Capítulo 15: Dieciocho ~Primer viaje juntos~

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Dos años atrás.

Aunque ya hubiera trabajado con Reigen en algunas ocasiones cubriendo a su hermano, Ritsu nunca lo había hecho a este nivel. Y, al parecer, el negocio del falso psíquico prosperaba. Dejaban a Serizawa encargado de la oficina, en compañía de Hoyuelo o Tome, y se iban a atender los clientes externos, uno tras otro. Ya era el tercero en el día y Ritsu sentía desmayarse mientras caminaban hacia el auto.

-¿Siempre fue así de pesado para mi hermano?

-Pues si lo fue, nunca se quejó.

Pensándolo bien, en muy pocas ocasiones lo vio llegar cansado del trabajo. Imaginó que se debía a la diferencia de poder.

-Reigen...

-¡Qué gato tan gracioso!

Cuando se giró hacia el mayor, él ya no estaba a su lado. Lo vio caminar hacia un costado del camino acercándose a un enorme gato gordo que descansaba sobre una base de concreto. Reigen le tomó una foto y, por lo que pudo deducir, la envió en un mensaje. Unos segundos después recibió una respuesta que lo hizo sonreír. Y esa era la razón por la que su hermano mayor tenía la galería de su teléfono llena de fotos de gatos.

-¿En serio le envió la foto de un gato a mi hermano?

Reigen le miró un poco ofendido, sosteniendo el teléfono con sus dos manos, como si aquel mensaje de Mob fuera lo más valioso.

-Sí. A Mob le gustan los gatos.

-Eso es un poco tonto... Usted ya es un anciano.

A Reigen le dio un tic en la ceja.

-¿Tú no haces cosas así con Shou?

Ritsu negó con la cabeza.

-Lo siento por Shou.

Subieron al auto en medio de su guerra fría. A la mente de Ritsu le vino un pensamiento: Constantemente, Shou le enviaba fotos de Mofletes y, ahora, Mofletes II. Nunca se había puesto a pensar mucho en ello y en el por qué realmente lo hacía su novio.

-¿Ritsu?

-Uhmm...-contestó un poco distraído.

-¿Tienes hambre?

-Sí.

No se dio cuenta de su respuesta hasta que llegaron al restaurante de ramen que Reigen y Mob frecuentaban. Escuchar del dueño que la pareja iba muy seguido le dio a entender que allí ocurrían muchas de sus citas, lo que sólo lo indignó.

-Entonces, ¿trae a mi hermano a comer ramen barato?-se quejó.

Reigen hacía uso de toda su paciencia para soportar cada comentario malicioso del chico. Si antes no le caía bien a Ritsu, ahora lo detestaba. Su objetivo era demostrar que su relación era un error y el mayor estaba dispuesto a defenderla.

-También a comer soba. Es nuestro lugar favorito-contestó con calma-. La primera vez que invité a Mob a comer ramen, lo traje a este lugar. Sus ojos brillaron cuando comió el primer plato y fue agradable saber que le gustó, sobre todo porque en aquel entonces era difícil adivinar sus emociones. No sólo veníamos después del trabajo, también cuando él estaba bajo de ánimo o cuando se sentía perdido. Estar aquí le hace sentirse tranquilo.

Ante la respuesta, Ritsu no supo cómo alegar. Cada vez que creía encontrar algo negativo, terminaba topándose con algún detalle cursi de este par. Y por alguna extraña razón que no pudo entender, ese ramen barato que ya había probado antes le supo a gloria.

Volvieron a la oficina y atendieron a un cliente más antes que Serizawa se marchara y cerraran la oficina. Sobre esa hora, Reigen comenzaba a ponerse inquieto: Leía el periódico, navegaba en internet, organizaba una y otra vez los documentos sobre su escritorio y todo esto alternando la vista con el reloj de pared.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora