Capítulo 16: El hilo rojo del destino ~Prueba de valor~

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Reigen observaba a Mob dormir plácidamente junto a él. Aún era de día, lo que significaba que su siesta después del sexo no había sido muy larga. Acarició suavemente la piel ajena despertando al joven.

—¿Acaso quieres otra ronda, Arataka-san?

—No sería una mala idea—le respondió con una sonrisa—. Pero estaba pensando que podríamos ir a disfrutar de los baños termales y dar un paseo por los alrededores. ¿Qué dices?

Mob asintió con emoción.

Vistieron los yukatas del hotel y salieron al silencioso pasillo. Mob se preguntó si realmente no había nadie más allí con ellos, pero ya era muy tarde para preocuparse por haber sido escuchados.

—Parece que no hay más huéspedes en esta parte—observó buscando la respuesta del mayor.

—Por supuesto que no. Recuerda que le pedí a la propietaria que necesitábamos privacidad—contestó Reigen con su habitual actitud.

—No cambias, Arataka-san. Sigues siendo igual de astuto que siempre—quiso halagarlo Mob, en cambio, vio el semblante de Reigen oscurecerse.

Llegaron a los baños, los cuales se hallaban vacíos para la suerte de la pareja. Se asearon juntos y decidieron entrar en los pozos al aire libre. El cielo blanco sobre ellos en contraste con el agua tibia les relajaba. Mob quiso continuar la conversación, un tanto preocupado por la reacción de Reigen.

—Perdón si te ofendí, Arataka-san.

Reigen se giró hacia él con cierta sorpresa.

—No, Shige, no es eso...—permaneció en silencio un momento, observando su propio reflejo en el agua—. ¿Tu crees que yo te he manipulado?

La pregunta preocupó aún más a Mob.

—Lo dices por Ritsu, ¿verdad?

—Tal vez—admitió Reigen—. Siempre me insinúa que no soy más que un farsante... 

—Entonces, esa es una pregunta que deberías hacerte tú mismo—dijo Mob—. ¿Crees que me manipulas?

—Una vez me dijiste que soy tan bueno con las palabras que a veces ya no distingo cuando miento o digo la verdad.

Reigen lucía mucho más desanimado, sin embargo Mob quiso continuar.

—Cuando preguntas sobre manipularme, ¿te refieres a esto o desde que nos conocemos?

Reigen se refería a la relación, sin embargo la pregunta de Mob hizo que cambiara la suya.

—Desde el inicio.

Tras un suspiro, Mob elevó la vista hacia el manto de nubes blancas y grises rememorando su vida junto a su mentor y, ahora, pareja.

—Sé que me manipulabas desde que era niño, de eso me di cuenta cuando dejé el trabajo la primera vez—bajó la vista hacia Reigen y luego al agua—. Pero cuando me dijiste que todo lo que me decías sólo eran mentiras... Creo que si no me hubieras besado, yo no habría continuado a tu lado.

No era lo que esperaba escuchar y Reigen sintió que su corazón se comprimió. Mob continuó.

—Luego del beso, dejaste de fingir frente a mí, o, al menos, a ser un poco más sincero, como esta mañana en el tren.

Para Reigen no era alentador lo que escuchaba. Realmente esperaba que Mob le dijera que había cambiado, que no era un estafador, mentiroso ni manipulador. No deseaba continuar con una conversación que le provocaba malestar. Era como si ya no encontrara forma de llegar al corazón del joven y se sentía perdido.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora