47.- 1 año y 4 meses.

517 41 21
                                    

Pasaban los meses y Alena aún se mantenía en coma, Ivanov ponía todo de su parte para mantenerla con vida, a pesar de que no habían indicios de que Alena fuese a despertar.

Nadie podía creer como en una semana, el dolor de perder a seres queridos, el físico, emocional y psicológico arruinará de tal manera la vida de una joven y sana mujer.

Alena, a pesar de su estado, su mente seguía viva, sus recuerdos estaban intactos y al estar en ese sueño profundo podía imaginar una vida con james.

Nika se había hecho cargo de Alpine, quien después  de la muerte de su tío, la desaparición de su padre y el coma de su madre, se había convertido en una gatita triste, que no comía y se mantenía acostada todo el día, maullaba en la noche sin poder dormir, nadie sabía lo que Alpine realmente sentía, pero de solo mirarle sus ojos azules, se podía notar el dolor de la soledad. Su única distracción era Nika, quien jamás tuvo malas intensiones con Alpine.

Nika no podía dejar de pensar en Alena, se sentía fatal, le dio mil vueltas a todo lo sucedido, a todos sus propósito, llegando a la conclusión que había sido una persona mala, solo por tener poder. Nika deseaba que Alena estuviera despierta para pedirle perdón, pero el tiempo pasaba y Alena se convertía en un adorno, en un mueble, en algo que estaba ahí,
Pero casi sin vida.

Karpov como era de esperar se hundió en el alcohol, a tal nivel que esa base de Hydra pronto cerraría por culpa de general, la única salvación por ahora era Alexander Pierce, quien estaba muy interesado en el soldado del
Invierno.

James no sabía nada, ni si quiera sabía de su propia existencia, estaba congelado, varios metros bajo tierra, manteniendo su juventud y su cutis, con el tiempo detenido, con los sueños y deseos estancados, sin imaginar cuando iba a volver a sentir el calor del sol.


                                          🦾


Había pasado más de 1 año, en la base pocos quedaban, varios súpersoldados habían sido congelados para futuras misiones, misiones que nunca más iban a volver. Karpov se había vuelto viejo, seguía bebiendo, se había convertido en un alcoholico.

Por órdenes de Malik, Nika era la encargada de la base, ella había mostrado una conducta intachable desde aquel día horroroso y Malik consideró que en la única persona que podía confiar para mantener la base en pie, era ella.

Nika había cambiado completamente, era mucho más comprensiva, mucho más callada y pensativa, ya no era la Nika que todo el mundo había conocido ahí adentro, esta nueva nika estaba arrepentida de sus acciones del pasado y haría lo correcto para remediarlo.

Un día, Ivanov estaba en la habitación en donde estaba Alena en coma, haciendo el chequeo matutino, se acercó a las máquinas y pudo notar un cambio en los latidos del corazón y en los resultados de los electroencefalogramas que se hacían constantemente.

Se acercó más para chequear, revisó con precaución, su corazón latió fuerte, sintió esperanza. Rodeó la camilla para acercarse a Alena, tocó su mano, su frente, se acercó a ella para escuchar algo. Sus labios dibujaban una sonrisa esperanzadora, se quedó ahí por varios segundos, sin tener otro indicio, cundo su sonrisa se fue borrando lentamente, decidió volver en si.

Aún apoyando las manos en la camilla de Alena, este se quedó pensando, mirando un punto fijo, dándole mil vueltas a lo que hacía periódicamente con Alena, se paró y de repente siente un suave, muy sutil, casi silencioso carraspeo, miró rápidamente a Alena con una expresión de horror, pues no sabía si se lo había imaginado.

Se quedó congelado mirando, de repente, los dedos de Alena se movieron sutilmente e Ivanov soltó la angustia de su ser. Volvió a acercarse y le susurró expectante.

— Alena...— Se quedó en silencio mirándola, observando detalladamente cada músculo del rostro de la chica y ahí venía el primer movimiento de esta.

Alena rodó los ojos, aún con estos cerrados, pero pudo notar el relieve de su retina rosar con la delgada piel de su párpado.

Ivanov transpiraba con una sonrisa nerviosa en sus labios, esperando más, restregando sus ojos para confirmar que lo que estaba mirando era real .

Bajó a mirar su nariz y Alena hacia sutiles movimientos, antes de bajar a su boca, la chica soltó un pesado y agotado.
—... James...— casi inaudible.

Ivanov tomó rápidamente la mano de la chica y comenzó a llorar de emoción, después de 1 año, 4 meses, 2 semanas y 4 días, Alena había vuelto, Alena había dejado el coma.

— ¡Alena!... Alena soy el doctor Ivanov...— Este movía la mano de Alena mientras se iba parando lento pero con entusiasmo.

Alena negaba e intentaba abrir lo ojos, pero le costaba. Mientras la chica hacía todo lo humanamente posible por hacer algún movimiento más grande, Ivanov se paró rápido y se acercó a la puerta, para luego gritar.

— ¡DESPERTÓ!... ¡ALENA DESPERTÓ!—Mientras de sus ojos caían lágrimas de felicidad.

Volvió rápido donde Alena, se acercó a las máquinas para chequear que todo estuviera en orden, Alena movía lentamente los dedos e intentaba formar palabras, pero era casi imposible.

Como una máquina oxidada sin usarse por mucho tiempo, trancada por el desuso y el olvido, así mismo estaba Alena, debía ir lento.

— Alena... tranquila... tómalo con tiempo...— le susurraba Ivanov tomando su mano.

En eso comienzan a llegar lo demás doctores, desesperados por chequear los signos vitales de Alena, luego Nika con Alpine en brazos, quedando en Shock en el marco de la puerta, emocionada de saber que Alena había sobrevivido a ese coma, luego algunos guardias sorprendidos, sin poder creer que después de 1 año en coma, la psicóloga del soldado del Invierno volvía a abrir los ojos.

Luego apareció Malik, sonriéndole a Nika, asintiendo, haciendo un gesto de "Te lo dije" y finalmente Karpov, casi arrastrándose por las Paredes.
— ¡DESPERTÓ!...— Balbuceó borracho. Malik sin mirarlo, pero con un gesto de desagrado, ordenó a los guardias.
— Llévenselo...—

Mientras los otros doctores chequeaban las máquinas que mantenían con vida a Alena, Ivanov tomaba la mano de Alena y está la apretaba. Él no podía dejar de pensar en cómo le diría que estuvo en coma y que James estaba congelado, pero por ahora, era felicidad saber que Alena había vuelto.

La Psicóloga de El Soldado del Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora