5.- Mas libertad

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Karpov cada vez molestaba menos a Alena, estaba muy preocupado con sus nuevos soldados y las misiones que tenía preparada para ellos. Entonces la chica tenía más libertad con James, por otro lado, este se sentía más tranquilo, con mayor libertad gracias a la psicóloga, pasaban la mayor parte del día juntos.

Alena pidió que James entrenara todos los días y como ella debía acompañarlo en todo momento, ambos disfrutaban la estancia.
Alena se olvidó de su vida afuera de Hydra, sus padres sólo son un recuerdo doloroso, debes en cuando los sueña, los piensa y llora, pero no está segura si normalizó el sentimiento o simplemente está encantada por el soldado.

Por otro lado James cada vez interactúa y conversa mucho más con su psicóloga, Karpov reconoce el buen avance de su soldado y le ha dado libertades siempre y cuando se mantenga al lado de Alena, como por ejemplo: salir de su celda a la hora que quiera, siempre y cuando Alena esté con él, para James eso es bastante.

Karpov no sospecha absolutamente nada de los coqueteos que mantienen Alena y James, él cree que Alena es una chica tonta y fea y que el soldado no siente, pero lo que no sabe es que ambos mantienen una amistad muy conectada, que en el fondo del corazón de ambos es un gusto, un gusto fuerte, pero no se atreven a decirlo.

Todas las mañanas después del desayuno se dirigían a la celda de entreno, ya no iban 6 guardias, solo 2, aún así ni el soldado ni Alena decían una palabra frente a los demás, todo era en la intimidad de las celdas.
— ¿Estas preparada? — Le dijo James a la chica mientras este sacaba su polera. Ella sonrió nerviosa y asintió.
— Tranquila, no pasará nada, solo entrenaremos movimientos con las manos, ¿está bien?...— Alena lo miró y asintió.
Él observó el outfit de La chica y le dijo:
— Deberías quitarte ese delantal, para que tus movimientos tengan mayor alcance...— Alena se miró y jamás, pero jamás se sacaría esa prenda.
— No... estoy bien así...— Le dijo clara y decidida.
James levantó sus hombros y respondió.
— Como quieras....—

Hicieron un calentamiento, Alena no tenía ritmo para nada y le costaba demasiado seguir a James, el solo le sonreía para que la chica no se sintiera incómoda. Después de un par de minutos Alena transpiró y quitó sus lentes. James paró y le dijo:
— te ves bien así...— Alena abrió su boca y preguntó nerviosa.
— Así como?— James también se puso nervioso.
— A-asi sin lentes, o sea, con Lentes igual te ves bien. O sea, lo que quiero decir es que ... eres linda Alena— él se atrevió pero para la chica eso fue una molestia.

Alena estaba tan convencida de que era fea, entonces cualquier persona que le de un cumplido sobre su apariencia para ella es una broma de mal gusto.
— Si claro...— le dijo con un tono sarcástico.
James hizo un gesto de confusión, pero no quiso continuar. El ambiente en la celda se tornó tenso, quedaron frente a frente y Alena tenía una mirada desafiante, mientras que el soldado aún se sentía confuso.

— Ok, haremos de cuenta que en tus manos tienen cuchillos, ¿ok?— Alena asintió rápidamente un poco molesta aún.
— ataca ...— le ordenó él.
La chica torpemente se tiro encima del soldado y este alcanzó a esquivarla, Alena cayó de cara al piso, pero alcanzó a poner sus manos en este.
— uf... que débil...— vaciló James.
Alena apretó sus labios y se paró lentamente, más molesta de lo que ya estaba. Miró a James y este sonreía con burla. Luego le hizo un gesto con las manos de :"Ven".

Alena recordó las semanas de entreno con el soldado, dejó su enojo de lado y se concentró.
Se acercó lento, lanzó un golpe y James afirmó la mano. Ella hizo fuerza y se acercó más a él, la chica lanzó el otro golpe con la otra mano y james alcanzó a esquivarlo para luego afirmar la mano, él aún sonreía y Alena olvidó el entreno.

Ella miró las opciones que tenía miró hacia abajo y no encontró nada mejor que darle un rodillazo en la entrepiernas del soldado, levantó la rodilla con fuerza y James no alcanzó a esquivarlo. Cayó al piso con sus manos en la entrepiernas sin aliento. Alena llevó sus manos a la Boca y se tiro al suelo preocupada.
— James! Lo siento ... yo creí que lo esquivarías ....— el soldado estaba sin aliento, pero aún así murmuró.
— Era una pelea limpia... eso no es limpio...— Alena se sentía fatal, si no hubiese sido en esa zona el golpe ella le hubiese acariciado el lugar , pero no sabía qué hacer más que ayudarlo a pararse.

La Psicóloga de El Soldado del Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora