54.- Sigues siendo mia.

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Entre varios guardias, Ivanov y Alena lo llevaron a la oficina del doctor para chequear sus signos vitales y hacerle un electroencefalograma.

Cuando despertó se quejó por el dolor que le causó en la cabeza la caída.
— Alena..— murmuró buscándola y Alena estaba a su lado tomándole la mano.
— Ey... aquí estoy... está todo bien, sólo te desmayaste...—

James negó aún confundido e insistió.
— No puedo creer que pasaron 5 años... por qué, ¿donde está Karpov?...— preguntó. Alena e Ivanov se miraron y la chica decidió contarle.

—... cuando... cuando te congelaron...— Ivanov la miró y le negó en silencio, evitando que ésta le contara en ese momento que había estado en coma más de 1 año.

— cuando te congelaron Karpov enloqueció, se hundió en el alcohol y ya después no tenía motivos para estar en Hydra, así es que, le dieron su jubilación...— James aún con el ceño fruncido no podía creerlo.

— ¿Cuando fue esto?...— Alena tomó aire y respondió.
— Hace 3 años...— James se quedó acostado, miró hacia arriba y guardó silencio. Ivanov se acercó y le dijo:

— Necesito hacerte un electroencefalograma para ver cómo está la actividad en tu cerebro ...— James lo miró y asintió en silencio.

Comenzaron a prepáralo y Alena besaba su mano, la acariciaba mientras esperaban. James estaba perdido mirando las luces blancas del cielo de la habitación.
—... ey... está todo bien James... estamos aquí... los dos...— le dijo Alena entusiasmada. James la miró y le regaló una corta y fingida sonrisa.

— Lo siento... tengo muchas dudas — le dijo intentando calmar a la chica quien hacía lo posible porque él estuviese calmado.

Después de algunos minutos comenzaron con el examen, debía estar todo en silencio, James acostado, sin moverse. El doctor hizo algunos análisis y luego le dijo:
— James... se que estuviste mucho tiempo dormido, pero necesito que te duermas nuevamente un par de minutos...—

James miró a Alena, luego a Ivanov y asintió. Alena se moría de nervios, quería estar a solas con James para ir de apoco contándole todo, incluyendo lo de Steve, lo del pasado de James, todo lo que ella sabe y que guardo el secreto por tantos años.

A James le costó bastante dormirse, pues estaba muy ansioso, quería estar despierto, quería estar a solas con Alena.

Después de varias horas pudieron terminar con el examen, Alena se había quedado dormida en un rincón, sentada en una silla. Ivanov al ver que James estaba tranquilo, le ordenó descansar a los enfermeros y cuando James ya estaba listo para descansar e irse con Alena, Ivanov le habló.

Mientras quitaba sus guante y se daba media vuelta para tirarlos a la basura dijo:
— Ella sigue aquí solo por ti...— James, mientras estaba sentado en la camilla poniéndose los bototos, escuchó, apretó la mandíbula y continuó en lo suyo.

—Tienen mucho de que hablar, pero tu debes estar tranquilo y entender, sobre todo entender—. James lo miró y asintió.

— Ya llévatela... que imagino que no ha dormido en días...—

James se paro, se acercó a Alena, tocó su rostro, está abrió lento los ojos, la tomó en brazos sin preguntarle y se la llevo.

— Puedo caminar— le dijo ella.
— Shh!— respondió James. La chica se afirmó, lo miró sería, tragó saliva y asintió.

James no dejó de mirarla mientras sus ojos se oscurecían poco a poco, tenerla tan cerca de su cuerpo, sentirla, cargarla, lo estaba matando. Quería apretarla, quitarle la ropa, besarla por cada rincón de su piel. Alena Sabía perfectamente lo que se venía y lo demostró con sus mejillas ruborizadas.

La Psicóloga de El Soldado del Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora