21.- un equipo

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Esa noche James se fue a su celda un poco triste pero no intranquilo, él tenía a Alena y eso lo llenaba completamente, sólo que con cada sesión que tenía, más quería parecer y tener "cosas" de personas normales.

Alena, se quedó con un sabor un tanto amargo, pensó en la histerectomía que le habían realizado en Hydra, si quizá no se la hubiesen hecho ella podría darle lo que tanto quería James, pero también pensó lo horrible que sería tener un hijo en el lugar y ya después se convenció que ella jamás quiso tener hijos, sólo se sentía mal por no poder complacer al soldado.

Mientras James y Alena estaban cada uno en su celda pensando en su conversación, en la celda de Nika estaba ella con Boris, preparados para su plan macabro.

Esperaron que todos se durmieran y salieron de la celda.
— Nika, ¿estás segura que esas son las llaves y que no te descubrirán?...— le preguntaba Boris susurrando.
— Si, yo misma las saqué...—
Ambos caminaban rápido pero silenciosamente por los largos pasillos de la base de Hydra.

Cuando por fin llegaron a la oficina de Karpov, Boris debía quedarse afuera vigilando y Nika entraría. Metió la llave y si, efectivamente le hacía. Ambos se miraron con una sonrisa llena de complicidad y maldad.

Nika entró despacio y se fue directamente al escritorio de karpov, hurgó en este, movió papeles, buscó de todo, pero no encontró lo que buscaba.

— Nika, apúrate — Susurró Boris.
Ella buscó por los otros cajones, en el estante y nada, no encontraba lo que necesitaban.

Se devolvió a la puerta frustrada.
— ¿Y ?—
— No estaba ...— Respondió molesta.

Cerraron y se devolvieron a la celda de Nika. Esta se tiro a la cama enojada, porque su Plan se iba a seguir postergando.
— Y ¿dónde crees que este ?—
— No lo sé Boris, no lo sé, si supiera ya lo tendría...—

Después de unos segundos de silencio, Boris continuó.
— Y ¿algún lugar secreto?... no se, una bóveda o ¿algún lugar escondido?...—
— No lo se... mañana intentaré preguntarle a algún otro soldado...—
— Mañana hay entreno, karpov siempre activa una vez al mes al soldado para hacerlo...—
— ¡Verdad!... entonces mañana este irá por el, así lo podré seguir para saber donde guarda ese estupido libro...—

Boris y Nika estaban decididos a todo, incluso arriesgar sus vidas por obtener el libro del soldado del invierno.

                                        🦾

Al otro día, Alena como siempre, se levantó en la madrugada. Tenía mucho sueño, la noche anterior James se había ido tarde de su oficina, pero eso no impedía visitar a su amor.

Cuando llegó a la celda de James, este estaba despierto. Entró despacio y al ver la luz de la pequeña mesa encendida y James con los ojos abiertos, se preocupó.
— ¿James?... ¿qué ocurre?— susurró.

Este la miró con una suave y agotada sonrisa, se movió hacia un lado y golpeó el espacio vacío para que Alena se acostara junto a él.

Ella se acercó, quitó sus zapatos y su delantal. James miraba todo lo que está hacia, Alena lo hacía lento y con cuidado para no meter tanta bulla, pero James tenía otra cosa en mente.

Se paró antes que Alena terminara de quitarse el delantal, quedó frente a ella y la miró fijamente, observando cada rincón y luz de su hermoso rostro, corriendo con cuidado partes de mechones que Alena tenía en el rostro.

Su mano de metal la dejó en la espalda baja de Alena y la humana acariciaba lento y con ganas las mejillas de la chica. Ella miró fijamente los ojos de James, era lo más hermoso que había visto en toda su vida, ese azul frío que la miraban tan agresivamente, hacía que Alena se sintiera desnuda y entregada completa e  inmediatamente.

La Psicóloga de El Soldado del Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora