Capítulo 21: Visiones ~Callejón sin salida~

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Presente

El trabajo era la mejor distracción para la mente. O al menos así pensaba Reigen quien terminaba la visita a un cliente cuyo caso, para suerte del falso psíquico, no resultó real. La aterradora sombra en una pared que atormentaba al pobre anciano no era más que moho el cual Reigen "exorcizó" con ayuda de un producto de limpieza.

Miró hacia el cielo azul sobre su cabeza con ese agradable clima de primavera. Una vez más, pensó en Mob. Recordaba que, cuando tenían este tipo de trabajos, Reigen comenzaba a presumir de sus supuestos poderes y de cómo los había utilizado para resolver un caso tan difícil, mientras Mob le veía con su rostro inexpresivo y una actitud de incredulidad. La mayoría de las veces, el azabache lo cuestionaba si tenía la oportunidad de hacerlo.

Dejó escapar una pequeña risa.

No sabía nada de Mob desde su conversación en el restaurante de ramen. De Shou escuchó el rumor de que había terminado con la rubia esa, su supuesta novia, lo que en el fondo le alegraba. Pero Ritsu no le permitió hablar más y Reigen no tuvo otra oportunidad de tocar el tema. Tal vez era lo mejor. Aún no se recuperaba de su ruptura con él, ni de su intento fallido de boda con Natsuki que el mismo Reigen arruinara.

El auto que había alquilado lo esperaba un par de calles más adelante lo que le permitía dar un pequeño paseo por aquel vecindario tranquilo, bastante lejos del centro, donde se ubicaba la oficina. Un lugar en el que un encuentro con Mob era poco probable. Por eso, cuando vio al azabache en compañía de Hoyuelo, Reigen tuvo que parpadear varias veces para confirmar si era o no una ilusión. Y, mientras trataba de hallarle sentido a su visión, aquella figura de cabello negro y corte de tazón desapareció por una esquina seguido del moco flotante con mejillas rojas. Le tomó algo de tiempo reaccionar y correr en esa dirección, para no encontrar nada. Lo que fuera, se había desvanecido en el aire.

Reigen se rascó la cabeza, confundido. Probablemente fuera el cansancio o el estrés de su reciente mudanza. Sí, tal vez era eso. Así que apresuró su paso hacia el auto y regresó a la oficina. No era la primera vez que creía ver a Mob, en especial desde que terminaron, pero era la primera alucinación en la que Hoyuelo estaba metido. Esto lo hacía dudar: O había visto realmente a Mob, o ya estaba perdiendo la cordura. No quiso hacer ningún comentario al respecto y continuó con su trabajo.

Sostenía entre sus dedos una pequeña hoja de papel con una dirección escrita en ella

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Sostenía entre sus dedos una pequeña hoja de papel con una dirección escrita en ella. Mob caminaba por aquel vecindario desconocido para él, mirando atentamente las placas junto a las puertas, mientras era seguido de cerca por Hoyuelo. Se detuvo en un puesto de verduras para solicitar la ayuda de una amable señora que lo guio por el camino correcto.

—Entonces este es tu plan. ¿Estás seguro de querer hacer esto, Shigeo?—le preguntó Hoyuelo al ingresar por la solitaria calle.

—Sí—contestó asintiendo—. Quiero terminar con esto de una vez.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora