59.- Caida de Hydra.

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Cuando reiniciaron el cerebro de James, este quedó completamente agotado, lo llevaron a una habitación de recuperación, Pierce entró a la oficina donde estaba Ivanov, Alena y Nika, junto con otros soldado, cuando entró por esta puerta, el rostro se le cayó.

Nika muerta en el piso, Alena llorando Ida en el suelo, los soldados alertas a Alena, Ivanov al lado de Nika.

— ¡QUÉ MIERDA ES ESTO!— gritó Pierce.

El doctor Ivanov tartamudeó, arregló sus lentes y miró a Alena. Pierce se acercó a la desconsolada Alena y le dijo:
— Eres una estupida. Llévensela a una de las habitaciones.— le indico  algunos soldados.

Alena miró a Pierce y murmuró:
— James... donde está James...—

Pierce no dejó de mirarla mientras los soldado la tomaban y casi la arrastraban a la puerta, cuando pasó por el lado de él, este le dijo:
— No existe James Alena...—

Alena nuevamente cayó en su llanto y comenzó a gritar con fuerza. Finalmente la abandonaron en una habitación. La chica lloró, sin saber de james, sin saber que pasara con ella, Alena solo quería morir.

Por otro lado, el soldado ya estaba repuesto, olvidó todo, todo su pasado nuevamente, lo único que no pudo olvidar fue el rostro de Steve, si, de su amigo, que por su puesto el no sabía porque no lo podía olvidar, el solo recordaba que ese hombre le dijo "Bucky".

Alena no sabe que para los recuerdos de James ella jamás existió, no existe ni un pedazo de conciencia que recuerde a su psicóloga, a la joven y tímida chica de lentes, nada, James ni si quiera se sentía con tristeza, el solo sentía curiosidad y deseos de que todo se acabara luego, para que lo congelaran nuevamente y tal vez un día despertar y ya no tener que ser un servidor de Hydra.

Al otro día, temprano, tenían preparado al soldado para continuar con su misión. Pierce llegó a la zona de preparación, se acercó al soldado, quien estaba con su mirada perdida al centro y le dijo:

— Espero que esta vez no se te escape soldado, eres importante para esta misión, es importante que lo acabes.— El soldado asintió y respondió:
— Preparado—.

Alena estuvo toda la noche despierta, perdida, perdida en sus recuerdos, en su dolor, buscando formas de acabar con su vida de una, pero le era imposible sin saber primero que pasaría con James.

Se acercó a la puerta sin saber cuánto tiempo había pasado y golpeó sin fuerza.
— Ya sáquenme...— pero nadie respondió, de hecho, no había nadie custodiando su puerta.
— ¿Hay alguien?— Pero no tuvo respuesta.

Pierce habló con Ivanov y le dijo que él debía partir para terminar con la otra parte de la misión, que estuviera atento porque en cuanto llegara el soldado sería congelado nuevamente, debían cuidarlo.

Cuando iba saliendo, paró, giró sobre sus talones y le dijo:
— Que nadie le abra a Alena hasta que yo llegue...— Ivanov asintió y respondió:
— Si señor...—

Pierce se dirigió a su oficina para tener la reunión con agentes de la ONU, tenía todo planeado, pero no sabía lo engañado que estaba siendo.

Soldados custodiaban todo el edificio, otros volaban al rededor de este y algunos en la base esperando el gran golpe. El único soldado que fue solo a su misión fue James.

Cuando llegó vio el rostro del chico que vio el día anterior en la misión, quien le dijo "Bucky", estaba de pie, con su escudo, su traje, a 5 metros de James, con una postura firme y atenta.

James sintió algo en su pecho, sus ojos se aguaron de ver el rostro de ese chico, no entendía porque, eso lo frustraba y le daban ganas de responder a esas emociones con violencia y así fue como actuó.

La Psicóloga de El Soldado del Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora