20.- La Psicóloga de James.

867 58 41
                                    



Durante la noche, alguien tocó la puerta de Nika.
— ¿quién?— preguntó está nerviosa y silenciosa.

Hubo silencio por varios segundos y antes de volver a preguntar, respondió quien estaba detrás de la puerta.
—... Boris...—

Nika escuchó y sonrió, ella sabía que este tarde o temprano llegaría nuevamente a buscarla.

Nika abrió y Boris miraba al piso.
— ¿Qué quieres?— preguntó en seco.
— Necesito que hablemos —.
— Ok... pasa...—

Boris entró y Nika cerró la puerta para luego girar y quedarse ahí cruzada de brazos, frente a él.
— ... Hagámoslo...— Dijo Boris.

Nika se sentía feliz de escuchar eso, pero no lo demostró, es más, se hizo la molesta.
— ... ¿ahora quieres?... ¿después de como me trataste?—
— ¡Ay Nika! por favor, tú me haz tratado peor—.
— Y ¿por qué ahora quieres hacerlo?—

Boris tomó aire y se sentó en la cama de Nika, su rostro se entristeció y comenzó a explicar con la voz un tanto quebrada.
— Ayer los vi ... y vi lo peor, no soportó que ese imbecil esté con ella—

Nika giró sus ojos y se acercó.
— Yo también vi y todo, la verdad, no me interesa el amor del soldado, solo quiero joder a esa mosca muerta y ya...—

Ambos se miraron y Boris le estrechó la mano.
— ¿Equipo de nuevo?— ella aún de brazos cruzados miró despectivamente la mano de Boris para luego decir:
— con una condición...—
— La que quieras...—
— Me debes obedecer en todo—

Boris giró los ojos y respondió.
— Ok Nika...—

Ella se tiro encima de Boris y lo abrazo.
— Te extrañé imbecil —
Boris sonrió y respondió con un abrazo.

La chica se paró y le dijo.
— Ya tengo todo listo querido compañero ...—
— Ah ¿si?, ¿me explicas?—

Ahí se quedaron hablando por algunos minutos, poniéndolo al día sobre el plan macabro que Nika ya tenía casi listo, Boris escuchó atento, habían cosas de las cuales él no estaba de acuerdo, pero ya no iba a ir en contra de Nika.

🦾

Al otro día, Alena se despertó temprano para su cita diaria mañanera con James.
Al llegar, este dejaba la puerta sin seguro en la noche, le gustaba que Alena lo despertara.

Ella entró lento y despacio, se acercó, sacó sus zapatos y delantal, para luego meterse a la cama de James.

El chico estaba dándole la espalda y había bastante espacio para que Alena se metiera. Al acostarse, abrazó la espalda de James enterrando su mejilla en esta.

James sintió que una suaves y pequeñas manos envolvían su tronco, despertó, sin abrir los ojos, dando una sonrisa y de inmediato recordó que su chica lo visitaba todas la mañanas.

Mientras se giraba para abrazar a Alena, murmuró con los ojos cerrados
— ¡Ey!... llegaste...— sonriendo.

Alena tenía una sonrisa enorme en su rostro al sentir como James se giraba para abrazarla.

Él la abrazó con fuerza y aspiró el aroma de su cabello.
—... tu olor es tan ... tan afrodisíaco— murmuró con los ojos cerrados y una voz ronca.

Alena aún sonreía esperando que este abriera sus ojos, pero al parecer tenía mucho sueño, pasaron un par de segundo y Alena le habló.

— James... despierta, te vine a ver. Si no, mejor me voy a hacer todo lo que debo hacer en mi día— Vaciló sabiendo que este abriría de inmediato los ojos.

La Psicóloga de El Soldado del Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora