman la entrega de las flores.

—Gracias, chicos—contestó regresando a su escritorio.

—Hoy llega mi hermano—soltó el pelinegro, sin expresión.

La piel de Reigen se erizó bajo su traje gris y, aunque intentó disimularlo, los nervios le invadieron.

—Te ves nervioso, Reigen—observó Shou.

—Por supuesto que estoy nervioso, me caso en tres días.

Tenía un año de no ver a Mob desde que se marchara dando por terminada su relación. Ahora, Reigen salía con una clienta que conoció poco después de la ruptura y con quien estaba comprometido. Su conversación se vio interrumpida por la susodicha, Hayashi Natsuki, una mujer de cabello castaño oscuro, ojos oscuros y de la misma edad de Reigen.

—Cariño, creí que estarías ocupada toda la tarde.

—Un cliente me canceló, así que tengo una hora libre—le respondió con una dulce sonrisa—. Ya me confirmaron la entrega de los anillos para mañana.

La mujer se sentó frente a Reigen, del otro lado del escritorio, entrelazando su mano con la de él. Ella también lucía nerviosa y el rubio le tomó ambas manos.

—Todo saldrá bien, Natsuki—le dedicó una sonrisa.

—Si es contigo, Arataka, sé que todo saldrá bien—ella también le sonrió.

Un mensaje de texto llegó al teléfono de Ritsu, quien lo leyó frunciendo el seño. Shou le dio un ligero codazo indicándole que debían marcharse para deja a la pareja a solas.

—Nosotros nos vamos—se excusó Ritsu—. Mi hermano ya está por llegar.

La sonrisa boba y el brillo de los ojos de Reigen se esfumaron al escuchar esas palabras. Miró a los chicos y se esforzó por sonreír nuevamente.

—Salúdalo de mi parte.

—Salúdalo de mi parte

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El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora