33.- Cumpleaños de Alena.

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Habían pasado algunos días y Alena por fin se había decidido a salir de su celda, iban a almorzar con Grigori.
— ¿Estas segura?...— Alena respiró profundo, su corazón latía fuerte, pero confirmó.
— Segura...— Grigori le sonrió.
— Vamos—

Cuando caminaron por los pasillos, después de mucho tiempo sin hacerlo para Alena, se sentía extraña, muchos recuerdos y también una sensación nueva.

Llegaron al casino y como era de esperar estaba lleno. Todo el mundo miró a Alena, hace mucho tiempo no se veía y todos sabían que ésta tenía un trío amoroso con James y Grigori, entonces las miradas iban hacia Alena, Grigori y James quien comía sentado solo en un rincón del casino pero con una vista panorámica esperando el día que Alena decidiera volver a salir, y bueno, ese día había llegado.

Hubo un poco de silencio incómodo, pero Alena no se achicó, ya no era la chica tímida que había llegado a la base y que no sabía de la vida ni del amor, ahora se sentía más experimentada, más decidida y ya había pasado por cosas horribles en su vida, una mirada más o una mirada menos eran sólo cosquillas en sus dolores.

James cuando la vio, casi devuelve toda la comida de su boca, su estómago se cerró de golpe, su corazón latió tan rápido, que su sangre se subió hasta su cabeza y sus mejillas se sonrojaron. La vio, igual o más hermosa que siempre, ese brillo en el ser de Alena no lo veía hace tanto tiempo, que sus brazos sintieron deseos de abrazarlas y tocarla, luego miró a su alrededor como todo el mundo lo miraban, sonreían y hablaban en voz baja, así que bajó su mirada a su plató y fingió seguir comiendo.

Grigori vio como todo el mundo miraba a Alena y no quería que ella se sintiera mal, así que la abrazó. Eso fue fuego quemando su cuerpo para James, su mano apoyada en la mesa se empuñó de rabia, se paró de golpe y salió del lugar dejando la bandeja en la mesa.

Alena no lo alcanzo a ver, Grigori tapó esa imagen para que la chica no se sintiera incómoda.

James se fue a su celda y en vez de destrozar todo y golpear todo, lloró, lloró desconsoladamente por Alena, ya no podía aguantar el saber que la había perdido, no podía aguantar no saber que ocurría entre ella y Grigori.

Mientras, Alena y su amigo comían tranquilos en el casino, sonreían, conversaban y jugaban, en otro extremo estaba Nika, de brazos y piernas cruzadas, observando los gestos de cada uno, imaginando a James ver esta hermosa escena, deseando que por fin ese grupito se disolviera para seguir con su plan.

Durante el día, Grigori y Alena siguieron su rutina diaria, James por otro lado, atrapado en su mente, decidió hablar con Grigori en el gimnasio, así que esperó a la mañana siguiente para encontrárselo.

Cuando James llegó, Grigori ya estaba en el lugar ejercitándose, este sólo le hizo gesto con la cejas mientras estaba concentrado en sus pesas. James en cambio, se acercó y le dijo de golpe.
— ¿Estas con ella?...— Grigori paró, frunció el ceño y confundido le dijo.
— ¿Perdón?—

James repitió rápidamente.
— ¿Qué si están juntos?— Grigori soltó la pesa, se paró y le dijo.
— ¿Me estás preguntando, si es que tengo algún tipo de relación con Alena?...—
— Si...— respondió james rápidamente.

Grigori sonrió, llevó sus manos a la cintura y le dijo.
— No james... no estamos juntos, ¿por qué crees eso?...— James sintió furia al ver como Grigori reía.
— No es gracioso...—
— No, de hecho, si lo es, es muy gracioso que me preguntes esto...—

James se quedó en silencio, sosteniendo las lágrimas que deseaban salir de sus ojos, con sus puños y mandíbula apretada.
— ¿que?— Preguntó Grigori al ver que James seguía parado ahí.
— ¿Están o no?..— insistió james y Grigori rápidamente respondió.
— Que no James, no estamos. Pero sabes... no estás en derecho de controlar lo que Alena haga, tú mismo dijiste que no la amabas y harto que le ha costado dejar de llorar por ti, ¿sabes?—

La Psicóloga de El Soldado del Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora