Capítulo 80

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Los ángeles caían del cielo mientras que las nubes se trozaban ante el reclamo de los dioses, los demonios se culminaron en sus castigos del inframundo.

Se entendía que era el final de todo universo.

Entre las cenizas se levantaban los humanos, con sangre, golpes, lecciones, pero su escudo, su traje, su lealtad eran alzadas sobre el comienzo de la existencia golpeando así a toda aquella oscuridad.

Sus corazones brillaron.
Sus almas se juntaron.

Mostrando su valentía, su respeto, su amor y lealtad.

Los héroes renacian del mal acumulado, esperando a ser escuchados, conseguir la victoria y tal vez...comer entre el desorden.

Ellos eran los Vengadores.

Unos simples humanos.
Unos simples Héroes.

Comenzaba a sentir mis extremidades ser oprimidas por el dolor inmenso, mi cabeza mantenia duras punzadas, el sonido se extorsionaba con un sumbido agudo.

Sentía un metal frío sobar mi frente quitando el cabello que estorbaba mi vista.

Abría los ojos con dificultad tratando de hablar, solo miré aquel artefacto metálico mostrando felicidad al verme bien, abría y cerraba las pinzas ladeando ellas mismas de un lado a otro.

Mi querido amigo, babas.

-Estoy bien- Musite con dolor- Sabes que costará trabajo para pasar a la otra vida- Bromeaba mostrando muecas de quejidos al tratar de moverme.

El amigo metálico consigui mover más sus piezas viniendo hacía mi, mostrando su gravedad en algunas partes de su cuerpo manteniendo cables por fuera, algunas chispas mostrando su brillo en donde estabamos.

-No, no te muevas o te dañaras más- Pedía.

El se mantuvo quieto en el momento que me escuchó.

Cuando mis cinco sentidos se conectaron, mi vista fue dirigida a mi cuerpo buscando la razón del porque no concedía moverme.

-No, no, no- Repetía agudamente pensando en lo peor.

Me encontraba poca abajo, por lo que tenía menos vista.

No lograba sentir mi cuerpo, solo sentía que estaba pesado e inmóvil.

-Angente Jones- Escuché por lo lejos, aquella voz suave con el increible acento ruso.

Traté de averiguar donde provenía la voz, hasta que habían unos pies frente a mi.
-Es hora de levantarte- Pidió amablemente.

-No eres real- Cerré los ojos con fuerza sintiendo el nudo inmenso en mi garganta.

-Tal vez no sea real, pero el mundo de allá fuera tal vez si lo sea- Declaró con un suspiro observando por un pequeño hoyo entre los escombros.

Se sentó a mi lado, acarició mi frente hasta llegar a mi mejilla sonriendo dulcemente.
-Yo también te extraño- Mascullo con tristeza.

-Nat, tengo tantas cosas que decirte- Suspire profundamente sintiendo la formación de un nudo en mi garganta.
-No tienes nada que decirme, tienes que levantarte y continuar con la misión.
-No puedo hacerlo sin ti- Reproche en un hilo de voz dejando caer una lágrima por mi mejilla.
-Vamos Mary, hemos hecho esto ya- Murmuró sacando una diminuta risa.
-Saliste de tu oscuridad, conociste y viviste, luchaste por tu perdón, lograste casarte con el hombre de tus pesadillas- Bromeó.
-No siempre estuve para ti, pero siempre estuve aquí- Señaló mi cabeza- Como ahora mismo lo estoy- Añadió eliminando las sonrisas.
-Yo nunca me iré, me quedaré en tu corazón hasta que tu lo permitas.

sᴏʟᴅᴀᴅᴏ ᴅᴇʟ ɪɴᴠɪᴇʀɴᴏ | ᴛᴏɴʏ sᴛᴀʀᴋ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora