45.- Dolor desgarrador.

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Alena fue llevaba a enfermería desmayada, una vez ahí, la esposaron en la camilla, sacaron la bala y saturaron la herida. Esperaron a que despertara para llevarla a la celda de castigo.

— Señor, debe estar mínimo 3 días aquí para que se recupere...— insistía Ivanov a Karpov, quien a costa de cualquier cosa la quería encerrada.

— No me interesa, no la mato porque quiero verla sufrir...— respondió este.

En la noche Alena despertó con un dolor punzante en la cabeza, aún tenía un poco de anestesia en su cuerpo, así que no sentía mucho el dolor en su pierna.

Intentó pararse y recordar que había ocurrido, cuando en eso susurrando el doctor Ivanov le dice.
— Alena... toma, guarda esto en tus bolsillos, son estas 2 píldoras cada 6 horas. Debes tomártelas para que tu herida no se infecte...— Alena recibió confundida las píldoras mientras Ivanov insistía en que las guardara.

En eso Alena recordó todo.
— ¡James!... ¿¡Donde está James!?...— Ivanov miró con tristeza a Alena sin decir una palabra.

Esta se paró de golpe quitándose la intravenosa que le administraba suero.
— ¡Alena no!— Dijo Ivanov cuando ésta se puso de pie y sin tener fuerza en su pierna herida cayó al piso y sintió todo el dolor.

— ¡Agh!... ¿¡que mierda!?...—
— Alena, recuéstate, pronto vendrán por ti...— Ivanov intento ayudarla a pararse, pero Alena insistía.

— Quiero ver a James... ¡¿donde está James Doctor ?!...— En eso la puerta se abre de golpe, entran dos guardias y Karpov.

Alena miró y rápidamente le dijo.
— ¿¡Donde tienes a James!?...— Karpov se veía serio y sereno. Miró a los guardias y les dijo.
— Tráiganla..—

— Em... señor... insisto en que debe estar un proceso de...— Karpov se acercó a Ivanov mientras este hablaba y cuando ya estaba a pocos centímetros de él le dijo.

— Ivanov... que no se te olvide quien es tu superior aquí...— Ivanov sin terminar de hablar, asintió y miró al piso.

— ¿¡Qué hacen!?... ¡suéltenme!...— Gritó Alena al ver que dos guardias la tomaban de los brazos y la llevaba a fuera.

— ¡Karpov, ¿donde está James?!— Pero este caminaba delante de ella sin darle respuestas.

— ¡TE ESTOY HABLANDO VIEJO IMBECIL!— Karpov se giró rápidamente y le dio una cachetada con fuerza, haciendo que Alena girara su rostro.

— Sigan— les ordenó a los guardias.

Una vez adentro, este se encerró solo con Alena. La chica no paraba de preguntar por James.
— ¿¡Donde está!?... ¡¿qué le hiciste?!—

Karpov solo la miraba con los brazos cruzados y después de un par de minutos habló.
— Sabes... quiero que sufras, por eso no te mato. De hecho... ya no me sirves para nada Alena...—

Alena escuchaba atenta, sentía angustia de no saber nada de James, ella insistía.
— Dime donde está James, Karpov...—

Este sonrió de rabia y le dijo.
— Simpre le dijiste James...—
— ¡SI SIEMPRE!... ¡Y EL DEBE SABER QUIEN ES STEVE, DE DONDE ES, CUÁL ES SU NOMBRE COMPLETO, COMO LE DICEN, TODO!...—

— Eso jamás lo podrás hacer Alena...—
Alena respiraba agitado mientras sus manos estaban esposadas atrás de ella y aguantaba el dolor en la pierna.

— ... Te quedarás aquí... PARA TODA LA
VIDA...— terminó de decir.

— ...¿¡que-que dices!?... ¿donde está James?...— Preguntaba Alena mientras temblaba de miedo y dolor.

Karpov caminó a la salida y antes de retirarse le dijo.
— ... James ya está congelado... por tal vez unos 8-10 años...—

Alena abrió su boca y vio como karpov se reiteraba.
— Ey!ey! ¿¡Que dices!?... ¡NO NO NO! ... ¡NO TE VAYAS!... ¡¿DONDE ESTÁ JAMES?!...—

En eso entran dos guardias y Alena se descontrolo. Gritó con todas sus fuerzas.
— ¡¡JAMEEES!!... ¡ESTOY AQUÍ!... ¡JAMEEES!...—

Los guardias la afirmaron y la amarraron a un tubo que salía de la pared. A esa altura Alena lloraba descontroladamente, sin importarle nada.

— Ey... ey ¿díganme donde está James?... ¡por favor!...— una vez que la amarraron, lo guardias salieron, uno de ellos, el último en salir, la miró y le dijo.
— ... lo que el general karpov le dijo, es real señorita Alena... lo siento...—

El mundo de Alena se vino abajo y ahí amarrada a un tubo de metal en la pared comenzó a saltar y a gritar, mientras no podía parar de llorar, sin importarle el dolor en su pierna.
—¡¡NO NO NO NO... JAAAMEESS...NOOO POR FAVOR!!—

Finalmente ocurrió lo que tanto temían, ella encerrada quizás por cuánto tiempo y James congelado.

Alena pasó toda la noche llorando, sin cesar, sin tiempos de descanso, sólo gritando, desgarrándose el alma y la voz, recordando una y otra vez sobre la muerte de Grigori y el destino de James. No podía pensar, sólo gritar, con toda su fuerza, por horas, seguía llorando, pero ya no quedaban lagrimas en sus ojos.

El dolor era inexplicable, recordó cuando sus padres fueron asesinados y sintió que este dolor era 10 veces peor, no pudo pensar, no pudo ordenar nada en su mente, sólo llorar sin descenso, sin control.

Afuera, todos en sus celdas y oficinas escuchaban los gritos, a pesar de los metros de distancia, eran gritos desgarradores. Algunos, la mayoría, empatizaban con Alena y James, lamentaban todo, no podían creer que Nika había ordenado matar a Grigori, él era un buen soldado y una buena persona.

Pero habían otros, como Nika y Karpov que disfrutaban de todos lo gritos de Alena. Es más, esa noche, Nika y karpov estuvieron en la
Oficina de este hasta tarde celebrando que la misión había salido como lo habían planeado, a pesar de los percances, el único que les importaba con vida era El soldado del invierno y ya lo tenían asegurado, congelado, para una nueva misión en el futuro.

—... ¡Salud!...— Dijeron ambos mientras se empinaban una copa de vino.

— No puedo creer que siempre estuvieron juntos ...— dijo Karpov a los pocos minutos.
— Se lo dije...— dijo Nika mientras terminaba de tragar el licor.
—... y que encima lo llamara por su nombre... en verdad se hizo la mosca muerta ...— Insistía karpov.

— Así es...— respondía Nika.
— Pero bueno... yo sé lo dije a su debido tiempo y ahora ya no tendremos esos problemas... yo me puedo hacer cargo de todo...— sonrió Nika.

Lo que está no sabía, es que karpov tenía otros planes para ella.
— No Veronika... no te harás cargo de todo, no olvido que mataste a Grigori sin necesidad de hacerlo... así que... seguirás siendo lo que eres hasta ahora...— Nika trago amargo y miró seria e incómoda.

— Señor... yo-yo lo hice por...—
— No Nika... no hay excusas. Te tomas esa copa y te vas a tu celda— le dijo serio terminándose el ultimo sorbo de vino.

Nika no esperó eso, ella creía que ahora tenia toda la confianza de Karpov, pero no, aunque no se sentía tan decepcionada, pues habían eliminado a ese grupito por completo, ahora solo le falta convencer a karpov de que ella debe hacerse cargo, aunque le tome algunos años.

La Psicóloga de El Soldado del Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora